El Mundial de Clubes y una figura inesperada: João Pedro estaba en la playa y llevó a Chelsea a la final
La pujanza económica del fútbol brasileño, suficiente para establecer diferencias en las competencias de la Conmebol, aun se queda corta para ponerse en un pie de igualdad con las potencias euro...
La pujanza económica del fútbol brasileño, suficiente para establecer diferencias en las competencias de la Conmebol, aun se queda corta para ponerse en un pie de igualdad con las potencias europeas en el Mundial de Clubes. Detrás de Chelsea, primer finalista, subyace el estado de situación que se acentuó desde mediados de 1995 con la Ley Bosman: los grandes capitales europeos se llevan lo mejor de América del Sur, cada vez a edades más tempranas.
Chelsea, al que no le faltan muy buenos futbolistas, la mayoría en la franja generacional de 20 a 25 años, eliminó a Fluminense por 2-0, con goles de João Pedro, formado en las divisiones inferiores del club carioca, en el fútbol inglés desde hace cinco años y con apenas una semana en el plantel londinense, tras el pagó de 63,70 millones de euros a Brighton por su pase.
Dos golazos de este delantero de 23 años inclinaron un desarrollo en el que Chelsea fue casi siempre superior, tanto en lo futbolístico como en despliegue. La resistencia física fue un factor influyente para soportar una temperatura que pasó los 30 grados en el MetLife Stadium de Nueva Jersey. Fluminense solo pudo ilusionarse en el primer tiempo con una definición de Hércules que Cucurella despejó sobre la línea y con un penal sancionado por mano de Chalobah, que luego el árbitro François Letexier rectificó tras ser convocado por el VAR.
Sin Fluminense, la definición del Mundial será una cuestión entre europeos. Chelsea espera al vencedor de la atrayente semifinal que este miércoles disputarán Paris Saint-Germain y Real Madrid, también en el MetLife. Se cumplirá la previsión de que el trofeo viajará a las vitrinas de alguno de los tanques de Europa. Aquel comienzo de competencia, cuando se insinuaba cierta paridad por los triunfos de Botafogo sobre Paris Saint Germain y de Flamengo frente a Chelsea, se encauzó hacia la lógica de una recta final en la que se fue haciendo cada vez más fuerte el aroma a Champions League en tierra americana.
Que João Pedro haya sido la figura refuerza la metáfora de las desigualdades económicas. El más pudiente se lleva lo mejor del más pobre para después doblegarlo en la cancha. Difícil compensar ese desequilibrio de fuerzas. El fútbol comprador adquiere lo más destacado del fútbol productor, que además está necesitado de vender para sostenerse y mantener activo su vivero de futbolistas. Así sigue girando la rueda.
Hace ya más de cinco años que João Pedro se fue de Fluminense, donde debutó con 17 años y en su primer partido por la Copa Sudamericana 2019 marcó un hat-trick en un 4-1 frente a Atlético Nacional. Ya apuntaba bien. Con el equipo del barrio Laranjeiras disputó 36 cotejos oficiales, con 10 goles y dos asistencias. Suficiente para que emigrara con 18 años, a Watford, en una transferencia por 11,5 millones de euros. Tras 109 cotejos, con 24 tantos y ocho asistencias, Brighton compró su pase a mediados de 2023 por 34,20 millones.
El impacto que causó João Pedro este martes estuvo acompañado por una de esas historias imprevisibles y espontáneas que cada tanto ofrece un fútbol cada vez más estructurado y profesionalizado. Hasta hace una semana, el delantero estaba en las playas de Río de Janeiro, disfrutando de las vacaciones con su familia y amigos. Eso sí, aclaró que también se ocupaba de su físico con un preparador personal.
Chelsea está muy activo en este mercado de pases. Antes de viajar a los Estados Unidos concretó las incorporaciones del delantero Liam Delap (35 millones) y el zaguero central Mamadou Sarr (14 millones). El Mundial abrió después de la etapa de grupos una ventana para inscribir refuerzos para los play-off. El club inglés se movió rápido y cerró la incorporación de João Pedro, que sumó un par de entrenamientos con sus nuevos compañeros y debutó en los últimos 36 minutos del 2-1 a Palmeiras, por los cuartos de final.
Lo más destacado de Chelsea 2 - Fluminense 0El técnico Enzo Maresca le dio la titularidad en el centro del ataque frente a Fluminense por la baja de Delap. De 1,88m, zancada larga y movimientos coordinados, este atacante que tiene tres partidos en la selección brasileña dejó constancia de su gran pegada de derecha. Marcó con dos remates cruzados, altos e inalcanzables para el veterano arquero Fábio (44 años), tras enganchar frente a defensores que quedaron desairados. En el segundo tanto, recibió una larga asistencia de Enzo Fernández, de buen rendimiento y muy reconocido por los hinchas ingleses cuando fue reemplazado.
El entrenador Maresca se salió de la formalidad de las declaraciones para referirse a esta solución que hasta hace más de una semana no estaba en sus planes: “Lo bueno de João es que estaba de vacaciones, así que llegó más fresco”. Sí tenía conocimiento de la capacidad del delantero: “Ya sabíamos lo bueno que es João. Sabemos lo bien que retrocede y conecta con sus compañeros. Técnicamente es muy apto en espacios reducidos. Por eso decidimos traerlo".
Los numerosos hinchas de Fluminense en el MetFile vivieron con nostalgia la actuación de João Pedro, que postergó para otro partido el festejo alborozado que merecían sus dos golazos, que además valían una final. Su inmediata reacción tras los goles fue de recato hacia los hinchas brasileños. No olvidó sus orígenes, no quiso ahondar la tristeza de quienes lo vieron surgir. “Justo me tocó marcar contra Fluminense en un partido que fue de ensueño para mí, no podría haber sido mejor. Siempre tendré presente a Fluminense, pero soy un profesional, Chelsea me paga para hacer goles”, expresó el delantero, la figura que el Mundial no tenía en carpeta e importó a último momento desde una playa de Río de Janeiro.