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El año nuevo que nunca llegó: realismo y un guion dinámico para contar seis historias entrelazadas

El año nuevo que nunca llegó (Anul Nou care n-a fost, Rumania/2024). Dirección: Bogdan Muresanu. Guion: Bogdan Muresanu. Fotografía: Boroka Biro, Tudor Platon. Edición: Vanja Kovacevic, Mircea...

El año nuevo que nunca llegó: realismo y un guion dinámico para contar seis historias entrelazadas

El año nuevo que nunca llegó (Anul Nou care n-a fost, Rumania/2024). Dirección: Bogdan Muresanu. Guion: Bogdan Muresanu. Fotografía: Boroka Biro, Tudor Platon. Edición: Vanja Kovacevic, Mircea...

El año nuevo que nunca llegó (Anul Nou care n-a fost, Rumania/2024). Dirección: Bogdan Muresanu. Guion: Bogdan Muresanu. Fotografía: Boroka Biro, Tudor Platon. Edición: Vanja Kovacevic, Mircea Lacatus. Elenco: Adrian Vancica, Nicoleta Hancu, Emilia Dobrin, Mihai Calin, Andrei Miercure. Calificación: Apta para mayores de 13 años. Distribuidora: Zeta Films. Duración: 138 minutos. Nuestra opinión: Buena.

Con la intención de pintar un cuadro general de los días anteriores a la revolución rumana de 1989, Bogdan Muresanu elige retratar en El año nuevo que nunca llegó lo que sucede en las vidas de seis personas, que se relacionan de distintas maneras con la sociedad en crisis en la que viven.

En esa búsqueda, la cualidad coral de El año nuevo que nunca llegó es un acierto, pero su propia naturaleza también le impone al film ciertos desafíos. Las seis historias, que de alguna manera se cruzan o relacionan entre sí, sirven como piezas de un rompecabezas que, al juntarlas, permiten construir, desde la ficción, un panorama de un momento crucial en la historia de Rumania.

Por otro lado, como suele suceder en este tipo de historias con múltiples protagonistas, hay algunas tramas que resultan más atractivas que otras, personajes que generan más interés que otros. En gran parte, esto se debe a la forma en la que el guionista y director aborda cada una. Algunas de las escenas están trabajadas con un grado mayor de sutileza, mientras que en otras predomina un trazo grueso, destinado a remarcar las ideas que propone la película.

El año nuevo que nunca llegó es un drama, con ciertos toques de humor, que se concentra en unos pocos días de diciembre de 1989, en Bucarest. A través de los distintos personajes, la película va mostrando diversas formas en las que el régimen comunista de Nicolae Ceaușescu oprimía a la sociedad y cómo esa situación fue llegando a un punto de quiebre, que pronto dio lugar a una revolución.

El director de televisión Stefan Silvestru (Mihai Calin) se ve forzado a volver a grabar parte de un programa especial de Año Nuevo, diseñado como un homenaje obligatorio a Ceaușescu, ya que su estrella se dio a la fuga. Para reemplazarla, los productores encuentran a Florina (Nicoleta Hancu), una actriz de teatro angustiada por la revuelta de Timișoara, que hará todo lo posible por no leer en TV esas líneas que homenajean al líder del régimen. El hijo del director, Laurentiu (Andrei Miercure), planea escaparse del país junto con un amigo, pero no sabe que está siendo investigado por un agente de la policía secreta, por haber participado en una obra de teatro satírica en la universidad. El agente Ionut (Iulian Postelnicu) tiene sus propios problemas, ya que su madre Margareta (Emilia Dobrin) está siendo desalojada de su casa, que será demolida, y trasladada a un departamento chico, lo cual le produce inmensa tristeza. En la mudanza, la mujer recibe la ayuda de Gelu (Adrian Vancica), un obrero que tiene un peculiar problema con la carta que su pequeño hijo le escribió a Papá Noel.

Cada una de estas historias ilustra las dificultades de la vida bajo el régimen comunista en Rumania, como la falta de libertad de expresión y la imposibilidad de tomar decisiones propias, además del limitado acceso a alimentos y la violencia contra quienes se rebelan, entre otras cosas. En ese sentido, la película puede resultar didáctica por momentos, con una repetición de situaciones que parece innecesaria y le quita tiempo a la profundización de algunos de los personajes.

El realismo de la puesta en escena de Muresanu y de las actuaciones, a cargo de un elenco destacado, está muy bien logrado. Esta potencia del realismo es clave en la búsqueda del cineasta por realizar un film que sea una interpretación artística de un momento histórico. Junto con el dinamismo del guion, que tiene una estructura que va combinando con astucia las distintas tramas que se cuentan, son los mayores aciertos de El año que nunca llegó.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/el-ano-nuevo-que-nunca-llego-realismo-y-un-guion-dinamico-para-contar-seis-historias-entrelazadas-nid19062025/

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