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“Acosar y difamar al periodismo significa otro desprecio a la democracia”

Estamos hoy aquí para destacar la trayectoria de tres periodistas incomparables. Uno de ellos, Jorge Lanata, lamentablemente nos dejó hace poco más de cinco meses. Lanata fue nombrado académico...

“Acosar y difamar al periodismo significa otro desprecio a la democracia”

Estamos hoy aquí para destacar la trayectoria de tres periodistas incomparables. Uno de ellos, Jorge Lanata, lamentablemente nos dejó hace poco más de cinco meses. Lanata fue nombrado académico...

Estamos hoy aquí para destacar la trayectoria de tres periodistas incomparables. Uno de ellos, Jorge Lanata, lamentablemente nos dejó hace poco más de cinco meses. Lanata fue nombrado académico honorario por esta Academia en septiembre del año pasado junto a Mónica Cahen D’Anvers. Son los únicos dos periodistas que tienen el rango de académicos honorarios. Lanata, el fundador de Página 12, del diario Crítica y de la revista Veintitrés y dueño de un estilo propio para hace radio y televisión, ya estaba internado en aquel momento, pero estábamos seguros de que ese viejo gladiador se recuperaría y tendríamos la oportunidad de entregarle su diploma en persona. Desgraciadamente, no fue así.

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Estamos aquí también para entregarles el premio Pluma de Honor, la distinción más importante que otorga la Academia Nacional de Periodismo, a Leila Guerriero y a Jorge Fernández Díaz. Antes quiero destacar que todo lo que sucede tiene un contexto. Y hoy estamos reunidos en este acto público de la Academia Nacional de Periodismo, uno de los pocos actos públicos que organiza la Academia, cuando la prensa está siendo hostigada casi diariamente por el gobierno de turno y, en especial, por el presidente de la Nación. La Academia Nacional de Periodismo le hace llegar nuevamente su solidaridad a todos los colegas agredidos verbalmente, calumniados e insultados. Hay registros de que el gobierno actual agredió al periodismo con las palabras en un mes más que en cualquier otro mes en los 40 años de democracia. Basta. Ya es demasiado.

El Gobierno y el presidente en particular tienen el derecho de aclarar o desmentir una información falsa. Cómo no. El periodismo también se equivoca porque es perfectible por naturaleza. Pero no se trata de esa natural y tensa convivencia entre el poder y la prensa lo que estamos viviendo ahora. Existe una estrategia fácilmente comprobable para enfrentar a la sociedad con el periodismo independiente. De esa estrategia se ha excluido al periodismo que milita en distintos bandos, incluido el más opositor al Gobierno. El objetivo casi exclusivo y excluyente es el periodismo independiente porque ese es el periodismo más creíble para la mayoría de la sociedad.

Acosar y difamar al periodismo significa otro desprecio a las instituciones de la democracia. No puede existir una sociedad libre si no está debidamente informada. No puede existir una república auténtica sin un periodismo libre.

La comprobación de que populismos autoritarios se están imponiendo en países de Occidente con larga tradición democrática no puede justificar las transgresiones argentinas. Debemos luchar, por lo tanto, para que no sigamos formando parte de esas excepciones en el mundo. Porque a pesar de todo en la mayoría de los países occidentales se ejerce libremente el periodismo, aunque una de las más destacadas excepciones a esa regla ocurra donde está, o estaba, la democracia más respetada del mundo.

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Muchos se preguntan qué debemos hacer ante un hostigamiento insistente y sorpresivo. Tenemos desde ya el derecho a la protesta, el derecho a reclamar respeto a nuestra profesión y a nuestras personas. Pero la mejor respuesta será siempre el ejercicio responsable del periodismo. No podemos estar solo pendientes de una pelea que no la iniciamos ni nos gusta, porque descuidaremos en ese caso nuestra misión fundamental en la vida, que es contarle a la sociedad las cosas que el poder no quiere que sepa. Nuestra misión esencial es informar, discernir entre los importante y lo anecdótico, acompañar la información con el análisis de la información. Nuestra misión no será nunca entretenernos con peleas que solo les importan a muy pocos.

Y debemos tener en cuenta que esa estrategia oficial en marcha no aplica una censura directa. No conozco, al menos, que haya habido actos de censura claros y explícitos. Pero se busca algo peor que la censura: la autocensura, provocada por el temor a la agresión y al escrache presidencial. Muchos colegas pueden preferir callar antes que verse convertidos en objetivos de las insultantes descalificaciones de quien ejerce la más alta magistratura de la Nación. Por eso, desde aquí le decimos al señor presidente de la Nación, con el mayor de los respetos a su investidura: no existe la libertad, señor presidente, si no existe un periodismo libre que pueda trabajar con tranquilidad.

Vemos también con preocupación la indiferencia de muchos sectores sociales frente a las agresiones al periodismo. Este silencio que aturde incluye a los dirigentes políticos de casi todos los partidos, a los dirigentes empresarios y sindicales y a los líderes religiosos del país. Claro que hay excepciones, pero son muy pocas y muy solitarias. Y hay también conversos: políticos que antes defendían la libertad del periodismo cuando era agredido por otra facción política, y que ahora se suman al coro de los que ofenden al periodismo desde el poder. A esos conversos le decimos que el periodismo no dudará en defenderlos a ellos cuando les llegue a ellos la hora de que los maltraten.

El premio Pluma de Honor correspondiente al año 2024 le fue otorgado por la Academia a la periodista Leila Guerriero, dueña de una de las mejores prosas argentinas. Es tan buena escribiendo que ya casi no nos pertenece. Sus columnas y crónicas se publican en el diario El País de Madrid, pero podemos leer sus libros, en ellos están su escritura deslumbrante y también su permanente y ejemplar trabajo de investigación.

La Pluma de Honor 2025 le fue otorgada a Jorge Fernández Díaz. Es el único periodista argentino que en cinco meses recibió tres premios destacados por su obra: en enero le entregaron el España el Premio Nadal, uno de los más importantes de la literatura hispanoamericana. Hace pocos días fue distinguido, también en España, con el premio Mariano de Cavia al periodismo que es uno de los premios más importantes de habla hispana. Pero antes, en su sesión del 21 de mayo pasado, la Academia Nacional de Periodismo decidió entregarle el premio Pluma de Honor, que distingue a los que defienden la libertad de expresión en general y a la de prensa en particular y que también promueven la sana convivencia democrática, aún con las inevitables y necesarias disidencias.

Permítanme hacer una reflexión final a mis colegas y amigos, los periodistas. No nos olvidemos del periodismo, porque la sociedad espera de nosotros que le proporcionemos información veraz y un análisis justo. No nos olvidemos de la honestidad personal e intelectual, porque la autoridad moral es el requisito básico de nuestra profesión si queremos informar y que nos crean. No nos olvidemos de hurgar hasta encontrar lo que el poder, cualquier poder, quiere esconder. No nos olvidemos de la humildad, porque el protagonismo y la soberbia son los asesinos del periodismo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/acosar-y-difamar-al-periodismo-significa-otro-desprecio-a-la-democracia-nid05062025/

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