De no creer | Cristina presa: mi tristeza es infinita
En estas horas de consternación y duelo nacional por el ...
En estas horas de consternación y duelo nacional por el infortunio judicial de Cristina, sumo mi congoja. No sé si podré terminar estas líneas: siempre me costó llorar y escribir al mismo tiempo.
Hablo de infortunio porque en la Argentina hay que tener mucha mala leche para que un funcionario vaya en cana por robar. Son unos pocos casos: Ricardo Jaime, Julio de Vido, Amadísimo Boudou, Josecito López… Oia, todos K. Imposible gobernar si no se cuenta con la suerte como aliada.
Un juez federal me dio otra explicación: “Saltaron de escala”. Como que una cosa es ir por el Diego, porcentaje estándar, y otra, afanarte un PBI entero. Yo insisto con mi teoría: Cristina tiene fortuna, pero no es una afortunada. Por ejemplo, circula por las redes una foto en la que lleva en la pierna una tobillera electrónica marca Gucci. Fake news. Se trata de una imagen producida con inteligencia artificial. La tobillera que se mandó a hacer Cris es de Louis Vuitton.
De todos modos, me permito, como dirían en España, aliviarle el luto. Quizá ella no ha reparado en los beneficios de ir en cana, que no son pocos. Aquí van.
1) Podrá preparar bien, a conciencia, de su puño y letra, la apelación ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esos bogas que la venían asistiendo, Berardi, Dalbón, son de cuarta. Nadie mejor que usted para defenderse. Y si necesita alguna ayuda, le arrimo un nombre: Alberto Fernández.
2) Milei la quería como contraparte en las elecciones. ¡Minga! Que se busque otra, otro u otre.
3) Su casa, o quinta, o estancia, se convertirá en un desfile de dirigentes y personalidades de acá y de afuera. Crecerán los gastos en catering, pero tendrá cobertura permanente: un ejército de movileros en la puerta.
4) Además, será el objeto del deseo de afamados periodistas internacionales, que acudirán a su cárcel doméstica para entrevistar a una de las condenadas más célebres del mundo. Es un upgrade, Cris. Con todo respeto: usted no se merecía un Gatito Sylvestre.
5) ¡Va a disponer de muchísimo tiempo para leer! Muero de envidia. Perdón por lo autorreferencial, pero en su actual situación no puedo dejar de sugerirle Espartanos, reescribiendo historias (Sudamericana), el libro que acabamos de publicar con Coco Oderigo. Habla de convictos (y convictas) que se arrepienten, transforman su vida y logran reinsertarse en la sociedad. ¡La sociedad está dispuesta a esperarla, señora! Son apenas seis años.
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6) Tiempo para la lectura, y para tuitear. Milei pasa hasta cinco o más horas por día en X, posteando o reposteando. ¿Quién puede opacar ese protagonismo? Solo usted, mi reina.
7) Un aspecto no menor: el ahorro en traslados. Si le van a decomisar gran parte de sus bienes, y no sé si también quieren quitarle su jubilación de privilegio, tendrá que ajustar los gastos. La Justicia le acaba de echar una mano.
8) Lo mismo en pilchas, que en su caso es todo un presupuesto. Ahora, con un par de jogginetas y pantuflas, chiche bombón.
9) El encierro le evita muchísimas cosas. En primer lugar, la campaña. Zafó de esos actos y caminatas por la infausta geografía de la tercera sección electoral, donde imperan la pobreza, la inseguridad y el narco. Territorio comanche, territorio peronista: qué castigo. En segundo lugar, los debates de candidatos en la TV: tremendo incordio discutir con gente que no le llega a los tobillos (menos, a las tobilleras). En tercer lugar, ser legisladora provincial: el destino no podía depararle tan ingrata estación; lidiar con lo peor de la casta, con cuatro de copa, con sesiones sobre las ferias barriales o la contaminación del Riachuelo. La cárcel es cruel, pero la Legislatura bonaerense se parece bastante al infierno. Zafa también de tener que ir a dar clases magistrales sobre economía, el área del saber que a usted más se le resiste.
10) Por último, pero no menos importante: podrá seguir siendo presidenta nacional del PJ. Si algún correligionario pregunta cómo alguien que está preso por corrupción puede ser jefe del peronismo, usted le contesta: “Precisamente”.
Querida señora, felicíteme: pude terminar de escribir. Ahora me quedan tres o cuatro horas de sangre, sudor y lágrimas.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/politica/de-no-creer-cristina-presa-mi-tristeza-es-infinita-nid11062025/