El gran aporte de Ángel Di María para la impunidad del Chiqui Tapia
“Cuando asumí como presidente, en la profunda crisis que se encontraba Rosario Central, Chiqui Tapia, Pablo Toviggino y todo AFA brindaron apoyo, asesoramiento y colaboración. En los peores mom...
“Cuando asumí como presidente, en la profunda crisis que se encontraba Rosario Central, Chiqui Tapia, Pablo Toviggino y todo AFA brindaron apoyo, asesoramiento y colaboración. En los peores momentos, siempre a la par”. Las palabras de Gonzalo Belloso, el presidente del equipo que este jueves recibió de regalo un escandaloso título de manos del titular del fútbol argentino, sirven para graficar cómo hacer bien los deberes en los turbios códigos que maneja el fútbol argentino redunda en recompensas.
Belloso había salido a defender a su aliado cuando un exdirigente de Central acusó al titular de la Asociación del Fútbol Argentino de algo que se replica en las tribunas, en redes y en la calle pero que termina por manifestarse en un atronador silencio en las reuniones del Comité Ejecutivo.
“Ya no me callo más, Tapia, Toviggino y compañía son arregladores de técnicos y partidos, lavadores juntos con los ex dirigentes, representantes y cuevas financieras que vaciaron a Central, hasta ponen DT, Independiente se salva, los santiagueños también, pregúntenle a Vélez, y hay pruebas de sobra, en un país serio están todos procesados”, se quejó en 2023 Eduardo Macías, quien era dirigente cuando el club rosarino militaba en el Nacional B y Belloso ostentaba el cargo de manager.
El “Pejerrey” tuvo una extensa y discreta carrera como futbolista. Pero como dirigente, hizo todos los deberes. Un año después de ser despedido como manager de Central por golpear a dirigentes de Independiente Rivadavia tras un partido en Rosario, emprendió un sorprendente camino que lo llevó a lo más alto del poder del fútbol sudamericano.
En 2014 asumió como asesor deportivo de la Asociación Paraguaya de Fútbol, vínculo que forjó como jugador de Olimpia. Más tarde recaló como secretario técnico de la selección albirroja hasta llegar a Director de Desarrollo y Secretario General Adjunto de Fútbol de la Conmebol. Allí tejió relaciones con Alejandro Domínguez, titular del fútbol sudamericano, y se convirtió en uno de los dirigentes argentinos con mayor poder.
A ese cargo renunció en 2021 para dedicarse de lleno a su proyecto personal. Mientras Chiqui Tapia obtenía inmunidad en Qatar con el título de Messi y compañía, su amigo Belloso arrasaba en las elecciones y se transformaba en presidente de Central. Un año después dejó su cargo la FIFA: era Asesor Estratégico para Sudamérica.
El golpe de efecto de este torneo fue la vuelta al fútbol argentino de una de las figuras del título de Qatar. Ángel Di María volvió a jugar en el club de sus amores. Todo se precipitó gracias a una gestión de Tapia que lo convenció de retirarse en Rosario antes de darle cobijo y apoyo para su futura carrera de DT. Es más, el día previo al título regalado en AFA, Di María defendió la gran gestión de Tapia y anunció que se dedicaría junto a su amigo Leandro Paredes a la dirección técnica cuando ambos campeones dejen el fútbol profesional.
La debilidad del Chiqui por los héroes de Qatar tuvo en Angelito un capítulo especial. En cada estadio donde se presentaba el equipo de Ariel Holan, las hinchadas rivales decían con sorna que había que ganar en la cancha y también a los enviados de Federico Beligoy y Pablo Toviggino, el influyente dirigente confeso hincha de Rosario Central. Por eso no sorprendió que en el primer partido de Di María el estadio de Arroyito estuviera adornado con una enorme bandera argentina que colgaba sobre el palco presidencial de Belloso con una leyenda que simplemente decía “Gracias Chiqui”.
Gran parte de la campaña de Central en este 2025 estuvo teñida de polémicas. Ya desde el primer partido, el capitán cambió por gol un dudoso penal, sancionado por Dovalo y que el VAR ni siquiera revisó. La semana siguiente, Merlos cobró otro polémico penal a favor del equipo auriazul, que Di María cambió por gol. El VAR tampoco intervino y Lanús sufrió la expulsión de su capitán Carlos Izquierdoz por quejarse.
Ese día, Tapia y su amigo Belloso inauguraron una prueba piloto con la vuelta del público visitante. Toviggino fue uno de los artífices de esa movida. En medio de una pelea en redes con Guillermo Francos, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acusó de “barrabrava con cargo” a Toviggino y lo amenazó con aplicarle el derecho de admisión si no se retractaba de sus amenazas.
Mientras el folclore del fútbol argentino ya había bautizado al actual torneo como “Copa Di María”, el capitán de Central tuvo que salir a aclarar: “Siempre es culpa mía, ya estoy acostumbrado a que me metan en todos los quilombos. Lo de los penales es siempre lo mismo. Los dos que tuvimos fueron claros. Si tuviésemos una ayuda, estaríamos primeros. Estamos tranquilos con el trabajo que hacemos, no necesitamos la ayuda de nadie”.
Hoy, Di María recorrió los 300 kilómetros desde su casa en Funes para recibir en un escritorio el trofeo de campeón. Estaba feliz junto a Belloso. A su izquierda estaba un sonriente Toviggino. A su derecha, el inmune Chiqui Tapia. El fútbol argentino en estado puro.