El desafío de evitar nuevos conurbanos en los que vivir se vuelva una pesadilla
CÓRDOBAEn el imaginario social argentino, el crecimiento es homogéneo, pero esto no es así en la realidad y las diferencias se profundizarán. La advertencia la hace el sociólogo Fernand...
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En el imaginario social argentino, el crecimiento es homogéneo, pero esto no es así en la realidad y las diferencias se profundizarán. La advertencia la hace el sociólogo Fernando Moiguer: “No se va a repartir equitativamente el efecto riqueza que generen los distintos focos productivos y vamos a ver el nacimiento de nuevos conurbanos. La experiencia internacional muestra que ningún conurbano se desarma y en la Argentina no hay nadie que esté diseñando políticas en ese sentido. Y la conurbanización implica pobreza y desintegración social”.
La advertencia de Moiguer, experto en consumo y tendencias sociales, es compartida por otros especialistas consultados por la nacion. Apunta al fenómeno social de aquellos que migran desde sus lugares de origen hacia donde esperan conseguir mejores oportunidades económicas, para luego ver defraudada su esperanza y quedar inmersos en la economía informal.
¿Dónde podrían localizarse esos nuevos conurbanos? Por el momento, la estimación alcanza a Vaca Muerta en Neuquén, al denominado “triángulo del litio” (Catamarca, Jujuy y Salta) y al del cobre (Catamarca, La Rioja y San Juan).
El caso argentino es paradigmático por el peso social y político enorme que tiene el conurbano de Buenos Aires
“Estas economías de enclave generan un flujo de información que se traduce en expectativas sobre trabajo, con la consecuente migración interna –señala Jorge Paz, economista y experto en demografía social y desarrollo económico–. Esto debería alertar a quienes trazan las políticas públicas. Son polos que generan acumulación de inversiones de alta productividad, con alta rentabilidad y fuerte potencial de crecimiento, pero con bajo efecto multiplicador”.
Sociólogo, profesor emérito en la Universidad de Nueva York y especialista en geopolítica, Juan Corradi observa que la conurbanización es un fenómeno mundial. Brasil tiene a San Pablo y Río de Janeiro; México al Distrito Federal; China a Pekín; Japón a Tokio. “En Europa hay conurbanos con menos volumen, pero con fuerte importancia política, como París, donde se han venido registrando disturbios”, resume.
El caso argentino es paradigmático por el peso social y político enorme que tiene el conurbano de Buenos Aires, afirma Corradi. “Económicamente representa el 27% del empleo industrial, 16% del PBI. Lo que mueve a la migración depende del país y del modelo económico, y en esos puntos la Argentina es distintiva. Hay esperanza entre los que emigran internamente y hacia afuera. En el primer caso, cuando llegan a Buenos Aires se encuentran con un modelo que administra la pobreza y que viene involucionando”.
Primera migraciónFue Juan Domingo Perón quien aprovechó políticamente la primera gran migración interna, recuerda Corradi: “Con un modelo de industrialización, incorporó a los recién llegados al sector formal y sindical”. Pero eran otros tiempos. “En los años del kirchnerismo predominó la informalidad laboral, con menos peso del sindicalismo formal y más peso del Estado, un mantenimiento de la pobreza”, agrega.
El sociólogo Javier Auyero diferencia los conurbanos ligados a la industrialización de los relacionados a actividades extractivistas, que no generan mucho empleo e impactan más en sectores de servicios. “Hay dos actores que pueden hacer que el motor del foco industrial extienda su mano hacia la gente, que se paguen salarios altos, que haya infraestructura, viviendas: las empresas y el Estado”, apunta.
El conurbano bonaerense se fue construyendo en sucesivas capas, con ausencia del Estado, dice. “En los años 40 y 50 creció porque había empleo, pero no casas. Asi surgió la conurbanización, una extensión poco planificada, que tiene una denominación más valorativa, como es la de villa miseria. Vaca Muerta va a generar actividad, habrá una pequeña proporción de trabajadores bien pagos, pero una cuestión esencial es la vivienda”.
