Adaptarse o quedarse atrás: el desafío de subsistir en el ecosistema de la IA
Quién se queda. Quién se va. Ese es un poco el dilema que se está viviendo en el corazón de las organizaciones hoy en día debido al avance dominante de la inteligencia artificial. Nadie tiene ...
Quién se queda. Quién se va. Ese es un poco el dilema que se está viviendo en el corazón de las organizaciones hoy en día debido al avance dominante de la inteligencia artificial. Nadie tiene una definición exacta de qué va a suceder dentro del mercado laboral —eso sería futurología—, pero sí hay ciertos diagnósticos que pueden ser favorables para que cada uno se vaya preparando.
Así se planteó en la conferencia Business Transformation, organizada por AmCham esta mañana en el Alvear Icon Hotel. Con la participación de referentes clave de la industria, el evento reunió distintos paneles que abordaron los desafíos que tienen las empresas para innovar. Alejandro Díaz, director ejecutivo de AmCham Argentina, señaló en su apertura que hoy la competitividad de cada empresa va a estar en la capacidad de innovar a través de nuevas tecnologías. “Un elemento clave en esta ecuación es la gente y cómo se van a adecuar a esta estructura”, dijo.
La gran pregunta es cómo una empresa logra innovar. Luis Guastini, director general y presidente de ManpowerGroup Argentina, comentó que hoy se perdieron los puntos de referencia. “Nos acostumbramos a tomar decisiones en relación al éxito de otros. Hoy, eso, con la inteligencia artificial, no está”, explicó. La clave, según el experto, está en cambiar la cultura de la organización —aunque esta haya sido concebida para permanecer. “Los líderes están desesperados por innovar, pero muchas veces no tienen la capacidad para poder hacer la transformación necesaria”, agregó.
Y aunque se nombre mucho, del dicho al hecho hay un largo trecho. Santiago Bilinkis, creador digital, tecnólogo y divulgador, dijo que cada vez que hace una conferencia pregunta cuánta gente conoce en profundidad ciertas herramientas de inteligencia artificial. En su audiencia más capacitada, el 66% no demostró un conocimiento sofisticado sobre ciertas plataformas. La adquisición y la educación con respecto a estas herramientas no crece a la par de la magnitud de la revolución. “Tenemos algo que se mueve rápido y organizaciones que se anclan en el piso”, dijo.
Sobre esto, agregó que allí, en ese estancamiento, es donde nacen las startups, aquellas pequeñas organizaciones sin miedo al riesgo. Google, ejemplificó, no sacó su chatbot de inteligencia artificial hasta después de OpenAI por un temor de mercado y, en efecto, logró ser superado por una empresa que hace tres años nadie conocía. “Es una moraleja muy fuerte. Vamos a tener que cambiar el nivel de riesgo que estamos dispuestos a tomar. Si no, vamos a ser historia”, comentó.
Para eso, Ina Mainetti, SVP de Global Solutions & Delivery en Aditi Consulting, propuso dejar de lado las visiones idealizadas sobre la inteligencia artificial y adoptar un enfoque mucho más pragmático. No se trata de imaginar futuros abstractos, sino de identificar con claridad dónde la IA puede sumar valor real en el presente. “Hay muchas cosas que hoy sabemos de la tecnología que ya pueden agregar un valor inmenso a las empresas”, remarcó. La IA, aseguró, puede acelerar el desarrollo de software de forma concreta, pero para que eso ocurra es fundamental definir métricas precisas que ayuden a entender en qué áreas está generando valor.
La otra gran incógnita pasa por el talento y su capacidad para adaptarse a las necesidades de los equipos. En esta línea, Matías Badano, fundador y director ejecutivo de Apolo Biotech, planteó que hoy hay que dejar de lado la relevancia de las habilidades blandas, que antes estaban establecidas como prioridades. “Hay que ser cada vez más especialista en la movida generalista que se está gestando”, especificó.
Aunque hoy hay una ola de despidos atacando al sector y la preocupación dentro de los puestos más junior crece —Globant reestructuró y dejó afuera al 3% de su plantilla—, según Bilinkis, la inteligencia artificial no viene a quitarnos los trabajos: eso lo hacemos nosotros solos con la resistencia. “El que te desplaza son los competidores, no la tecnología”, aseguró. Sobre los puestos más iniciales, Mainetti presentó un desacuerdo frente a esta extinción de los roles iniciales y remarcó su importancia en la pirámide a través de la capacitación.
El acceso democratizado y la interfaz amigable que tiene la inteligencia artificial hace que no saber usar esta herramienta sea una excusa personal. “Todos tenemos en la palma de la mano la posibilidad”, especificó Inés Nosetti, Data & AI managing director en Accenture. “Hay que animarse y aprender. Sacar el freno de mano que nos ponemos nosotros mismos”, manifestó. Sin embargo, destacó que hay que dejar de verlo como una solución, sino más como un medio para nuestro fin. “Lo más importante es saber qué preguntas queremos hacer, entender cuál es el problema que queremos resolver”, expresó.
En esta transformación, Tomás Balmaceda, filósofo y profesor en la Universidad de San Andrés especializado en IA, propone repensar una idea central del mundo laboral: el mérito. Confesó que, incluso siendo un entusiasta de la tecnología, no puede evitar sentir que está haciendo trampa cada vez que usa herramientas como ChatGPT. “Las cosas que requieren esfuerzo son las valiosas. Y estos dispositivos nos sugieren que no hagamos tanto esfuerzo”, reflexionó. Balmaceda advierte que el verdadero desafío no es técnico, sino existencial: entender qué es lo que nos hace propiamente humanos y cómo redefinir nuestro valor frente a esta nueva forma de productividad.
La Argentina, buscando su lugarLa Argentina hoy no definió una agenda concreta en inteligencia artificial, según Lorena Zicker, gerente regional del Sector Público para el Cono Sur en Amazon Web Services. “La inteligencia artificial ya está. La transformación ya sucedió. Tenemos que construir sobre eso”, dijo en relación al país. Díaz también adhirió a una necesidad de innovar, pero destacó que la Argentina ya está yendo en la dirección correcta, más allá de los ajustes que tenga que hacer la administración.
Desde Río Negro, Luis Ayestarán, presidente de ALTEC, destacó el avance de un ambicioso plan de modernización del Estado, que incluye conectividad y formación en áreas clave como minería y tecnología nuclear. En Mendoza, Rodolfo Vargas Arizu habló del fortalecimiento del ecosistema tecnológico local y del trabajo conjunto con el sector educativo para formar el talento que la industria demanda. Córdoba, por su parte, busca posicionarse como un polo de innovación con herramientas públicas que acompañen el desarrollo de soluciones productivas, según explicó Pablo de Chiara. Aunque con realidades distintas, todas coinciden en un mismo objetivo: que la inteligencia artificial no sea solo una tendencia global, sino una oportunidad concreta para el desarrollo local.