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Del pronóstico de fracaso a leyenda del cine: a los 76, Sigourney Weaver vuelve a ser una heroína de la pantalla

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque está sentada esperando por el comienzo de la entrevista con LA NACION, su largas piernas elegantemente cruzadas delatan lo que la pantalla muestra hace décadas: Sigourn...

Del pronóstico de fracaso a leyenda del cine: a los 76, Sigourney Weaver vuelve a ser una heroína de la pantalla

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque está sentada esperando por el comienzo de la entrevista con LA NACION, su largas piernas elegantemente cruzadas delatan lo que la pantalla muestra hace décadas: Sigourn...

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque está sentada esperando por el comienzo de la entrevista con LA NACION, su largas piernas elegantemente cruzadas delatan lo que la pantalla muestra hace décadas: Sigourney Weaver es alta, imponente como su personaje más famoso, la valiente Ripley de la saga Alien. Pero, a diferencia de la guerrera del espacio, más allá de su estatura lo que se percibe de inmediato en la actriz es una calma que, de cierta manera, impacta más que su altura de 1.82 metros. Sonriente y dispuesta a hablar de Avatar: fuego y cenizas, la tercera entrega del relato de fantasía y ciencia ficción al que su amigo y director James Cameron la invitó a sumarse hace ya 16 años, Weaver sonríe incluso al recordar las dificultades que atravesó cuando era estudiaba teatro en Nueva York y sus profesores le insistían con que dejara de lado su sueño de actuar. Según ellos era demasiado alta para triunfar en el mundo del espectáculo.

-¿Es cierto que alguna vez le dijeron que su altura le impediría tener éxito en Hollywood?

-Creo que ese era el consenso general, al principio de mi carrera. Lo cierto es que nunca tuve la intención de trabajar en Hollywood. Lo que sí quería era trabajar en teatro pero mis profesores intentaron disuadirme. Fue en ese momento en el que pensé: “Tal vez pueda hacer lo que soñaba en el teatro en este otro medio, en el cine. Quizás ahí pueda interpretar papeles protagónicos, secundarios, hacer comedia o drama. Simplemente ir de una cosa a la otra sin limitaciones”. Que es lo finalmente hice. Gracias al cine tengo la carrera que inicialmente quería tener en el teatro.

Ese camino, la llevó a transformarse en un ícono de la pantalla grande, a conseguir tres nominaciones al Oscar por un trío de films Aliens: el regreso; Secretaria ejecutiva y Gorilas en la niebla, que no podrían ser más distintos uno del otro, y eventualmente a ser una de las protagonistas de la épica ecologista de Cameron, en la que interpretó primero a Grace, una científica humana fascinada con los habitantes de Pandora y luego, asistida por la tecnología, a Kiri, su ¿hija? adolescente que en el film estrenado a mitad de diciembre gana un nuevo protagonismo.

-¿Cómo fue la experiencia de la filmación de esta tercera parte de Avatar, comparada con las dos anteriores?

-Para nosotros, los actores, fue una experiencia asombrosa en todas las ocasiones. Creamos escenas que meses después se completarán en postproducción así que no hay tecnología alrededor nuestro. Se trata de un escenario vacío que compartimos entre el elenco y Cameron. Él no está detrás de un monitor, sino que está con nosotros; ni siquiera tiene una cámara en la mano. Creo que esa cercanía es lo que más ama de estas películas. Al terminar el rodaje él tiene mucho más trabajo que hacer pero para los actores es muy estimulante esta forma de filmar. Se siente muy pura, no hay presiones de tiempo. No existe la idea de “tenemos que terminar esta escena antes del almuerzo”. Uno simplemente hace las escenas una y otra vez hasta que todo el mundo está satisfecho de que se exploraron todos los aspectos posibles de esa toma.

-De alguna manera, suena a una especie de compañía teatral en los ensayos de una obra. ¿Le sirvió su experiencia en los escenarios en el proceso de filmar Avatar?

-Sí, me siento muy afortunada de haber empezado mi carrera en puestas del off-off Broadway. Esta experiencia me recordó a la sensación de estar haciendo ese tipo de ejercicios y el hecho de poder volver a ello tantísimos años después de la escuela de teatro es un placer, especialmente porque ahora sé qué hacer con esas herramientas. Ahora puedo apreciar esa libertad y del espíritu de intentar todo lo que se te cruce por la cabeza y el cuerpo en relación a la escena. Realmente no sé si existe algún otro film que utilice a sus actores con la intensidad que lo hace éste. Para algunos puede ser un poco irónico que una película que necesita tanto trabajo de postproducción, al mismo tiempo vuelva a los principios fundamentales de la actuación en el caso del elenco y de la dirección por el lado de Cameron.

-Alguna vez dijo que conoce a Cameron hace muchos años, pero que ahora son amigos. En 2026 se cumplen 40 años del estreno de Aliens: El regreso, su primera película juntos. ¿Cómo cambió su relación desde aquel entonces?

