Boca vs. Benfica: pasión al calor de Miami, el entusiasmo que crece por el Mundial de Clubes... y un infiltrado
MIAMI (Enviado especial).- Se respira clima de partido grande. Desde que a las cuatro de la tarde (hora local) se abrieron las puertas del Hard Rock Stadium, todo empezó a tomar forma: las tribuna...
MIAMI (Enviado especial).- Se respira clima de partido grande. Desde que a las cuatro de la tarde (hora local) se abrieron las puertas del Hard Rock Stadium, todo empezó a tomar forma: las tribunas que se tiñen de azul y oro, las canciones que bajan desde lo más alto, los bombos que marcan el ritmo de una ilusión que Boca acumula desde hace años. El Xeneize y Benfica abren el grupo C del Mundial de Clubes con historias pesadas, nombres fuertes -Ander Herrera, Nicolás Otamendi, Ángel Di María-, y objetivos claros.
El estadio, en el corazón de Miami Gardens, parece más argentino que portugués: mayoría de hinchas de Boca, familias enteras con camisetas de Palermo, Riquelme, Cavani y Maradona, y apenas algunos grupos sueltos con los colores de Benfica.
La pregunta de LA NACION no tarda en generar debate: ¿qué prefieren, la Libertadores o el Mundial de Clubes? La mayoría se inclina por la Copa, por lo que representa y porque a Boca se le viene negando desde 2007, cuando Riquelme, hoy presidente del club, aún manejaba los hilos en la cancha. Esa séptima, tan buscada y esquiva, sigue siendo la obsesión más profunda del hincha.
Predicciones de los hinchas en la previaEl Mundial de Clubes, claro, también seduce: es la gloria total, el duelo con los gigantes de Europa, la chance de volver a ser campeón del mundo. Algunos, menos atados a la nostalgia, lo eligen sin dudar. “La Libertadores ya la ganamos seis veces”, se escucha en el ingreso a la popular. “Este torneo es nuevo, y hay que ganarlo también”, se animan otros.
Del lado portugués, lo que se siente es una mezcla de expectativa y nostalgia. Benfica llega con un buen equipo, pero con su referente más reciente en retirada. Ángel Di María será titular ante Boca y jugará todo el Mundial de Clubes con las Águilas antes de regresar a Rosario Central. Los torcedores saben que estos son sus últimos partidos con la camiseta roja, y quieren disfrutarlos al máximo. “Es un lujo tenerlo todavía. Queremos que se vaya campeón”, dice un hincha que viajó desde Lisboa.
En los alrededores del estadio abundan las camisetas con el número 11, y su nombre surge en cada conversación. Ídolo del club, volverá por primera vez al Hard Rock desde aquella inolvidable noche en la que fue campeón de la Copa América con la selección argentina.
En medio del ingreso de los hinchas de Boca, apareció un rosarino de Central con la nueva indumentaria canalla, dispuesto a alentar por Benfica por una sola razón. “Estoy acá por Di María”, explicó, mientras avanzaba entre miradas incómodas. Algunos xeneizes, algo entonados por el alcohol y encendidos por el fervor de la previa, no tardaron en hacerle sentir el rigor.
El partido se vive como lo que es: una final anticipada. Porque en un grupo en el que Bayern Munich parte como amplio favorito -una idea que se reforzó con el histórico 10-0 a expensas de Auckland City- para quedarse con el primer puesto, todo indica que entre Boca y Benfica saldrá el segundo clasificado a la próxima fase. Con margen de error mínimo, el resultado puede definir buena parte del futuro de ambos. Aunque el torneo recién comienza, ningún otro encuentro generó hasta ahora tanto colorido ni tanta expectativa. Todo eso lo trajo Boca. Su gente, que copó Miami desde días antes, transformó este debut en una fiesta. En un sueño del que no quiere despertar.