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Cinco consejos de una filósofa para sortear con gracia los momentos incómodos

*Por Alexandra PlakiasLas reuniones en épocas de Navidad y Fin de Año ofrecen muchas oportunidades para momentos incómodos.Las discusiones políticas, por supuesto, pueden generar ...

*Por Alexandra Plakias

Las reuniones en épocas de Navidad y Fin de Año ofrecen muchas oportunidades para momentos incómodos.

Las discusiones políticas, por supuesto, pueden generar problemas. Cada vez que hay diferencias de opinión, distanciamientos familiares persistentes o comportamientos que se desvían hacia lo inapropiado, puede surgir esa sensación de estar incómodos.

La incomodidad es lo que sucede en interacciones sociales cuando de repente te encontrás sin un guion que te guíe. Quizás la situación sea nueva o te agarre desprevenido. Tal vez no sepas qué se espera de vos o no estés seguro de qué papel estás desempeñando en el drama social que te rodea.

Es una sensación que se caracteriza por sentimientos de timidez, incertidumbre e inquietud.

Como filósofa que estudia la psicología moral, quería comprender las formas en que la incomodidad social impide que las personas aborden temas difíciles y conversaciones desafiantes.

La incomodidad parece inhibir a las personas, incluso cuando sus valores morales sugieren que deberían hablar. Pero también tiene un papel positivo que desempeñar: puede alertar a las personas sobre áreas en las que sus normas sociales no funcionan o están obsoletas.

La gente suele culparse a sí misma cuando vive momentos incómodos. Pero la incomodidad es en realidad un fracaso colectivo: las personas no son incómodas, sino las situaciones. Y estas últimas se vuelven incómodas porque no tienes los recursos para navegar situaciones sociales difíciles.

La incomodidad a menudo se confunde con la vergüenza, pero ambas son diferentes en aspectos importantes, al igual que sus remedios.

La vergüenza es una respuesta a una falla o metedura de pata personal, y la respuesta correcta es reconocer el error, asumirlo y dar vuelta a la página.

Debido a que la incomodidad es causada por una falta de orientación social, podés tratar de anticiparla y evitarla antes de que suceda, o responder tratando de desarrollar guiones sociales mejores o más claros que te ayuden a vos (y a otros) a navegar situaciones similares en el futuro.

Después de investigar y escribir un libro sobre la incomodidad (titulado Incomodidad: una teoría), llegué a la conclusión de que no es algo que podamos (o debamos) evitar por completo.

Pero hay algunas estrategias que las personas pueden usar para minimizar la incomodidad y lidiar con ella cuando, inevitablemente, sucede.

1. Conocé tus objetivos, conocé tus roles

La incertidumbre es el oxígeno de la incomodidad.

Antes de involucrarte en una interacción potencialmente incómoda o polémica, preguntate: ¿qué quiero obtener de esto?

Cuando tenés claros tus objetivos para la interacción no sólo estarás en mejores condiciones de desempeñar tu papel en ella, sino que también darás señales más claras a los demás, ayudándolos a desempeñar sus papeles en el drama social que se desarrolla.

Entonces, si te preocupa qué sucederá cuando tu tío comience su perorata política de todos los años, pensá en cuál querés que sea el resultado.

¿Querés convencerlo de que está equivocado? Es poco probable que eso suceda. ¿Querés que otros miembros de la familia se sientan menos incómodos? ¿Querés que se escuchen sus propios puntos de vista?

No estoy sugiriendo que la prevención hará que las cosas vayan bien o garantizará que nadie resulte herido. Pero te ayudará a sentirte más seguro de tu capacidad para navegar hacia el resultado deseado.

2. No te enfoqués solo en vos mismo

Las situaciones incómodas generan una intensa sensación de ser consciente de vos mismo.

Esto es incómodo y contraproducente. Al concentrarte en vos mismo no estás en sintonía con las personas que te rodean ni con las señales que te envían, señales que podrían ofrecerte una salida de la situación incómoda.

Así que asegurate de prestar atención a los demás actores del drama, no sólo a tu propio malestar.

3. Planificá, coordiná y sé explícito

Las personas planifican mucho en otras áreas de sus vidas, pero esperan que las interacciones sociales fluyan sin esfuerzo.

Al igual que una caminata por el bosque, a veces una conversación va mejor cuando la abordás con un mapa. Tené a mano algunos temas o preguntas de referencia.

Y no es necesario que lo hagas solo. Si te preocupa abordar un tema delicado o interactuar con un invitado particularmente irritable, coordiná hacerlo junto a un amigo o familiar.

Si esperás ver a alguien con quien tenés una relación no resuelta (un familiar distanciado, un viejo amigo con quien no te portaste bien), procurá hacer un trabajo de preparación previo.

Los correos electrónicos o las cartas pueden brindar a las personas la oportunidad de procesar reacciones sin ponerlas en aprietos.

Tener a mano algunas ideas puede hacer que las cosas sean menos incómodas. No tiene por qué ser algo formal.

Podés dejar algunas tareas para los invitados que, de otro modo, podrían estar incómodos sin nada que hacer, como poner aderezo a la ensalada o colocar los cubiertos en la mesa.

4. Reite

Si a pesar de tus mejores esfuerzos la incomodidad surge, ofrecé a las personas una salida: probablemente la aprovecharán.

No tiene que ser algo trascendental; podría ser una pequeña broma, un tema de charla trivial o incluso (y sólo si las cosas se ponen muy desesperadas) tirar una cuchara de la mesa para romper el silencio.

5. Considerá las alternativas

Estas estrategias pueden ayudarte a evitar la incomodidad. Pero tomate un momento para considerar si realmente querés hacerlo. La incomodidad es el resultado de la incertidumbre social; hace que las cosas vayan más lento y frena un tanto la confianza.

En su ausencia, podrían aparecer otras emociones.

La ausencia de incertidumbre puede ser un alivio, pero también puede generar ira, tristeza y otros sentimientos que sería mejor guardar para otra ocasión.

Entonces, si las cosas se ponen incómodas, vale la pena mirar a tu alrededor para ver qué papel está desempeñando esa incomodidad y qué podría ocupar su lugar si desaparece.

*Alexandra Plakias es profesora de filosofía en el Hamilton College de Nueva York.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/cinco-consejos-de-una-filosofa-para-sortear-con-gracia-los-momentos-incomodos-nid30112024/

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