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El pueblito que amanece multicolor y acaba de ser distinguido entre los mejores para el turismo

El sol sale por detrás del cerro. Cada día, Maimará amanece repleto de colores: rosa, lila, púrpura, naranja, amarillo, verde, gris. El pueblo, acaso uno de los más ignotos de la Quebrada de H...

El pueblito que amanece multicolor y acaba de ser distinguido entre los mejores para el turismo

El sol sale por detrás del cerro. Cada día, Maimará amanece repleto de colores: rosa, lila, púrpura, naranja, amarillo, verde, gris. El pueblo, acaso uno de los más ignotos de la Quebrada de H...

El sol sale por detrás del cerro. Cada día, Maimará amanece repleto de colores: rosa, lila, púrpura, naranja, amarillo, verde, gris. El pueblo, acaso uno de los más ignotos de la Quebrada de Humahuaca, encandila con su belleza prístina: ayer fue reconocido por Naciones Unidas como uno de los mejores del mundo para el turismo rural.

Situado sobre la ruta 9 en el margen del río Grande, Maimará es un pueblo ancestral que tiene por nombre quechua “donde la luz desciende”. Desde su origen fue nombrado por su conexión lumínica entre el cielo y la tierra.

El cerro Paleta del pintor -sólo comparable por su belleza con el Hornocal- es un espectáculo único y magnético con las variaciones de la luz solar. Es posible sumergirse en las entrañas de la montaña para un trekking de aventura.

Hoy todo el pueblo está preparado para recibir visitas, tras un letargo que lo mantuvo prácticamente adormecido por décadas.

El tren de la quebrada fue casi una revolución solar para esta comunidad: ahora hay viajeros que llegan tres veces por día. Visitan el mercado, la Iglesia de Nuestra señora de la Candelaria y los restaurantes.

El regreso del tren

Treinta años estuvo interrumpido el servicio, desde aquel 30 de marzo de 1993 cuando el sonido potente de un ferrocarril de carga tronó por última vez en este apacible pueblo de montaña.

Desde entonces, todo el pueblo soñaba con que regresara el tren. Hace un año (en 2024) el anhelo se hizo realidad. Y desde entonces, Maimará comenzó a cambiar lentamente su fisonomía: la aldea de agricultores fundada a principios de 1900 se está reconvirtiendo en terruño de vides y bodegas de altura, con nuevo progreso proveniente del turismo que arriba con la llegada del tren.

El ansia de pujanza de sus pobladores, que esperaron toda una vida el regreso de la formación, comenzó a tomar impulso.

Tal es el entusiasmo de la comunidad, tras aquella noche de verano de 2024, cuando llegó la formación de sorpresa por primera vez, que el pueblo ahora hasta compró un bus turístico para facilitar las visitas entre plantaciones y montañas.

“Fue tan emocionante el regreso del tren...como ver llegar un plato volador”, recuerda Julián Quevedo, descendiente de fundadores del pueblo, con lágrimas en los ojos. “Mi abuelo fue comisario ferroviario a principio de siglo pasado. El tren significa mucho para nuestra familia; nosotros esperamos por décadas que vuelva”, agrega.

Su hermana, María Inés, recibe a algunos de los turistas que llegan en su posada Maminé, un lugar tan simple como acogedor, situado muy lejos de otros grandes hoteles cinco estrellas que también se construyen en la localidad.

El trazado del tren atraviesa por la mitad este pueblo en todo su ejido de 14 kilómetros. A un lado de la vía se despliega el cerro conocido como la Paleta del pintor con sus colores dorados, ocres, grises, amarillos, rosas. Al otro lado de las vías hay bodegas, plantaciones de flores, de verduras y de hortalizas.

“Siempre tuve la ilusión de que lo vería llegar otra vez. -sostiene Teresa Cabezas, productora de vinos de la finca Inchauasi- Aún recuerdo los chispazos del tren en la oscuridad de la noche y el sonido de la bocina que me despabilaba, cuando era pequeña”.

Teresa es dueña de una de las seis bodegas que hay en Maimará: se observan los viñedos desde las vías.

