Avance: el convenio que busca cambiar la vida de unos 90 animales encerrados en un zoo clausurado hace cinco años
La Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación firmó días atrás un acuerdo de entendimiento con la organización internacional Four Paws para empezar a trabajar en la Argentina con...
La Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación firmó días atrás un acuerdo de entendimiento con la organización internacional Four Paws para empezar a trabajar en la Argentina con los animales que necesitan ayuda, especialmente los felinos, y en particular con el clausurado zoológico de Luján.
Four Paws fue fundada en Viena en 1988 por Heli Dungler y, desde entonces, fue creciendo hasta convertirse en una organización fuerte que trabaja en todo el mundo. Define su misión de esta manera: “Queremos un mundo en el que los animales sean tratados con respeto, empatía y conocimiento. Para crear un cambio sustentable y un impacto que realmente cambie la vida de los animales, tenemos que trabajar con integridad y seguir estándares éticos”. Luciana D’Abramo, su directora de Desarrollo, explicó: “Acabamos de firmar para abarcar la Argentina, la idea es contribuir con el expertise técnico, a ver lo que se necesita. Como primera medida, con los felinos del zoológico de Luján“.
La organización ya estuvo involucrada en dos rescates de felinos en el país. Uno de ellos fue el resonante caso del vagón de tren en la provincia de San Luis, abandonado hacía más de diez años con tres tigres en su interior, que fueron trasladados en un exitoso operativo hacia a un santuario perteneciente a Four Paws en Sudáfrica.
¿Qué ocasionó que el zoológico de Luján fuera clausurado en plena pandemia? Desde el entonces Ministerio de Medio Ambiente, hace ya casi cinco años, afirmaron que el lugar no cumplía con las normas que dicta la ley 12.238 que regula a zoológicos y acuarios. La atracción principal del controvertido predio fue desde siempre la interacción del público con los grandes felinos y se los ha acusado, una y otra vez, de serias irregularidades con los animales.
La condición establecida para la reapertura del predio en ese momento fue que se trasladaran algunos animales salvajes con el objetivo de crear más espacio para que el resto pudieran vivir mejor. Lo cierto es que la clausura se ejecutó sin contar previamente con un plan serio, consistente y sistemático.
Luego de que las cámaras de televisión, algunas organizaciones animalistas, el entonces ministro Juan Cabandié y su segundo Sergio Federovisky dejaran el lugar tras pegar en la tranquera el cartel de clausura, 400 animales –130 de ellos, grandes felinos– quedaron esperando su ración diaria de comida, medicinas y todo lo que implican los cuidados, de mejor o peor calidad.
Al poco tiempo del cierre obligado, sin que nadie pudiera ponerse de acuerdo para que un veterinario especializado pudiera ingresar al predio, murió la elefanta Sharima. Adentro quedaron también Yony, el chimpancé; osos, cebras, monos, guacamayos, serpientes, dromedarios y tantos, tantos ejemplares, mientras los humanos estábamos tan encerrados como ellos, en plena pandemia.
De las 80 personas que trabajaban hasta ese momento en las 22 hectáreas que conformaban el parque, sobrevivieron 20. Entre la emergencia por el Covid y los problemas habituales de nuestro país, poco o nada se hizo para encontrar una solución para los animales de Luján, que continuaron siendo víctimas.
El zoológico de Luján permanece clausurado con unos 90 animales en su interior. El estado del predio es cada día peor. Al menos un 30% de los felinos murieron de viejos o por enfermedad, amén de otros ejemplares. Los reptiles fueron trasladados y los pocos individuos de especies acuáticas que quedaban, como un lobito marino, también. Además de los felinos, hoy no quedan demasiados animales salvajes: tres cebras, dos dromedarios, algunos monos cai y carayá, dos osos que requieren traslado urgente, y el chimpancé Yony. Es uno de los tres ejemplares de esa especie que quedan en la Argentina, solo, ya viejo, y por lo tanto casi imposible de relocalizar.
Ante la noticia de la firma del acuerdo de entendimiento entre el Gobierno y Four Paws para empezar a trabajar en el zoológico de Luján, Santiago Semino, hijo de Jorge Semino, el propietario, dijo: “Todo lo que aporte soluciones es bienvenido. No se puede pretender que los animales sigan estando bien sin ingresos . Estamos haciendo todo lo que podemos. Es irreal pretender que, sin recursos, se pueda continuar sosteniendo a los animales indefinidamente. Básicamente estamos muy contentos en que se traigan respuestas concretas y necesitamos que sean lo más cortas posibles en el tiempo. Estamos hace cinco años en esta situación por la falta de practicidad y resolución. Si tuviéramos que esperar mucho más, sabemos que no podemos seguir haciéndonos cargo de esto así”. Santiago y su hermana son quienes tienen hoy el predio a su cargo.
El acuerdo con Four Paws, que en pocos meses empezará a trabajar en nuestro país, es una realidad gracias a las gestiones conjuntas entre el Gobierno y particulares. “Empezaríamos con el zoológico de Luján, con el expertise técnico para ver qué se necesita, acompañados por las autoridades y con el dueño del exzoológico”, dice D‘Abramo.
“Desde la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes, junto con la organización Four Paws, trabajamos de manera coordinada para desarrollar soluciones orientadas a poner fin al comercio y la tenencia inadecuada de grandes felinos en cautiverio en la Argentina. Esta cooperación, en el marco de un convenio con una organización mundial que brega por el bienestar animal, refleja que es posible avanzar en soluciones concretas y da cuenta de un cambio de paradigma en la forma en que nos vinculamos con otras especies”, sostiene el titular de la dependencia, Daniel Scioli. Así, las cosas parecen alinearse hacia una solución definitiva y el cese del sufrimiento de animales inocentes animales, que pagaron con su vida debido al desmanejo humano.