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“Da miedo volver”. La angustia de tener que trabajar en el Polígono de Spegazzini a una semana de la explosión

“Da miedo volver a trabajar con lo que pasó; uno ya no sabe con qué empresas convive acá”, cuenta Ariel Velozo, supervisor de línea de la fábrica de galletitas ParNor, ubicada a 500 metros...

“Da miedo volver”. La angustia de tener que trabajar en el Polígono de Spegazzini a una semana de la explosión

“Da miedo volver a trabajar con lo que pasó; uno ya no sabe con qué empresas convive acá”, cuenta Ariel Velozo, supervisor de línea de la fábrica de galletitas ParNor, ubicada a 500 metros...

“Da miedo volver a trabajar con lo que pasó; uno ya no sabe con qué empresas convive acá”, cuenta Ariel Velozo, supervisor de línea de la fábrica de galletitas ParNor, ubicada a 500 metros de Logischem S.A., la compañía de almacenamiento y logística de productos químicos donde se originó el brutal incidente que devastó la zona. A una semana de este colapso fabril en el partido de Ezeiza, el panorama de destrucción se mezcla con el regreso a la rutina de las fábricas que resistieron en el sector más golpeado del complejo, las incipientes tareas de reparación y la desconfianza de los trabajadores, en medio de una investigación judicial en curso sobre el trasfondo de lo que hoy quedó convertido en un cementerio de industrias.

Lo paradójico de la situación es que poco después del mediodía de hoy, se reinició un foco de incendio entre la devastación producida hace apenas una semana. “Se está quemando un galpón al lado de la empresa que explotó. No sabemos a quién pertenece, pero sería un depósito que esa firma utiliza para guardar parte de su producción”, relató este mediodía a LA NACION Santiago Fiore, propietario de Bahiense.

Esta empresa de aditivos alimentarios se encuentra pegada, al punto que volvió a arder, y a unos 150 metros de Logischem, la firma de acopio y logística de productos químicos en donde se desencadenó la explosión inicial y el incendio que destruyó el área hace apenas ocho días.

Fiore denunció hace apenas un par de horas que, mientras el nuevo foco avanza, los bomberos y Defensa Civil permanecían en la entrada del predio sin poder acceder a atender la nueva emergencia. “Necesitan una orden y no podemos ubicar a la fiscal. Estamos llamando al 911 y nadie nos responde. No sé qué pretenden. ¿Que explote de vuelta para dejarlos entrar?”, cuestionó el hombre.

“El fondo del predio de ellos —por el de Logischem— da con nuestro fondo”, agregó. “En nuestra empresa está trabajando peritaje de la compañía de seguro, pero ya sabemos que hay que hacerla prácticamente de vuelta”, explicó.

Productividad cero

“Nuestra fábrica quedó en pie, pero ahora está con cero productividad. Volaron muchos paneles, sistemas eléctricos, máquinas pesadas como amasadoras, que se movieron entre cinco y diez centímetros del lugar original. Esto se volvió una situación de día a día”, describe Velozo. El momento del estallido, el pasado viernes 14 de noviembre, ocurrió minutos antes de que este empleado ingresara a su puesto, que ese día debía tomar en el turno noche. “Mi horario de entrada era a las 22, por lo que me agarró la explosión a la altura de Sinteplast (producción de pinturas), muy cerca. Vi compañeros salir lastimados con fracturas, cortes, sangrado de oído. Es una situación muy triste y lamentable”, cuenta.

Con el fuego apagado, del megaoperativo que perduró en el lugar durante varios días quedó la presencia de una veintena de efectivos policiales y de guardias privados que controlan el perímetro e interiores del complejo abierto. “Esto es un desastre, no quedó nada. Antes acá había un movimiento infernal de camiones, máquinas, gente. Está arruinado”, lamenta Darío, un chofer de productos congelados que va en dirección a Molino Cañuelas, cuyas instalaciones de tres naves, ubicadas a 350 metros de Logischem, fueron impactadas, aunque no de forma letal. Entre medio estaban dos de los tres galpones de Plásticos Lago (fabricación de envases) y todo lo que ocupaba Larroca Minería (suministro de neumáticos). En ambos casos solo quedan restos calcinados.