Los que llegan afrontan problemas de vivienda, servicios y salud
La Argentina creció mucho en torno a Buenos Aires, dice el historiador Roy Hora. “Hasta 1960 el esquema funcionó más o menos bien, aunque con problemas de infraestructura –señala–. En los años 80 y 90 los problemas cambiaron. En el caso de Buenos Aires la gobernanza es problemática. La Plata no tiene potencia política y queda en el medio de dos polos de poder, con poca capacidad de articular políticas públicas. La historia de nuestro país se desarrolló centrada en Buenos Aires. Pero ahora, por primera vez, se está dando un proceso distinto que cambiará el perfil histórico. Los desplazamientos de población ya se han registrado en lugares de explotación de minería y de petróleo”.
La reorientación de las migraciones internas es necesaria para revertir la aglomeración en las grandes urbes sin suficiente capacidad para generar empleo productivo, dicen los expertos
La Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM) estimó que el año pasado el empleo minero aumentó un 1,6% y alcanzó su octavo año de crecimiento consecutivo. Estimó que hacia 2032, con inversiones por 33.000 millones de dólares y con los más de 60 proyectos en marcha se podrían generar 200.000 puestos de trabajo directos e indirectos. La consultora PWC prevé, en el caso de Vaca Muerta, inversiones por 120.000 millones de dólares y 500.000 empleos para 2030.
El economista Leonardo Gasparini, director del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de La Plata, comparte que la formación de nuevos conurbanos es un escenario posible. “La aparición de oportunidades económicas genera fuertes incentivos a la migración, que se produce en general de forma muy rápida y desordenada, lo que genera todo tipo de problemas sociales vinculados a la vivienda, acceso a servicios, educación y otros. Fenómenos semejantes ya han ocurrido en Buenos Aires y en otros conglomerados urbanos del país y del resto del mundo. El fenómeno de la conurbanización es la regla y no la excepción”.
Planificar, la claveLa reorientación de las migraciones internas es necesaria para revertir la aglomeración en las grandes urbes sin suficiente capacidad para generar empleo productivo, dicen los expertos. “La macrocefalia aporta a la pobreza porque la gente va de zonas de baja productividad a otras de baja productividad y costo de vida más alto –dice el economista de la Fundación Mediterránea Jorge Vasconcelos–. Hay que acompañar los movimientos migratorios con medidas, y las nuevas tecnologías pueden ser de gran ayuda”.
Auyero aporta que hay una experiencia de no-conurbanización, la de Cutral-Co en Neuquén: “Todo giraba alrededor de la explotación hidrocarburífera, pero hubo servicios de educación y salud con empresas asociadas al Estado. No hay nada que diga que necesariamente habrá pobreza, pero hay que tener en cuenta que no hay nada en el desarrollo urbano que sea natural”.
Cutral-Co creció a partir de un campamento petrolero de YPF y la explotación de yacimientos cercanos. Años después, sin embargo, la declinación de la producción y la privatización de YPF generaron una crisis y conflictos sociales, como las “puebladas” de 1996.
Hace poco el intendente de Añelo (el núcleo urbano más cercano a Vaca Muerta, en Neuquén), Fernando Banderet, contó: “Hay una gran migración de personas y familias que vienen a visualizar su futuro aquí, con el proyecto de actividad laboral que se pueda llegar a generar”. Pero la infraestructura no está preparada para esos nuevos habitantes. Por caso, describió que hay más de 1700 inscripciones para soluciones habitacionales. “Algunas datan de 2002. Lo que estamos por adjudicar ahora son 250 lotes con servicios, apenas un pequeño aporte frente a la gran demanda”, señaló.
