Decido yo
Hola, ¿cómo estás? Lo primero que voy a contarte hoy empieza con una pregunta sencilla, pero imposible de esquivar: “¿A vos te gustaría que otro vote por vos?”A mi me la hizo unos d...
Hola, ¿cómo estás? Lo primero que voy a contarte hoy empieza con una pregunta sencilla, pero imposible de esquivar: “¿A vos te gustaría que otro vote por vos?”
A mi me la hizo unos días atrás Pablo Lecuona, fundador de Tiflonexos, una organización que trabaja por los derechos de las personas con discapacidad visual.
Desde que se confirmó que en estas elecciones se usaría por primera vez el sistema de boleta única de papel, Lecuona y su equipo advirtieron un problema grave: el nuevo formato no contempla ninguna medida de accesibilidad.
“La boleta única está llena de información visual y letra chica que una persona con baja visión no puede leer ni siquiera con una lupa”, explicaba Pablo la semana pasada, cuando su organización lanzó la campaña #VotoSinBarreras para garantizar que nadie se quede sin poder elegir de manera autónoma.
La solución que idearon fue tan simple como ingeniosa: una plantilla de papel con orificios y números en braille, del mismo tamaño que la boleta, de forma tal que permite identificar cada casilla y marcar el voto sin ayuda.
Pero había un problema: fabricar y distribuir esas plantillas requería fondos, y el tiempo jugaba en contra. Entonces, la comunidad se activó: a partir de la nota que publicamos en LA NACION, varios medios replicaron la campaña y cientos de personas compartieron la historia y se sumaron a la colecta.
El resultado superó todas las expectativas: más de 1600 personas aportaron, se recaudaron 3.571.000 pesos, y Tiflonexos logró imprimir 2500 plantillas accesibles, que ya están distribuyéndose en la provincia y la ciudad de Buenos Aires.
“Fue impresionante —cuenta Lecuona—. En pocos días se sumaron radios, diarios, programas de televisión, y la gente empezó a donar. Esto demuestra que cuando el Estado no llega, la sociedad puede organizarse. Pero también deja claro que esto tiene que estar garantizado en el proceso electoral para que en 2027 sea el Estado quien lo haga.”
Hoy, las plantillas viajan a escuelas, instituciones y centros de votación. El logro no es solo material: es simbólico. Una muestra de que, cuando una comunidad se organiza y se escucha, la inclusión se vuelve una realidad tangible.
Hablando de inclusión, esta semana en Comunidad contamos otras tres historias que, en primera persona, muestran cómo, con los apoyos adecuados, quienes tienen una discapacidad pueden desarrollar una vida autónoma.
Conocimos a Juan, que tiene parálisis cerebral y pese a los pronósticos de muchas personas, se graduó en Letras, estudia una maestría y da charlas en la ONU sobre vida independiente; Cata, que tiene síndrome de Apert y discapacidad intelectual, y descubrió en el empleo su camino hacia la autonomía; y Santi, un joven con síndrome de Down que se preparó durante diez años para cumplir su sueño de vivir solo y lo logró.
Tres historias distintas, un mismo mensaje: cuando hay apoyos, hay libertad.
Saludos, María
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/newsletters/comunidad/decido-yo-nid25102025/