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El descenso del fútbol: Tapia, Messi, De Paul y los mates del “pan y circo”

Campeones del mundo en Qatar. El título, una corona para toda la vida, tiene en el dorso una advertencia: hay que saber administrar el éxito. Y en este tiempo -estos días, particularmente-, ese ...

El descenso del fútbol: Tapia, Messi, De Paul y los mates del “pan y circo”

Campeones del mundo en Qatar. El título, una corona para toda la vida, tiene en el dorso una advertencia: hay que saber administrar el éxito. Y en este tiempo -estos días, particularmente-, ese ...

Campeones del mundo en Qatar. El título, una corona para toda la vida, tiene en el dorso una advertencia: hay que saber administrar el éxito. Y en este tiempo -estos días, particularmente-, ese poder conferido por la conquista se fue de las manos. Principalmente a los dirigentes de la AFA, quienes deben gestionar el prestigio ganado por la selección y el dinero que empezó a fluir por millones de dólares. La cita máxima se disputa cada cuatro años, pero el fútbol argentino se juega los 365 días. Campeonatos locales, ascensos, descensos, premios y castigos. En esa cancha gigante, todo se transformó en una ruleta rusa y no se sabe para qué lugar puede salir el tiro del despropósito. La última ¿gambeta? que sorprendió a casi todos fue el título dado a Rosario Central por haber sido el equipo que más puntos sumó en 2025. La AFA siempre guarda una carta bajo la manga para sorprender.

Si a Angel Di María, uno de los héroes, uno de los que posibilitó romper las frustraciones mundialistas en celeste y blanco luego de 36 años, lo “único” que le quedaba por cumplir en su carrera era ser campeón con Rosario Central, no se hable más: se sacó una cuenta para darle una copa que no estaba reglamentada pero que servía como agradecimiento eterno a un “campeón del mundo” por haber regresado a la “Liga de los campeones del mundo”. Rosario Central juega bien y podría ganar también en la cancha el torneo Clausura (se mide en los octavos ante Estudiantes), pero… ¿por qué esperar tanto? Quienes conducen no tienen paciencia. O no quieren correr riesgos.

No se trata de Di María ni de Rosario Central. Una cosa es ser una figura preponderante en la historia del deporte, un póster que –desde lo deportivo- nadie descolgará. Como sucederá en cada habitación del hincha argentino con Messi, Dibu Martínez, Cuti Romero, Rodrigo De Paul, Leandro Paredes, Lautaro Martínez, Julián Álvarez, los 26 que estuvieron en Qatar. Otra cosa es desconocer el desprestigio en el que se sigue hundiendo el torneo argentino. No se planifica, se muñequea según la conveniencia, se decide de manera improvisada, tomando decisiones en función de cómo viene el viento, sacando descensos a mitad de camino o nombrando nuevos campeones. Y cuando conviven ambos mundos, cuando Tapia viaja como dirigente a cada partido que juega la selección, aparece la foto –y clásica, una cábala- del presidente de la AFA, Messi y De Paul tomando mates, con rostros sonrientes. La última la subió a sus redes el 14 de noviembre pasado, el día del amistoso ante Angola, y la completó con la siguiente leyenda: “El mate sagrado. Dale que es viernes y juegan los Campeones del Mundo”.

El mate sagrado. Dale que es viernes y juegan los Campeones del Mundo 🇦🇷😎 pic.twitter.com/xWw1gLIhCg

— Chiqui Tapia (@tapiachiqui) November 14, 2025

Los méritos conseguidos por el grupo de jugadores y el cuerpo técnico no se discuten. Estamos ante la mejor selección de la historia porque, a diferencia de lo que sucedió con los campeones del ’78 y el ’86, el plantel de Scaloni logró mejores resultados, pero sobre todo un funcionamiento sostenido por mucho más tiempo que en los ciclos comandados por César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo. La potencia que genera ser una selección de época choca, últimamente, con algunos derrapes.

No fue nada prolija la imagen que despidió el gesto que tuvo Messi en octubre, cuando dejó la concentración de la selección antes del partido con Venezuela para irse a jugar con Inter Miami (en el 4-0 a Atlanta United) y luego regresar para ponerse la camiseta celeste y blanca tres días después ante Puerto Rico. Un hecho inédito y negativo, y que se pretendió normalizar con un “aquí no pasó nada”.

Scaloni fue (alguna vez) una voz crítica de alguno de los comportamientos de sus jugadores –para marcarles el camino ante alguna desviación del objetivo colectivo- y también de las decisiones dirigenciales de la AFA, ya sea por algunos viajes o el bajo calibre de los amistosos de la selección. En el camino a Qatar no lo sufrió pero, se sabe, a menor jerarquía de adversarios, menor posibilidad de crecimiento.

