De un rascacielos a una casa rodante: la nueva vida de una mujer tras perder su empleo soñado en Nueva York
Cuando Jessica Safavimehr empacó sus pertenencias en su ...
Cuando Jessica Safavimehr empacó sus pertenencias en su departamento en Nueva York, no solo cerraba una etapa profesional, sino que dejaba atrás toda una visión sobre el éxito. Un año antes se había mudado desde Dallas para asumir un puesto editorial soñado. Pero un despido repentino y la pérdida de su perro la enfrentaron a un vacío profundo, por lo que decidió comprar una casa rodante y lanzarse a las rutas.
De Nueva York a las rutas de EE.UU.: la historia de una mujer que cambió todoSin familia cerca y con un sentimiento creciente de soledad, la mujer comenzó a preguntarse qué significaba realmente “triunfar” en la vida.
Lo que surgió fue una necesidad de libertad: escapar de los subtes, las rutinas y los plazos que habían marcado su día a día. Así, junto a su marido, “JJ”, tomó la decisión de vender casi todas sus pertenencias, comprar una autocaravana y salir a la ruta sin un plan fijo, tal como detalló en Business Insider.
El cambio no fue sencillo. Safavimehr y su esposo contaban con algunos ahorros y con la posibilidad de que él trabajara de forma remota, lo que les permitió moverse con rapidez. “Un día estábamos en una exposición de vehículos recreativos y al siguiente ya éramos dueños de uno”, recordó.
Su primera noche tras dejar Nueva York: durmieron en un estacionamientoUna de las cosas que destacó Safavimehr fue el primer destino improvisado donde durmieron. Pasaron su primera noche en el estacionamiento de un restaurante Cracker Barrel, una práctica habitual entre quienes comienzan esta vida itinerante.
Pronto descubrieron que el romanticismo del camino venía acompañado de mucha incertidumbre. Ya no había un salario estable ni un esquema de ascenso profesional. Solo ellos dos, unas pocas pertenencias y una casa rodante de diez metros.
Cómo es vivir en una casa rodante: desafíos y aprendizajesLa vida en la carretera resultó tan hermosa como silenciosa, con largas horas de manejo y momentos de introspección. Para Safavimehr, ese tiempo sirvió para procesar lo que no había enfrentado en la ciudad: el duelo por su perro, el agotamiento laboral y una sensación de desconexión que la había acompañado durante años.
Esa soledad, inicialmente abrumadora, se convirtió en un punto de inflexión. “Sin la presión constante de hacer más, aprendí simplemente a estar”, expresó.
La experiencia la obligó a resignificar su relación con el control y la productividad. Lo que al principio parecía una huida se transformó en una búsqueda de equilibrio y sentido.
Redefinir el éxito: la periodista que dejó Nueva York para vivir en una casa rodanteCon el tiempo, la pareja adaptó su autocaravana: colocaron pisos nuevos, pintaron el interior y sumaron pequeños detalles que la convirtieron en un verdadero hogar sobre ruedas.
Safavimehr retomó la escritura de forma independiente y descubrió una creatividad renovada, sin la estructura rígida de las redacciones tradicionales.
Esa etapa le permitió redefinir lo que significaba sentirse estable. Ya no necesitaba amplios metros cuadrados ni un cargo prestigioso, sino espacio propio y serenidad. Incluso después de enfrentar desafíos, como un huracán en Galveston que casi los obliga a detenerse, la pareja continuó su recorrido.
Hoy, la rutina de Safavimehr está lejos de los rascacielos. Comienza el día con una taza de café, dos perros rescatados y el sonido de la naturaleza como telón de fondo. “Si años atrás me hubieran preguntado qué era el éxito, habría hablado de una oficina en un piso alto y una agenda llena. Ahora, se parece mucho más a esto”, reflexionó.