Claudio Cosano: sus humildes comienzos, la importancia de la familia y su sorpresa al ver a Susana Giménez entrar a su atelier
Es uno de los diseñadores de alta costura preferidos por las celebridades. Viste a Mirtha Legrand, Susana Giménez, Moria Casán y Valeria Lynch, entre otras figuras y también le hizo los vestido...
Es uno de los diseñadores de alta costura preferidos por las celebridades. Viste a Mirtha Legrand, Susana Giménez, Moria Casán y Valeria Lynch, entre otras figuras y también le hizo los vestidos de novia a Wanda Nara en sus dos bodas. Claudio Cosano acaba de festejar sus 30 años en la moda con dos desfiles y acompañado por todas las modelos que trabajaron alguna vez con él, desde Nequi Galotti y Evelyn Scheidl a Daniela Cardone. LA NACION conversó con él sobre los tips de las famosas a la hora de vestirse y además contó algunas anécdotas, como por ejemplo el día que juntó en una pasarela a Pampita, Nicole Neumann y Julieta Prandi.
Dice Cosano que creció en una familia humilde y que de chico no sabía ni coser un botón. “Estar en el mundo de la moda fue accidental, porque yo soñaba con ser arquitecto. De hecho hice la carrera completa, me faltó rendir cinco finales y sacar el título. Pero ya estaba muy metido en el mundo de la moda y me atrapó. Para pagarme los estudios empecé a trabajar en una casa de modas y como me gusta saber sobre todo lo que veo, aprendí a cortar telas, moldería. Y lo hice para ganarme un peso extra. Soy autodidacta total porque aprendí a coser y cortar mientras trabajaba. Y hoy, a pesar de tener un atelier grande con bordadoras, cortadoras y modistas, yo sigo haciendo mi propia moldería y eso me marca el estilo”.
En sus inicios sumó al negocio a toda la familia. “Le pedí a mi mamá que me ayudara, porque cosía muy bien, y se encargaba de las terminaciones a mano. Y cuando crecí pensé que si me salvaba yo, también salvaba a la familia entera y llamé a mi hermana, a mi hermano, a mi cuñada, a mi sobrina. Con el correr de los años hay gente que ya no está, como mi mamá y mi hermana; quedó mi hermano que es la mitad de este atelier y maneja el equipo de bordados y atiende a las clientas”, detalla con orgullo. “Mi mamá, trabajando humildemente, logró educarnos y darnos todo a los cuatro hermanos. Mi papá desapareció cuando se separaron y nunca más. Yo volví a conectarme muchos años después, nos vimos un par de veces y volvió a desaparecer y ya no supe nada de él”.
-¿Cuándo hiciste tu primera prenda?
-Cuando estudiaba arquitectura. De Flores me fui a vivir solo a Villa Crespo, un barrio de colectividad judía que cuando te adopta no te larga más. Ahí empecé haciendo buzos y joggings. Y la misma clientela me fue llevando a probar otras cosas porque me pedían una pollera o un blazer y yo decía a todo que sí. Hasta que una mujer me pidió que le hiciera el traje de novia y me ayudó la mamá de una amiga de la facultad que era modista de alta costura. La meca era llegar a Barrio Norte. Todos los años ahorré hasta que lo logré y con el tiempo compré mi atelier.
-¿Y cómo empezaste a vestir a nuestras grandes divas?
-Cuando estaba en un departamentito mínimo en Barrio Norte, quise probar la ropa en una modelo porque hasta ese momento lo hacía en maniquíes. Y un día llamé a Carmen Yazalde, que tenía un bloque en el programa de Susana Giménez que era “La moda por 50 pesos”. Vino a probar y quedó fascinada, tanto que quiso que Susana viera la ropa y a los pocos días tocaron el timbre y era ella. Yo no lo podía creer. Fue mágico porque Susana vino un jueves y yo tenía 10 o 15 prendas, y no una colección. Le gustó todo y quiso que empezara a vestirla. La veía en la tele con mis trajes y no lo podía creer. Eso me dio un gran espaldarazo y mucha seguridad. Y se corrió la bolilla.
-Lo mismo que pasó en el barrio sucedió en el mundo del espectáculo…
-Igual. Un día vino Héctor Vidal Rivas, que es el asesor de imagen de Mirtha Legrand, para que la vistiera y desde entonces lo hago. Y empezaron a venir todas. Fue muy loco. Con Mirtha nos conocemos con la mirada y es reina de verdad. Vas a su casa a probarle un vestido a las 9 de la noche y ella está esperándome maquillada y con los zapatos puestos. Eso me motiva porque sé que le gustan los brillos, el lujo; siempre le llevo lo mejor. Hoy ya ni le comento color. Pocas veces la pifié. Ella es vida, energía y color. Mirtha le escapa al negro, le gusta verse brillar.
-¿Y a Susana qué le gusta de tus diseños?
-Es lo opuesto a Mirtha, mucho más casual, divertida, no le gusta lo estructurado ni la corsetería. Quiere verse canchera y juvenil. Le gusta la ropa bien ajustada.
-¿Y a Valeria Lynch?
-A Valeria Lynch le hice toda la ropa para sus shows y también cuando cantó en el Teatro Colón y cuando ganó un Grammy en los Estados Unidos. Es una obsesiva y mira el detalle, el ruedo. Y le encanta sentirse corseteada, al contrario que Susana. Después le hice el 15 a su hija. En el mundo Cosano todas pueden vestirse conmigo, desde Mirtha hasta Wanda Nara; no me gusta discriminar, algo que es común en la alta costura. Le hice el traje de novia a Susana Roccasalvo y la vestí en todos los Martín Fierro. Y a Wanda Nara le hice sus dos trajes de novia para sus dos bodas.
