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Ángel Di María y Boca: de posible reemplazo de Riquelme con Russo como DT a rival en el Mundial de Clubes

MIAMI.- (Enviado especial). Ángel Di María rompió otra pared. La primera se vino abajo en el Maracaná, cuando le picó la pelota a Ederson y desató un grito contenido por años. Ese día, con ...

Ángel Di María y Boca: de posible reemplazo de Riquelme con Russo como DT a rival en el Mundial de Clubes

MIAMI.- (Enviado especial). Ángel Di María rompió otra pared. La primera se vino abajo en el Maracaná, cuando le picó la pelota a Ederson y desató un grito contenido por años. Ese día, con ...

MIAMI.- (Enviado especial). Ángel Di María rompió otra pared. La primera se vino abajo en el Maracaná, cuando le picó la pelota a Ederson y desató un grito contenido por años. Ese día, con la voz entrecortada, dijo que por fin se había roto el muro. Hablaba del suyo, claro: el de las críticas, el de las lesiones inoportunas, el de los que lo señalaban más por lo que no había hecho que por lo que estaba haciendo. Pero también hablaba del otro muro, el más pesado, el que arrastraba toda una generación: el de una selección que no podía coronarse, que se caía en la última piedra. Ese también se rompió aquella noche. Y desde entonces, Di María no dejó de tirar paredes.

Hoy, en el tramo final de una carrera brillante, derriba otra más difícil todavía: la que separa a los ídolos de la camiseta. Porque Fideo logró lo que parecía imposible: que lo quieran todos. Que lo aplaudan los de River, los de Boca, los de Racing, los de Independiente, que no importe el club. Y que en Miami, donde está por comenzar una nueva aventura, hinchas con camisetas de todos los colores se acerquen para verlo de cerca, como cuando brillaba con la celeste y blanca.

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En la jornada inaugural del Grupo C del Mundial de Clubes, el Hard Rock Stadium será el punto de partida para Boca y Benfica. Para los de la Ribera será el intento de reescribir una historia que no se actualiza desde 2003, la última vez que gritaron campeones del mundo. Para Di María, en cambio, este torneo también tiene un sabor especial. Ganó la Champions League con el Real Madrid en 2014, pero no disputó el Mundial de Clubes de ese año: había emigrado al Manchester United meses antes. Lo curioso es que, mucho antes de eso, estuvo más cerca de jugar ese certamen… pero con la camiseta de Boca.

Pocos lo recuerdan, pero en 2007 Di María fue protagonista de una negociación que, de haberse cerrado, lo habría convertido en la segunda incorporación más costosa de la historia de Boca. El equipo acababa de consagrarse en la Copa Libertadores con Juan Román Riquelme como emblema. El ídolo había regresado a préstamo desde Villarreal y su nivel fue tan descomunal que la dirigencia intentó comprar su pase para afrontar el torneo local y la cita internacional en Japón. Pero no lo logró. Sin Román, y con la ilusión intacta, Boca salió en busca de una nueva figura: un zurdo flaco, atrevido, que venía de brillar en el Sudamericano Sub 20 y que una tarde en la Bombonera había deslumbrado a todos.

Fue el 19 de febrero de 2007, en la noche del regreso de Riquelme a la Bombonera tras cinco años en Europa. Boca y Rosario Central empataron 1 a 1, pero el partido tuvo un protagonista inesperado: un juvenil flaco y eléctrico que dejó una impresión imborrable con su talento. Ángel Di María acarició la pelota como si la tuviera atada, le tiró un caño inolvidable a Hugo Ibarra y transformó un partido discreto en un show personal. Al día siguiente, LA NACION escribió: “Es una alegría advertir que se pueden generar valores como el pibe Di María, cuya zurda es de las más interesantes que se han visto en los últimos tiempos. Ibarra y Maidana pueden dar fe de eso”.

Mientras eso sucedía, River ya se había asegurado la prioridad de compra del jugador como parte de las negociaciones por Marco Ruben, Cristian Villagra y el arquero Juan Ojeda. A pesar de eso, el precio resultaba demasiado elevado para sus posibilidades. Por su parte, Boca, con las arcas llenas tras la venta de Fernando Gago al Real Madrid, decidió avanzar con fuerza. Ofreció 6,5 millones de dólares por el 100% del pase, una cifra inaudita para el fútbol local. Fideo dio el sí y las dirigencias negociaron; el acuerdo parecía sellado. Hasta que todo se cayó de golpe.

Central estaba en concurso preventivo. La jueza Liliana Giorgetti, que supervisaba la situación financiera del club, intervino, destituyó al presidente Pablo Scarabino y nombró un veedor judicial. El motivo: la dirigencia no había utilizado los fondos de las últimas ventas según lo establecido. La operación se frenó en seco.

“Lo normal era que me fuera a Boca, pero apareció Benfica y Central estaba con problemas económicos. La jueza dijo que si me iba, tenía que ser al exterior, porque así ingresaban euros y era la única forma de salvar al club. Por eso me fui a Europa”, contó Di María años más tarde, en charla con TyC Sports.

Carlos Ischia, entrenador de Central en 2007, recuerda aquella etapa con claridad: “Angelito se ilusionó tanto con la chance de jugar en Boca que tuve que convencerlo a él y a su papá, Miguel, para que aceptaran la oferta de Portugal. Cuando subió a Primera, jugaba de lateral-volante por la izquierda, pero físicamente no estaba para hacer ese recorrido. Lo vi parar la pelota y supe que tenía algo especial. Le pregunté si se animaba a jugar más adelante y, al responderme que sí, lo puse de enganche junto a Damián Díaz. Jugó espectacular y lo vendimos a Benfica por un monto superior al que había ofrecido Boca. Para mí, no había dudas: iba a ser un crack y su futuro estaba en Europa”.

Angelito partió a Lisboa junto a su compañero Andrés Díaz. Entre ambas operaciones ingresaron más de seis millones de euros para Central: 5.500.000 por el 80% del pase de Di María, y el resto por Díaz. Cinco meses más tarde, el Boca de Miguel Russo perdió 4 a 2 con el Milan de Carlos Ancelotti en la final del Mundial de Clubes, sin Riquelme -apartado en Villarreal- ni Di María, que ya daba sus primeros pasos firmes en el Viejo Continente.

En 2008, Román y Fideo compartieron el oro en los Juegos Olímpicos de Beijing: el primero como capitán, el segundo como héroe de la final ante Nigeria, tras un pase quirúrgico de Lionel Messi. Años después, antes del Mundial de Rusia, Boca volvió a tentar a Di María con una cesión corta hasta el final de la Copa Libertadores, pero él decidió quedarse en París. En 2022, cuando quedó libre del PSG, Riquelme lo volvió a llamar. Esta vez, la respuesta fue definitiva: en el fútbol argentino, solo vestiría los colores de Central. Ángel ya arregló su llegada al club rosarino para incorporarse una vez finalizado el Mundial de Clubes. Ahora, el reencuentro será en Miami, donde Di María jugará con Benfica, Messi brilla en Inter Miami y Riquelme preside Boca, cada uno en un rol distinto, pero unidos por la historia.

Este lunes, en el mismo estadio donde disputó su último partido con la selección, Di María se medirá por segunda vez ante Boca. Un club al que estuvo muy cerca de llegar, pero que finalmente no fue parte de su camino. Sin embargo, rompió paredes que otros no pudieron y se ganó el respeto y la admiración más allá de los colores.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/angel-di-maria-y-boca-de-posible-reemplazo-de-riquelme-con-russo-como-dt-a-rival-en-el-mundial-de-nid16062025/

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