El Kily González, nuevo DT de Platense: del dolor por la renuncia de Orsi-Gómez al desafío histórico de la Copa Libertadores
El 1º de junio de este año Platense escribió la página más gloriosa de sus 120 años de historia: venció 1 a 0 a Huracán en Santiago del Estero, se proclamó en el Apertura y se coronó por ...
El 1º de junio de este año Platense escribió la página más gloriosa de sus 120 años de historia: venció 1 a 0 a Huracán en Santiago del Estero, se proclamó en el Apertura y se coronó por primera vez en el fútbol argentino. Pero el festejo, teñido de euforia y emoción, se diluyó demasiado rápido. La dupla técnica compuesta por Favio Orsi y Sergio Gómez, artífices silenciosos de esa gesta, presentó su renuncia de forma sorpresiva. Y el golpe, para un club no acostumbrado a los vaivenes del éxito, fue tan inesperado como doloroso. Ahora, con la Copa Libertadores en el horizonte, el Calamar tendrá un nuevo comandante: Cristian Kily González.
“Estoy dolido. No era lo que quería”, confesó sin vueltas Sebastián Ordóñez, presidente de Platense, cuando la noticia de la ida de sus entrenadores salió a la luz. Y aunque evitó alimentar la polémica, dejó entrever que la decisión fue unilateral. “No hay bronca ni reproches. Para mí, ellos van a ser siempre los técnicos que sacaron a Platense campeón”, agregó. Pero el fútbol no espera. Y así, mientras la confusión aún flotaba en Vicente López, la dirigencia se movió rápido para cerrar un reemplazo a la altura de un presente que impone desafíos inéditos. Finalmente, dio con un símbolo de Rosario Central que viene de dirigir a Unión de Santa Fe.
El acuerdo con el Kily se cerró de palabra en las últimas horas. Firmará contrato hasta diciembre de 2026 y será presentado oficialmente este martes. Su llegada no es casual: más allá del perfil fuerte y frontal, la dirigencia vio en él una figura con experiencia, con rodaje en el fútbol argentino y con hambre competitivo.
El otro candidato que estuvo en el radar fue Martín Palermo, quien llevó a Platense a la final del Torneo 2023 (perdida con Rosario Central). Pero esta vez, el elegido fue González.
La era de la madurezDespués de su debut como DT en Rosario Central, el Kily tuvo un ciclo de casi dos años en Unión de Santa Fe. Allí dirigió 78 partidos, con un saldo parejo: 25 victorias, 26 empates y 27 derrotas. En su primer año, salvó al equipo del descenso y lo clasificó a la Copa Sudamericana 2024. Sin embargo, en el arranque de 2025, el desgaste con el plantel y los resultados lo empujaron a dejar el cargo. Su último partido fue el 14 de abril, frente a Defensa y Justicia.
Luego del encuentro habló ante los medios, pero no aceptó preguntas y se despidió con un mensaje emotivo: “Me voy feliz de haber intentado hacer todo lo posible para que a Unión le vaya bien, con buena leche, sin mala intención, honesto, sincero, directo en la cara”, dijo con la voz quebrada.
¡Al borde de las lágrimas! La emotiva despedida del Kily González tras dejar de ser el DT de Unión.
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Y agregó:“Agradezco a Unión por haberme hecho trabajar de nuevo. He crecido y madurado en muchas cosas en este club. Me brindaron cariño y respeto siempre. No quiero entrar en cosas que no tiene sentido hablarlas,me quedo con los años maravillosos que pasé en este club, con lo que pasó en el vestuario con mis jugadores. Siempre se brindaron, se entregaron, nos vaciamos en todo el sentido, desde una preocupación hasta lo deportivo”.
Hoy, a sus 50 años, asume un desafío de otro calibre: sostener la competitividad de un equipo que acaba de hacer historia y, al mismo tiempo, preparar al club para su primera participación en la Copa Libertadores, en la que debutará directamente en la fase de grupos.
Una salida que aún dueleEl golpe emocional por la salida de Orsi-Gómez aún resuena. Porque no se trató solo de una consagración deportiva. En ese título hubo identidad, mística, trabajo de hormiga y una comunión con la gente que no se construye de un día para el otro. La dupla, que venía trabajando junta desde 2016, había consolidado una idea, un equipo y una confianza interna que explotó en la final en Santiago del Estero. El club había hecho un click. Por eso dolió. Por eso sorprendió. Por eso fueron días de emociones encontradas, tal como le confiaron a este diario: la alegría inmensa por el título y la tristeza por el abrupto fin de ciclo de los entrenadores.
“No tengo rencor, pero estoy triste porque no es lo que quería”, repitió Ordóñez en varios medios. Aunque no hubo una explicación oficial de los técnicos, el desgaste interno, la oferta de otros clubes y algunas diferencias con la dirigencia podrían haber sido parte del cóctel.
Ahora, la página ya está pasando. Y el Kily tendrá la difícil tarea de darle continuidad a ese legado sin romper lo construido, pero también con la autoridad suficiente para imprimirle su sello.
Uno de los primeros ítems que deberá abordar González será el mercado de pases. Ya hay nombres sobre la mesa que podrían emigrar: Ignacio Vázquez, Juan Saborido, Vicente Taborda y Tobías Cervera son algunos de los jugadores con chances concretas de salir. La dirigencia planea retener a la base, pero sabe que la vidriera de la Libertadores y el presente del club generarán movimiento.
En paralelo, el debut en la Copa ya tiene fecha confirmada para el primer semestre de 2026, pero la preparación arranca ahora. El objetivo es claro: competir, representar al fútbol argentino con dignidad y seguir haciendo historia.
El Kily lo sabe. No hay proyectos blindados ni éxitos garantizados. Pero sí hay caminos. Y el suyo, a diferencia de su etapa como jugador, se va construyendo con curvas, con tropiezos, con aprendizajes a fuego lento. Rosario Central lo fogueó. Unión lo templó. En Platense quizás encuentre el escenario ideal para consolidarse.