Del sueño europeo a la incertidumbre: la familia argentina que quedó atrapada por un cambio de las leyes migratorias
Durante varios años, Portugal fue la puerta de entrada al viejo continente: no exigía visado para el ingreso y ofrecía facilidades para obtener la residencia. Por eso miles de argentinos eligier...
Durante varios años, Portugal fue la puerta de entrada al viejo continente: no exigía visado para el ingreso y ofrecía facilidades para obtener la residencia. Por eso miles de argentinos eligieron ese destino. Pero el escenario cambió. Primero, con una ley aprobada en junio de 2024 que comenzó a endurecer la permanencia de los extranjeros. Y ahora, con una nueva normativa sancionada hace poco más de un mes, que volvió a restringir las condiciones de entrada y estadía en el país.
Verónica Ayala, de 45 años, oriunda de Buenos Aires, emigró a Portugal en 2023. Antes de irse, junto a su marido tenía un consultorio veterinario en la Capital. La inseguridad fue el primer detonante de su decisión de emigrar. “En menos de cuatro años nos entraron a robar cuatro veces en la veterinaria. A mi marido le robaron dos veces la moto en la puerta de casa”, contó.
“Cada vez estaba todo mucho más peligroso. Mi hijo en ese momento tenía 16, 17 años y ya empezaba a moverse solo. A las más pequeñas las acompañábamos a todos lados básicamente por seguridad”, añadió.
La crisis económica también influyó en su resolución. “Cuando me vine para acá, fue en el peor momento de inflación en la Argentina, así que también era lo económico”, explicó la veterinaria.
Eligió Portugal porque era uno de los pocos países europeos a los que podía ingresar sin pasaporte comunitario. “Tengo abuelos italianos, pero como mi mamá nunca tramitó la ciudadanía, yo no podía hacerla. Intentamos por ese lado pero no se pudo, así que por eso entramos a Portugal”, dijo.
En marzo de 2023 ingresó como turista y pudo iniciar la manifestação de interesse, el mecanismo que permitía solicitar la residencia tras obtener empleo y estar al día con la Seguridad Social. Llegó justo antes de que ese sistema fuera eliminado el 3 de junio de 2024, como parte de una reforma migratoria que busca —según el gobierno— un modelo más “ordenado” y “controlado”. El Ejecutivo lo había definido como un procedimiento sujeto a un “abuso excesivo” que desbordaba su capacidad de respuesta.
Desde entonces, quienes desean residir legalmente en Portugal deben realizar todos los trámites desde sus países de origen y solo pueden ingresar con el visado aprobado.
Durante los primeros meses, Ayala tuvo dos empleos al mismo tiempo, pero era muy agotador. En septiembre de 2023 consiguió un puesto en un shopping, en el área de restauración. “Hago toda la parte de sobremesas de tres restaurantes y sinceramente me siento como si fuese una esclava, porque trabajo 13 horas por día, con una pausa de una hora en el medio. Tengo un franco de un día y un día y medio. Y la verdad es bastante difícil porque, al tener hijos, se complica mucho la organización”.
Nueve meses después de haberse instalado en Portugal, llegaron su marido y las tres hijas, en diciembre de 2023. Con casi toda la familia reunida, retomaron el objetivo inicial: homologar sus títulos de veterinarios y poder ejercer la profesión en el nuevo país.
“Nosotros vinimos con la idea de homologar los títulos acá. La cosa es que no se puede. ¿Por qué? En la Argentina hacés el Ciclo Básico Común (CBC), cursás siete años y el último año es de intensificación hospitalaria. No tenés tesis: te recibís como médico veterinario”, explicó Verónica.
En Portugal el sistema funciona al revés y pronto descubrieron que no podrían ejercer como veterinarios. “Acá no tienen intensificación hospitalaria, pero sí tienen tesis. Cuando fuimos a Lisboa a presentar los papeles, nos dijeron que sí, que se podía homologar, pero que no íbamos a poder ejercer. Para eso había que hacer dos años de facultad más una tesis”, agregó.
La distancia y los costos terminaron por sepultar la esperanza de continuar la profesión. “Yo vivo en Coimbra y la Universidad de Lisboa está a 200 kilómetros. Iba a ser mi marido el que homologara, pero debía mudarse, estudiar otra vez y preparar una tesis. Nos dijeron que todo llevaba dos años y medio, y además hay que pagarlo: son 700 euros. Es un sueldo entero. Imaginate”, resumió Ayala.
A esa dificultad se sumó otra aún mayor: el futuro del hijo mayor. El primogénito se había quedado en la Argentina para terminar el colegio y recién pudo viajar en marzo de 2025. “Tuvo que terminar la secundaria allá. Pedimos si podía hacer las materias online, pero el colegio no nos dejó”, contó.
Una vez que llegó a Portugal, Verónica quiso reagruparlo. Pero siendo mayor de edad, la única forma de incluirlo era que estuviera a cargo de la familia, es decir, estudiando. La universidad parecía una opción, pero pronto surgió otro obstáculo: para estudiar en una universidad portuguesa es necesario tener residencia permanente. “Si no, pagás como extranjero”, explicó Ayala.
La única vía posible fue entonces iniciar la convalidación escolar del secundario en Portugal, un proceso lento y extremadamente burocrático. “Acá todo es muy burocrático. Tenés que traer el papel apostillado. Cuando lo llevás con apostilla, te dicen que tiene que estar traducido. Lo traducís. Después te dicen que tiene que estar legalizado. Y así, uno por uno. No hay una lista clara. Depende del funcionario que te atienda”.
El trámite se extendió mucho más de lo esperado. “Pedimos el analítico en la Argentina. Hasta acá tardó seis meses. No querían copias digitales: querían originales. Entre la apostilla, la traducción y todo el proceso… recién ayer entregué los papeles. No sé cuánto va a tardar hasta que tengamos respuesta”, relató.
Pero la situación dio un giro aún más complejo cuando, el 23 de octubre, entró en vigor la nueva ley migratoria portuguesa, que endureció el reagrupamiento familiar. Antes bastaba con tener un título de residencia vigente; ahora se exigen dos años de residencia efectiva para solicitarlo, salvo en casos excepcionales (hijos menores, personas incapaces, cónyuges ya presentes en Portugal, trabajadores altamente calificados o titulares de golden visa).
Su hijo, mayor de edad y sin encuadrar en ninguna excepción, quedó fuera del reagrupamiento.
Aunque Verónica inició el trámite antes de la entrada en vigor de la ley, si el Ministerio de Educación portugués no acepta la convalidación escolar del secundario, su hijo mayor no podrá quedarse en Portugal porque no cuenta con ningún tipo de visado.
Volver a la Argentina aparece entonces como la única alternativa. “Si no lo podemos reagrupar, sí, nos volveríamos. Vinimos para estar todos juntos. Imaginate volver a empezar en la Argentina… sería muy difícil”, sostuvo Ayala.
“Llegué con dos valijas y una mochila. Empezar a armar una vida desde ahí fue durísimo. Volver a empezar otra vez, con lo difícil que está todo en la Argentina, sería tremendo. Nosotros alquilábamos el consultorio y la casa en la que vivimos 22 años, no tenemos nada allá”, agregó.
Como muchos argentinos, Verónica y su familia esperan ahora la resolución de un trámite que podría cambiar por completo su futuro. “Hicimos todo lo posible para no volver. Pero bueno, si ya no da más, nos volveríamos”, concluyó.