-Bueno, siempre fuimos amigos, solo que en el comienzo éramos amigos que no se conocían bien. Siempre estuvimos del mismo lado cuando tuvimos que proteger a Alien 2. Fue una película muy complicada de hacer y mucha gente en Inglaterra, donde se filmó, no conocía el trabajo que Jim había hecho en Terminator. Muchos no la habían visto y él se la pasaba organizando funciones para que el equipo de producción la viera pero no iba nadie. Creo que ni yo la había visto en ese entonces. Pero en mi caso, él me había enviado su guion para la secuela de Alien y cuando nos reunimos unos meses después me preguntó si tenía comentarios o objeciones para hacerle sobre la historia y le contesté que por supuesto que no. Era el guion más perfecto que había leído en mi carrera. Luego, hicimos la gira para promocionar la película, a la que nos referimos en broma como el tour de la victoria, que comenzó en el Festival de Venecia. La pasamos muy bien y descubrí que Jim era muy gracioso. Me preguntaba de dónde había salido este tipo tan cómico porque no se parecía al que estuvo en el rodaje todos esos meses. Entendí que en ese momento simplemente estaba bajo demasiada presión, las exigencias que tenía eran tantas que no se podía permitir exhibir su lado más liviano. Ahora se ríe todo el tiempo. Y nuestro vínculo es muy dulce, nos conocemos hace mucho, nos reímos el uno del otro todo el tiempo. Siempre dice que creó el personaje de Kiri para mí, porque soy muy inmadura para mi edad. A lo cual yo respondo que él también lo es y por eso ambos disfrutamos tanto de habitar el mundo de Pandora. Lo quiero muchísimo.

Espíritu adolescente

En la nueva Avatar, la tercera del quinteto imaginado por Cameron, Jake Sully (Sam Worthington) y Neytiri (Zoe Saldaña) están lidiando, cada uno a su manera, con el duelo por la muerte de su hijo mayor mientras intentan mantener a salvo al resto de su prole integrada por el rebelde Lo’ak (Britain Dalton), la pequeña Tuk (Trinity Jo-Li Bliss) y sus hijos adoptivos Spider (Jack Champion) y Kiri (Weaver) alrededor de quienes gira gran parte de la trama y el misterio a descubrir. Especialmente cuando se trata del origen de Kiri y sus habilidades para conectarse con la madre naturaleza que imaginó Cameron para Pandora, ese mundo al que los espectadores no se cansan de regresar. El film estrenado el 18 de diciembre ya lleva recaudados 760.4 millones de dólares en todo el mundo y se espera que para la semana próxima alcance los mil millones en la taquilla global. En la Argentina se mantiene como la película más vista de las últimas dos semanas con un acumulado de casi 600 mil entradas vendidas. Aunque el fenómeno no alcanzó los picos que sí tuvo la segunda entrega de la saga, de todos modos ya ingresó en la lista de las películas más taquilleras del año producidas por Hollywood: por ahora ocupa el quinto lugar detrás de Zootopia 2, Lilo & Stitch, Una película de Minecraft y Jurassic World: renace. Todos, como Avatar, dirigidos al público familiar, aunque solo uno tenga a una leyenda de 76 años interpretando a la sabia Na’vi adolescente que resulta la gran heroína del cuento.

-¿Tomó cosas de su propia adolescencia para componer a Kiri?

-Sí. Es decir, a los 14 años yo era bastante infeliz. Soy así de alta desde los 11. Así que siempre era la que le llevaba varias cabezas a mis pares y era muy torpe. Me sentía cohibida todo el tiempo. Ese fue mi primer paso para componerla. Recurrí a los recuerdos de aquellos años, volví a ese momento de mi historia. Al mismo tiempo, al ver la película terminada me doy cuenta de que Kiri tomó el mando durante el rodaje. Es casi como si yo, la actriz, hubiese dado un paso al costado para no cruzarme en el camino del personaje. Estoy convencida de que fue así. Siento que aquel set del que hablaba antes la impulsó. Fue una experiencia muy interesante para mí porque usualmente me preparo mucho antes del comienzo de un proyecto y cuando llego a la filmación ya tengo todo resuelto, desde el aspecto de mi personaje a todo lo demás. Sin embargo, en este caso fue algo más colaborativo gracias a la generosidad de todo el elenco. Especialmente de Zoe Saldaña que me tuvo que “tolerar” como su hija adolescente. Ella está acostumbrada, en la vida real con sus hijos y en la ficción, a tener a todos estos chicos pequeños alrededor, pegados a ella. Y en mi caso, el de Kiri, era todo lo contrario. Mi actitud era: “No te me acerques, mamá. No me abraces, no quiero ser normal, quiero estar en el bosque”. El otro día en una entrevista Zoe describió nuestra dinámica diciendo: “Cuando yo decía rojo, ella decía azul. Cuando yo decía arriba, ella decía abajo”. Así que le agradezco mucho por su paciencia.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/del-pronostico-de-fracaso-a-leyenda-del-cine-a-los-76-sigourney-weaver-vuelve-a-ser-una-heroina-de-nid31122025/

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