Para Jorge Paz, este es un caso ilustrativo: “Vaca Muerta trajo un flujo de inversiones y empleo calificado, pero también una presión urbana brutal, con alquileres por las nubes, barrios sin agua corriente y una periferia que creció más rápido que cualquier política pública”. Enfatiza que los procesos de conurbanización no son de corto plazo. “Se ven en una década o más. El problema es en qué derivan. Muchas veces, en violencia, problemas de educación, inseguridad”.
Auyero aporta otro elemento: en las pruebas Aprender 2024, Neuquén quedó entre las cuatro provincias con más bajo porcentaje de chicos (35,8%) con capacidad de leer textos simples. “En estos distritos con potencial y mayor dinamismo económico, hay un interrogante sobre la calidad de la política pública en áreas claves, para que haya mayor integración y articulación con otras actividades”.
Hay una parte del fenómeno que es inevitable –dice Gasparini–, y tiene que ver con las dificultades de incorporar de manera armónica la entrada repentina de mucha gente a una ciudad
Paz vuelve sobre las consecuencias negativas de la conurbanización e insiste en no esperar a que el fenómeno se convierta en problema. “La improvisación sale muy cara; el riesgo mayor es la fragmentación territorial asociada a una expansión desordenada de la mancha urbana, lo que trae segregación espacial, territorial y social, desigualdades en el acceso a servicios básicos, alta informalidad laboral, debilidad institucional local y desconexión entre el núcleo económico dinámico y la población que lo rodea. Sin planificación no solo no hay derrame, sino que puede aumentar la pobreza, no la medida por ingresos, sino la estructural, la relacionada al acceso a servicios, a las oportunidades sostenidas y a la institucionalidad social”.
Evitar problemas“Hay una parte del fenómeno que es inevitable –dice Gasparini–, y tiene que ver con las dificultades de incorporar de manera armónica la entrada repentina de mucha gente a una ciudad. Este proceso es complejo y es una ilusión pensar que no viene con conflictos. Pero si se actúa con anticipación y se planifica, seguramente el proceso va a ser menos traumático”.
Sostiene que la planificación, en principio, debería ser una tarea de todos. Pero, señala, los incentivos privados atomizados que priorizan la rentabilidad económica difícilmente lleven a una acción coordinada. “Lo ideal, entonces, es que sean las políticas públicas las que orienten, regulen y coordinen el proceso de asimilación de la población migrante”.
Gasparini coincide en que las necesidades fundamentales están vinculadas a la vivienda, los servicios, la salud y la educación. “Es muy importante hacer una buena evaluación de la sustentabilidad en el tiempo de las oportunidades económicas que atraen a los migrantes. Las inversiones y políticas necesarias son muy diferentes si se estima que el boom durará un par de años o si se cree que es algo más permanente”, señala.
En la misma línea se manifiesta Paz: planificación territorial anticipada, inversión pública y coordinación intersectorial para vivienda, transporte y servicios básicos. “Hay que atender la economía del cuidado, porque hay niños en la comunidad. Y pensar el desarrollo regional desde el entramado social que se crea. No confundir crecimiento económico con desarrollo”.
Con todo, Gasparini apunta que, más allá de los problemas asociados a la conurbanización, no hay que olvidar que la raíz del fenómeno es positiva: las nuevas oportunidades que alientan a muchos a buscar un horizonte mejor. “Es importante entonces que la escasez de políticas orientadas a aliviar los problemas de la transición no llegue al extremo de anular esas nuevas oportunidades ni desalienten el proceso migratorio que impulsan”.
“Hay una parte del fenómeno que es inevitable –dice Gasparini–, y tiene que ver con las dificultades de incorporar de manera armónica la entrada repentina de mucha gente a una ciudad. “Desarmar un conurbano es difícil, requiere de un cambio en la política educativa y de la creación de infraestructura –sostiene Corradi–. Hay un modelo mundial de gestión ordenada y es Tokio. El diseño tiene que hacerlo el Estado. Por eso, no todo lo que hace el Estado debe ser visto como malo”.