Cuello y Verón: una gran encrucijada ante la fractura de mandíbulas, la lesión más temida para los boxeadores
Hay una lesión en boxeo que es la más gravitante en el andar de un pugilista desde el día en que la padece hasta el final de su carrera: la fractura de mandíbula; algo semejante a un fantasma c...
Hay una lesión en boxeo que es la más gravitante en el andar de un pugilista desde el día en que la padece hasta el final de su carrera: la fractura de mandíbula; algo semejante a un fantasma condicionante de su capacidad para asimilar -normalmente- los golpes del rival. Y convivirá con ello de por vida.
Estas afecciones acompañan –actualmente- a dos de las mejores reservas del boxeo nacional: el santafecino Mirco Cuello, primero en el ranking mundial Pluma (AMB) y el mediano bonaerense Francisco Verón, quién relegó su clasificación tras sufrir esta contusión y perder su invicto. Ambos, además, fueron compañeros en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Fracturas históricasEl avance de la medicina en torno a las lesiones deportivas agilizó la recuperación de los atletas y mejoró considerablemente sus efectos.
Sin embargo, en el pasado, el título periodístico: “Fractura de mandíbula” se asemejaba a una noticia catástrofe. Sobre todo, cuando aquejaba a un peleador popular.
El puntano José María Gatica, convivió con este tormento tras perder su invicto con Alfredo Prada, por KOT en el sexto round, en 1947. Se recuperó y siguió boxeando sin problema alguno.
El bonaerense Rafael Merentino, uno de los pegadores más duros de la historia del boxeo nacional, resultó lesionado en su combate perdido ante el mendocino Mario Díaz, por KOT en siete rounds, en 1953, determinando un semestre fuera del ring.
Durísima resultó la fractura del bonaerense Vector Galíndez, notable campeón mundial de los semipesados, tras ser noqueado por Marvin Johnson, en once rounds en Nueva Orleans, en 1979. Fue operado el día siguiente con cierta urgencia y sólo realizó un cotejo más siendo derrotado con Jesse Burnett.
El mismísimo Muhammad Alí recibió este diagnóstico al perder por puntos con Ken Norton, en San Diego, en 1973. Alí jamás evidenció fragilidad alguna tras este contratiempo hasta el final de su campaña en 1981.
No hay una regla o ley fija en cuanto a efectos o secuelas de como sobrellevar este tipo de lesiones. Algunos lo superan y otros no. Todo depende de la relación entre lo psíquico y lo físico. Nadie, pudo descifrarlo científicamente al cabo de décadas.
Reapariciones diferentesFrancisco Verón tiene 26 años y debió esperar casi un año para volver al ring, tras su grave lesión de maxilar en su dura derrota por puntos ante Brian Adamas, retador mundialista de Jermall Charlo.
Fue consciente de su lesión y decidió continuar combatiendo agravando su afección. Fue operado en Buenos Aires y reaparecerá el 12 del mes próximo ante el mexicano Wladimir Hernández, en Fresno, California.
Verón ganó 14 peleas (10 KO), perdió 1 y empató 1. Forma parte de una familia de boxeadores que fomentó la alimentación en base a “guiso carrero” para lograr la máxima fortaleza. Excluido del ranking mundial por inactividad.
Cuello sufrió una fisura de mandíbula en un guanteo, con un principiante, en un gimnasio de Los Ángeles, previo a su combate eliminatorio con el mexicano Cristian Olivo, a quién noqueó -agónicamente- en el último round. Tal afección se acrecentó en este match produciendo una pequeña fractura subsanada con fármacos y reposos. Por suerte, sin operaciones mediante.
Desde febrero a hoy su entrenamiento ha sido muy cauteloso con vistas a su pelea por el mundial interino (AMB) del 1° de agosto próximo en Libia. Tiene 24 años y 15 victorias consecutivas, con 12 KO. Además, fue medalla de bronce en los Juegos de la Juventud de Buenos Aires, en 2018.
Verón y Cuello vuelven al ring. Tendrán dos rivales por cabeza. Uno será de carne y hueso; el otro será el reflejo sensible que rebote desde sus mentones cada vez que reciban un golpe pleno. Y ahí estará la gran respuesta sobre el estado integral de sus armaduras de combate.