En un marco de hermetismo, no se notificaron responsabilidades penales por el momento y tampoco hay detenidos. LA NACION intentó comunicarse con la fiscal para corroborar el avance de la causa, pero no tuvo respuesta al cierre de esta nota.

Para Velozo, “acá no hubo muertos porque entre el primer incendio y la explosión pasaron 20 minutos y el personal que estaba pudo escapar”. La posibilidad de víctimas fatales se redujo, agregan fuentes industriales, debido a que en el Polígono la mayoría de las fábricas operan de día, a excepción de un puñado.

Desde la municipalidad ya anticiparon que eximirán de impuestos a las empresas damnificadas, una iniciativa que podría extenderse a través de créditos del gobierno bonaerense que se otorgarán mediante el Banco Provincia. A mitad de semana, la mayoría de los propietarios cercanos a la planta de Logischem comenzaron con tareas de las tareas de reparación, limpieza y traslado de residuos industriales en sus plantas.

Daños visibles

“Estamos refaccionando Molinos Cañuelas y Flamia (productos de aluminio). En este momento, en Flamia lo que se está haciendo es una reparación de fachadas y techos, que implica un cambio de policarbonato y acrílico. Después, en el caso de Molinos, se está trabajando en la reconstrucción de cañerías y panelería. Se destruyó todo por dentro. De afuera las estructuras se pueden llegar a ver bien, pero en el interior la onda expansiva hizo daño”, detalla Ariel, un trabajador de una firma dedicada al mantenimiento y estructuras metálicas.

Y agrega ante la consulta de este diario: “Se siente una tristeza terrible. Lo vemos en los trabajadores, en los gerentes, que están muy desanimados”. Según sus cálculos, las labores por las cuales fue contratada su empresa “en Molinos llevarán un mes y en Flamia alrededor de dos”.

El listado de compañías afectadas incluye también a Marblock (bloques y adoquines de hormigón), Transcont (cargas y servicio de transporte), Salón (distribuidora) y Almacén de Frío (refrigeración de mercadería en tránsito). Esta última firma es la más perjudicada de las cuatro citadas.

Con una destrucción casi total, se suma Iron Mountain, separada de Logischem tan solo por la calle principal del acceso al Polígono. En el galpón de la firma almacenadora de documentos públicos, la estructura metálica de color azul claro quedó completamente deformada, con las chapas desgarradas y sin trabajos aún de reparación a la vista.

Durante estos días diversas cuadrillas de Edesur ejecutaron tareas de restitución del tendido de energía eléctrica y de las fases sobre el margen de la calzada central. “Estamos tensando lo que se cayó. Por ejemplo, ahora estamos levantando este cable de media tensión de la fase dos quedó cortado”, señala un empleado de la empresa de distribución de energía, quien añade: “Hay siete fábricas con cortes de luz, en ciertos casos hasta nuevo aviso porque se va a seguir peritando”.

Onda expansiva

El estallido retumbó más de 14 kilómetros a la redonda y dejó diversos grados de daños. Fuera del incendiado Polígono, la onda expansiva alcanzó a los complejos industriales cercanos, como el Polo Industrial Spegazzini, ubicado del otro lado de la Autopista Ezeiza-Cañuelas, y a las viviendas de los barrios más próximos.

“Acá se rompieron varias ventanas, aunque la mayoría ya fueron reparadas. Fueron daños menores, pero cuando el incendio se desató hubo preocupación”, cuenta una persona que sale del barrio cerrado Quintas del Sol, a 1,5 kilómetros del punto de la explosión. En la entrada, sobre las garitas de seguridad, unas tablas y bolsas de consorcio aún tapan la rotura de los vidrios.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/da-miedo-volver-la-angustia-de-tener-que-trabajar-en-el-poligono-de-spegazzini-a-una-semana-de-la-nid22112025/

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