-¿Qué te pidió Wanda para sus vestidos de novia?
-Cuando estaba de novia con Maxi López vivía en Rusia y vino una semana antes del casamiento, que fue mega en el Alvear. Parecía que se casaba Lady Di. Algo insólito. En uno de sus viajes me dijo que quería que le hiciera el traje, acepté y volvió un lunes o un martes y la boda era el sábado; por primera vez vio su vestido. Le gustaba o le gustaba (risas), no había alternativa. Y le quedó perfecto. Era un vestido muy suntuoso que me trajo muchas ventas. Y vestí a la mamá y a Zaira. Y cuando se casó con Mauro Icardi vestí a su mamá, a su hermana Ivana y otra vez a la mamá de Wanda y a Zaira; todos tenían diseños Cosano (risas).
-También le hiciste el vestido de novia a Pamela David…
-Sí, cuando se casó Pamela en Córdoba, en su primer matrimonio. Tengo una historia muy linda con ella. Cuando recién había salido del reality y todavía no era conocida, la llevé al programa de Susana con un vestido amarillo que llamaba la atención. Y Susana, que tiene un sexto sentido, dijo: “Esta es la morocha argentina”. Fue un golpe de suerte porque después Pamela explotó. Hice muchas locuras en la pasarela y campañas fotográficas atrevidas, como retratar a una novia en un ring de boxeo o un desfile con 14 celebridades desnudas con los vestidos pintados en el cuerpo. Estuvieron Pampita, Pamela, Nicole, Julieta Prandi, Luciana Salazar y hasta lo publicaron en el New York Times. Y representé a mi país en toda América, porque estuve en todos los Fashion Week. Y tuve la posibilidad de desfilar con Liz Solari cuando era un super model en París, en la Torre Eiffel. Y ahí conocí a los Caniggia que vinieron a Argentina por mí.
-¿Cómo es que los Caniggia vinieron al país por vos?
-Un día me invitaron a hacer un Fashion Week en París y pensé en quién iba a ir a verme, porque no me conocía nadie ahí. Entonces conseguí el contacto de Mariana Nannis, que vivía en Marbella, y la invité. Me dijo que iba a mandar a su hija. Nunca me la creí, de pronto me llamó Mariana que estaba con Charlotte en el Hotel Ritz y me pidió que llevara un par de vestidos para probarle a la nena que entonces tenía 15 años. Llevé dos vestidos blancos, uno corto y otro largo; el largo le quedó perfecto a Mariana y el corto, a Charlotte. Se fueron las dos con mis vestidos a Moulin Rouge, porque en ese momento Mariana tenía un programa exitoso en Europa que se llamaba Mujeres ricas. Al otro día recibí muchos mails de España preguntando a dónde quedaba la boutique y yo no tenía nada (risas). Cuando volví me llamó Susana porque quería a Mariana en su programa. Finalmente no fue porque pidió cualquier cosa y Susana no aceptó. Pero entonces la llamó Marcelo Tinelli y fue cuando Charlotte y Alex vinieron al Bailando. Siempre me lo agradece.
-¿Tenés alguna modelo preferida?
-Todas son divinas y cada una tiene su encanto. Soy el único diseñador que logró tener a todas las top. Y junté a Pampita, Nicole y Julieta Prandi cuando estaban peleadas a muerte. Era imposible que coincidieran en un desfile, pero lo intenté y traje a Carolina de Chile, donde estaba viviendo, y no le dije a ninguna que estaba la otra. Y cuando ya estaban las tres el en back ninguna se pudo volver atrás porque quedaba como la bruja. Cada vez que nos juntamos con Pampita se acuerda de eso. Ella hizo sus primeras campañas conmigo, cuando no era ni la “pe” de Pampita. Un día Pancho Dotto me llamó y me dijo que tenía que conocer a una chica que iba a ser un fuego. Y cada vez que fue mamá, volvía a las pasarelas conmigo. Y Nicole empezó a desfilar alta costura conmigo. La puse siempre en mis desfiles porque su caminata es única. Sale a pasarela y se eleva y da la misma altura que Ingrid Grudke (risas). Lo mismo Carolina.
Claudio Cosano es uno de los dos diseñadores que ostenta el título de maestro de la moda argentina que otorga la Universidad de Palermo. “A ese título solo lo tenemos Gino Bogani y yo. Tengo también el título de emprendedor y siempre me ofrecen un cátedra, pero no me dan los tiempos. Quizás más adelante enseñe moldería, porque lo que más me gusta es la técnica”. Además, dice con orgullo que es el único que tiene una película que fue premiada. “Se llama Cosano, la vida secreta de un vestido y la eligieron para exhibir en el Bafici; la proyectaron en el Malba. Un día vinieron dos directores muy jóvenes y talentosos, pusieron cámaras y micrófonos en el atelier y filmaron mi rutina, desde que entra el género hasta que sale la clienta vestida. Recibió un premio en el Festival internacional de Piriápolis en Uruguay y otro como Mejor película independiente en el Festival de Brooklyn, en los Estados Unidos. Fue una hermosa experiencia y hasta me olvidaba que había cámaras”, cuenta entusiasmado.
-Pero vos estás familiarizado con las cámaras porque sos parte de La jaula de la moda, en Ciudad Magazine.
-Hace 14 años que soy parte de La jaula de la moda y formamos un equipo muy lindo. Me gusta porque cumplo una función didáctica, enseño, doy tips y hasta hago sorteos. El año pasado ganó una mujer que mostró sus diseños en mi desfile.