Generales Escuchar artículo

Dieta antiinflamatoria y verano: guía práctica para sentirte más liviano sin esfuerzos extremos

La palabra inflamación se volvió común en redes y conversaciones sobre ...

Dieta antiinflamatoria y verano: guía práctica para sentirte más liviano sin esfuerzos extremos

La palabra inflamación se volvió común en redes y conversaciones sobre ...

La palabra inflamación se volvió común en redes y conversaciones sobre bienestar.

Pero más allá de la tendencia, existe un hecho: la inflamación es un proceso normal del cuerpo, necesario para defendernos y repararnos.

El problema aparece cuando ese mecanismo se vuelve persistente y silencioso. No genera síntomas dramáticos, pero sí pequeñas señales cotidianas: digestión más lenta, hinchazón, fatiga después de comer, piel más reactiva, entrenamientos que dejan más dolor de lo habitual o una sensación general de “pesadez”.

La buena noticia es que la alimentación puede tener un impacto directo en cómo se expresa ese proceso.

View this post on Instagram

El enfoque antiinflamatorio no es una dieta estricta ni una lista de prohibiciones. Es una forma de comer que favorece la recuperación, estabiliza la energía y suma alimentos con compuestos protectores. Es flexible, sostenible y posible con productos accesibles.

Uno de los pilares son las grasas saludables, especialmente los omega 3, conocidos por su papel modulador de la inflamación. Incluir pescado dos veces por semana (los ideales son los grasos como salmón, caballa, atún), un puñado de nueces al día o una cucharada de chía hidratada es suficiente para empezar a ver beneficios. Estas grasas contribuyen a la salud cardiovascular, mejoran la recuperación muscular y ayudan a mantener un equilibrio entre procesos proinflamatorios y antiinflamatorios.

Otro eje central son los polifenoles, antioxidantes presentes en frutas y vegetales que ayudan a proteger las células del estrés oxidativo.

Las frutas rojas, el cacao amargo, el té verde y el aceite de oliva extra virgen son aliados potentes. No se trata de consumirlos en forma de suplementos, sino de incorporarlos naturalmente en la rutina: un puñado de arándanos con el desayuno, una cucharadita de cacao en un yogur natural, o una ensalada condimentada con un buen aceite de oliva.

La fibra juega también un rol protagonista. Un intestino saludable es clave para modular la inflamación, porque allí se regula parte del sistema inmune.

Avena, lentejas, garbanzos, porotos, frutas frescas y verduras de todos los colores alimentan a la microbiota intestinal, generan más saciedad y mejoran el tránsito. Además, los vegetales crucíferos —como brócoli, repollo, coliflor— contienen compuestos que favorecen la detoxificación y reducen marcadores inflamatorios.

View this post on Instagram

Las especias son otro recurso subestimado. La cúrcuma, el jengibre, la canela y el romero no solo aportan sabor, sino compuestos bioactivos con efecto antiinflamatorio.

No hace falta exagerar: una pizca en el arroz, una infusión con jengibre fresco o un toque de cúrcuma en una sopa pueden sumar beneficios con regularidad.

El enfoque antiinflamatorio también contempla qué alimentos conviene moderar, no eliminar. Los ultraprocesados, las frituras frecuentes, el exceso de azúcar y las carnes muy grasas tienden a aumentar la inflamación cuando se consumen en exceso, especialmente si desplazan alimentos protectores. No son “enemigos”, pero sí productos que conviene ubicar en un consumo ocasional.

Desayuno

Para empezar el día con más energía estable, elegí un desayuno que combine fibra y proteína.

Snacks

A lo largo de la jornada, tené siempre a mano una fruta y un puñado de nueces para evitar picos de hambre.

Condimentos

En las comidas principales, optá por condimentos que sumen sabor y beneficios antiinflamatorios, como aceite de oliva, cúrcuma, jengibre o pimienta negra.

Cocina

A la hora de cocinar, priorizá métodos simples (horno, vapor, plancha o wok) para que la organización no sea un obstáculo.

Legumbres

Intentá sumar al menos un plato con legumbres todos los días o día por medio.

Hidratación

Algo clave: hidratate de forma constante durante el día, no solo cuando te acordás.

Errores comunes

A la hora de comenzar la alimentación antiinflamatoria, uno de los errores más frecuentes es consumir poca fibra y terminar culpando a la digestión, cuando en realidad lo que falta es más variedad de alimentos vegetales.

Otro clásico es abusar del café para “combatir” el cansancio, en vez de revisar la alimentación de base y cómo está distribuida a lo largo del día. También suele pasar que, por saltear comidas, se llega con demasiada hambre y se terminan eligiendo porciones muy grandes al final del día.

A esto se suma la confusión de apoyarse demasiado en productos “light” o “fit”, que no siempre son mejores opciones, así como pensar que el enfoque antiinflamatorio consiste solo en eliminar alimentos, cuando en realidad se trata de sumar los correctos y dar más espacio a lo que sí aporta.

Más allá de la comida, la inflamación también se ve influida por el estrés, la calidad del sueño y la actividad física. Dormir mejor, moverse con regularidad y sostener rutinas más estables potencia los efectos de una alimentación equilibrada. Pensar el enfoque antiinflamatorio como un estilo de vida, y no como una regla rígida, permite sostenerlo en el tiempo sin frustraciones.

Adoptar este tipo de alimentación no solo ayuda a sentirse más liviano: también mejora la digestión, la recuperación después del ejercicio, la claridad mental y el bienestar general. Es una estrategia accesible, basada en evidencia y adaptable a cualquier rutina. A veces, implementar pequeños ajustes en el plato es suficiente para que el cuerpo funcione con menos esfuerzo y más armonía.

Un día típico podría verse así:

Desayuno: avena con fruta fresca, nueces y una cucharadita de cacao amargo; o tostadas integrales con palta y huevo.

Almuerzo: ensalada abundante con mix de hojas verdes, atún, porotos, tomate, aceite de oliva y semillas.

Merienda: yogur natural con chía hidratada o un té verde con un puñado de frutas.

Cena: salmón o pollo con verduras al horno y cúrcuma, o un salteado de vegetales con arroz integral.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/dieta-antiinflamatoria-y-verano-guia-practica-para-sentirte-mas-liviano-sin-esfuerzos-extremos-nid26112025/

Volver arriba