Claramente lo mejor que funciona en la AFA es la selección. No sólo el trabajo de Scaloni sino también todo su cuerpo técnico con Pablo Aimar, Walter Samuel y Roberto Ayala, y hasta lo que hace Diego Placente en los seleccionados juveniles. No sólo se ve un trabajo formativo y con triunfos deportivos en la evolución (y seguimiento de cada chico) sino en el scouting que están haciendo en todo el mundo. Pero eso es sólo una parte. Un grito a tiempo puede salvar al fútbol argentino de la debacle local.

La falta de lógica, la cultura del amiguismo, la desconfianza en las ternas arbitrales y los que están en la oficina del VAR (quienes, con sus fallos, influyen en los resultados de los partidos); gremios que no abren la boca ante situaciones irregulares que viven futbolistas, entrenadores o hasta los propios árbitros, que en la liga local pueden cometer errores pero que después son calificados por los veedores como “muy buenos” en función del trabajo realizado. Lo que observan los que toman decisiones en las canchas no coincide con lo que ve la mayoría de la gente por TV. Y la cuerda se tensó de tal manera que, luego de que un DT se sintiera ampliamente perjudicado en la última fecha como sucedió con Frank Kudelka (Huracán), el árbitro principal (Andrés Gariano) lo amenazó luego del partido: “Vamos a hablar y te voy a romper todo”. Nunca en la historia se había escuchado a un árbitro decirle eso a un protagonista con las cámaras y los micrófonos encendidos. Tan triste que para los que manejan el fútbol argentino no necesitó ninguna sanción, ningún comunicado.

"VAMOS A HABLAR Y TE VOY A ROMPER TODO".

De Andrés Gariano para Frank Kudelka. 🇦🇷😳

pic.twitter.com/4BYVO9pv2b

— Ataque Futbolero (@AtaqueFutbolero) November 17, 2025

Federico Beligoy, a cargo de la Dirección Nacional de Arbitraje y que al mismo tiempo maneja el gremio de la AAA, no se expresó al respecto, pero este sábado sí utilizó su cuenta de X para felicitar a Darío Herrera por ser designado para dirigir la final de la Copa Libertadores entre Flamengo y Palmeiras. “Siempre en lo más alto, orgulloso de todos ustedes. Cada logro obtenido es fruto del reiterado trabajo que vienen desarrollando. Felicitaciones, vamos por más!”, se lee en su mensaje. No se trata puntualmente de caerle a Herrera, el contexto es global: si hay un momento en el que el fútbol argentino no está en condiciones de levantar las banderas del orgullo ni las felicitaciones, es ahora. Todos los partidos generan sospechas, todos los partidos generan polémicas. Y miedo en sus protagonistas, que cada vez sienten más limitaciones para expresar lo que viven todos los fines de semana por temor a terminar con varias derrotas seguidas o un descenso directo.

Hace bastante tiempo que sucede esto, pero se potenció desde el logro mundialista en Qatar. Y se mantiene en paralelo con las imágenes lamentables que entrega cada fin de semana. Es posible que Messi, De Paul y Scaloni tengan una herramienta que hasta el momento desconocen. Y, más allá de las distancias, ninguno puede decir que desconoce lo que está sucediendo en el fútbol argentino.

Alguno podría pensar: “Con todo lo que les hicieron vivir a los argentinos, ¿te molesta una selfie con el presidente de la AFA?”. Pero el razonamiento podría ser diferente: “Con todo lo que les hicieron vivir a los argentinos, no necesitan abrazar a una dirigencia que cada día toma más distancia de la justicia deportiva y empuja al fútbol argentino al sótano de la credibilidad”.

Siempre es positivo que campeones del mundo refuercen nuestra liga, pero alcanza con lo que mejor saben hacer: jugar al fútbol desde sus cualidades técnicas, hacer mejores a sus compañeros y el contagio anímico y deportivo que generan en cada equipo que se suman. Di María generó eso (y es lo más importante) pero también hizo echar a Izquierdoz sólo con un gesto al árbitro Merlos; Leandro Paredes transformó el juego de Boca, pero también se fue de boca contra el árbitro Baliño ante Defensa y Justicia. Montiel y Acuña protestan en exceso y el Huevo tuvo más de un gesto innecesario, uno de ellos ante la gente de Racing en Rosario -haciendo jueguitos con la cabeza-, el día de la victoria de River en la Copa Argentina. Ya suman por lo bueno, no necesitan “argentinizarse” desde el costado menos esencial, no necesitan condicionar negativamente una estructura que -de por sí- le falta transparencia.

Antes, los relatores de TV utilizaban el latiguillo de que cada puntapié inicial se daba en la “Liga de los Campeones del Mundo”. Por más que sigan llegando protagonistas de Qatar a jugar aquí, esa frase cada día se desacredita más. Se vacía de sentido. Qué lejos quedaron el Mundial, el bicampeonato de América y la Finalissima. Y qué cerca sigue estando todo lo que esa estela generó negativamente en los escritorios, en quienes conducen el fútbol argentino, que se sigue sacando la foto del “pan y circo”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/el-descenso-del-futbol-tapia-messi-de-paul-y-los-mates-del-pan-y-circo-nid23112025/

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