El primero de América del Sur: el dispositivo que marcó un antes y un después en el esquí en el cerro Catedral
SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Hace 75 años, el mítico Cablecarril del cerro Catedral marcaba un hito en la historia de los deportes invernales y comenzaba a transportar esquiadores hasta lo alto de l...
SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Hace 75 años, el mítico Cablecarril del cerro Catedral marcaba un hito en la historia de los deportes invernales y comenzaba a transportar esquiadores hasta lo alto de la montaña. Tras su inauguración el 9 de julio de 1950, fue el primer medio de elevación de América del Sur y uno de los más modernos del mundo.
Su historia comenzó a mediados de la década de 1930, cuando los responsables de la Administración de Parques Nacionales contrataron al especialista austríaco Hans Nöbl –campeón mundial de esquí– para que eligiera el mejor lugar donde desarrollar un centro de esquí en los alrededores de Bariloche. Luego de que el experto se deslumbrara con el cerro Catedral, se resolvió comprar la mejor tecnología de ascenso por cables disponible en Europa: querían un funicular con capacidad para 25 personas que ascendiera desde la base hasta la parte alta de la montaña, donde habitualmente había buena calidad de nieve.
Durante el verano de 1939 se formalizó el convenio con la firma italiana Ceretti Tanfani para la construcción e instalación del Cablecarril. La empresa con sede en Milán se especializaba en medios de elevación por cable. A su vez, la compañía Christiani & Nielsen fue contratada para construir las terminales inferior y superior, así como el refugio Lynch. Los trabajos comenzaron de inmediato y, desde la base hasta la cota 1800, se emplazó un montacargas con un carrito pequeño, con capacidad para unos 500 kilos de materiales o, eventualmente, cuatro operarios. El ascenso demandaba alrededor de media hora.
A partir de 1940, el esquí comenzó a desarrollarse lentamente en el Catedral. En 1942 se terminaron las construcciones del refugio Lynch y el hotel Catedral, que fueron entregados en concesión por Parques Nacionales. Sin embargo, la obra sufrió un duro golpe: en plena Segunda Guerra Mundial, un torpedo hundió el barco que había zarpado de Italia con el motor y parte del equipamiento para el Cablecarril. En Parques Nacionales se sucedió un debate sobre si frenar definitivamente el desarrollo del centro de esquí, aunque primó el objetivo de concretar la obra: se mantuvo el contrato, se autorizaron aumentos razonables en los precios originales y, tras el final de la guerra en 1945, la firma italiana volvió a fabricar los materiales necesarios.
Finalmente, en 1947 llegarían los materiales del Cablecarril a Buenos Aires. En su memoria de ese año, Parques Nacionales informó que “de Italia llegó la maquinaria, coches, torres, partes móviles de las torres, motores eléctricos y otras piezas”. Tras el viaje en barco hasta el puerto, las piezas fueron trasladadas en tren hasta Bariloche. La más pesada era la bobina del cable portante, de 40 toneladas. Desde la estación ferroviaria local, las partes fueron llevadas, de a una, hasta Villa Catedral en un carretón especial, tirado por varios tractores y camiones.
La construcciónEn primer lugar, se construyeron las estaciones superior e inferior y se armaron las torres. Luego se tensaron los cables, en una maniobra muy compleja, ya que no existían los actuales malacates. Utilizaron poleas, tiradas por bueyes y tractores. Y cuando el cable portante llegó a la estación superior se subió a cada una de las torres, con aparejos: el Cablecarril tiene contrapesos de hormigón, que fijan el cable portante y lo mantienen estirado. De acuerdo al diseño del sistema, eso debe ser aflojado cada 15 años y debe correrse unos 12 metros, para evitar que haya un desgaste en la zona de torres. Esto permite que hoy el cable portante –que tiene un diámetro de 50 milímetros– esté en buen estado. Durante el verano de 2025 se hizo un nuevo corrimiento. De todos modos, tal como indicaron desde Catedral Alta Patagonia, concesionaria del centro de esquí, se constató que es el último posible. Dentro de 15 años habría que cambiar el viejo cable portante, que cumpliría 90 años de uso.
Lo más llamativo del Cablecarril son sus cabinas: se deslizan con un recorrido total de 2964 metros y son remolcadas por un cable tractor, accionado por un conjunto de poleas desde la estación inferior, donde se encuentra el motor y la cabina de control. Ese funicular cambió la historia del esquí en la región. Dinko Bertoncelj, un reconocido instructor de esquí y poblador de Villa Catedral que llegó a Bariloche desde Eslovenia en 1949, recordó que la puesta en marcha del Cablecarril marcó un antes y un después: “El hecho de poder subir en 10 minutos lo que antes demandaba 1 o 2 horas de intensa marcha fue fantástico. Esto permitió que en un día se puedan hacer varias bajadas y mejoró mucho el nivel de esquí de los lugareños y turistas”.
Bertoncelj, que trabajó en el cerro Catedral durante 50 años, no recuerda que haya habido un acto oficial de puesta en marcha del Cablecarril. Sin embargo, la información fue reflejada el 9 de julio de 1950 en LA NACIÓN: “Hoy será habilitado el cablecarril instalado en el cerro Catedral por la Administración General de Parques Nacionales y Turismo. Con esa obra, en la que se han invertido 4.481.981 pesos, la estación de deportes de invierno del Parque Nacional Nahuel Huapi pasa a figurar entre las mejor dotadas para la práctica de esquí en el mundo”.
Inicialmente, el Cablecarril tenía una estación intermedia, en la tercera torre. La idea era que los esquiadores no tuvieran que descender hasta la base del cerro en temporadas de escasa nieve, pudiendo aprovechar el sector superior de la montaña. Esa estación intermedia se usó durante dos décadas, pero cayó en desuso con la instalación de las aerosillas en la línea de Piedra del Cóndor. Con el correr de los años, se hicieron diversas mejoras en el Cablecarril, que siempre estuvo operativo, incluso fuera del invierno.
Desde hace unos años solo transporta peatones, mientras que los esquiadores utilizan diferentes aerosillas. Actualmente, el cerro Catedral posee 27 medios de elevación y 58 pistas de distintos niveles que permiten disfrutar una gran variedad de opciones para la práctica de deportes de nieve.