Detrás de los viñedos, las vías son más que hierros. Dieron vida a la ilusión de que lleguen más puestos de trabajo, más turistas a las fincas. Patricia, por ejemplo, se estremece cuando le hablan del tren. Su papá era maquinista y se quitó la vida cuando se quedó sin trabajo, treinta años atrás. Ella ahora produce flores al costado de la vía: gladiolos, crisantemos, rosas, margaritas.

“Desde la llegada del tren vienen más turistas”, dice Patricia, que tiene por costumbre ver el amanecer en la Paleta del Pintor, a la espera de que el sol naciente traiga nuevos visitantes al pueblo cada día.

Álvaro es de Maimará. Tiene 29 años y toca instrumentos de viento cuando no trabaja. “Al tren lo considera un símbolo de progreso porque antes pasaban por acá los trenes de carga”.

El hombre, que los días festivos toca el erke en su pueblo, espera poder ver tiempos de pujanza con recursos económicos que por décadas quedaron en Purmamarca o Tilcara.

Martín Jerez tiene 67 años y trabaja en Maimará desde 1998. “Siempre hubo poca gente en el pueblo, que es muy rural. El tren fue una buena noticia. Las bodegas ya han cambiado el perfil. Han incorporado mucho gente, en especial en época de vendimia”, asegura.

La familia Manzur, impulsora de vides con pequeños parceleros, cada otoño organiza una fiesta de la vendimia de El Bayeh, en las instalaciones de sus vides donde también estará emplazado el hotel cinco estrellas.

La fiesta atrae artistas y turistas. Pero también es una oportunidad de trabajo para los jornaleros de la zona, muchos de los cuales venden sus uvas para el vino “Pequeños Parceleros”.

“Somos tres generaciones cultivando la tierra como agricultores. Ahora abocados a la producción vitivinícola. Y vamos por más: cumplimos con el sueño de tener una vendimia de la Quebrada de Humahuaca”, expresa Luis Manzur.

Hugo Jammas es de Iruya pero llegó a trabajar en las bodegas desde 1996. “El pueblo ha cambiado en los últimos años con las bodegas. Ahora la gente está emocionada”.

Jammas aseguró que el tren dinamizó el pueblo que queda del lado opuesto de Purmamarca en el camino hacia Tilcara. “Como está del otro lado de la ruta la gente ahora sí entra un poco más”.

Es que Maimará está recostado sobre el río Grande y desde la ruta 9 en el ingreso vehicular se lo reconoce por su cementerio.

Los autos que circulan ven desde la ruta a la Paleta del Pintor, una cadena montañosa multicolor que cautiva con sus verdes, amarillos, grises y rosas.

Pero pocos saben que hay un sendero para caminar entre la montaña, además de cicloturismo y cabalgatas. Una de las excursiones llega hasta la formación geológica conocida como el puente natural. De ahí van hasta el sitio arqueológico el Iriyuto. Después, al mirador La Loma y a una cueva.

La segunda va a los miradores: monolito -donde se ve el mojón de las comparsas- tres palos y la cruz. Y el cementerio en altura.

La tercera se dirige a La Paleta del Pintor. Se les enseña los colores de la montaña por dentro y los restos fósiles estromatolitos. “A los que les gusta más pueden caminar hasta El Churqui -un árbol en medio del cerro- la antigua parada de los peregrinos que iban a Punta Corral. Hay mucho por ver”, sostiene Luis Zerpa.

“Entre 2019 y 2025 la capacidad de alojamiento se expandió en un 62% alcanzando las 424 plazas, lo que evidencia una importante inversión del sector privado y un acompañamiento institucional orientado al fortalecimiento de la infraestructura y la oferta turística local. Este proceso de expansión se complementó con un incremento del 38,22% en el nivel de ocupación, que alcanzó el 62,2% en 2025, reflejando una creciente demanda del destino tanto por parte del turismo nacional como internacional”, afirma Federico Posadas, ministro de Turismo de la provincia.

“Este crecimiento sostenido se vio fortalecido por la reciente implementación del Tren Solar de la Quebrada, un producto turístico innovador que no solo diversifica la oferta y mejora la conectividad regional, sino que también potencia la visibilidad de las localidades intermedias- afirma Posadas-. La incorporación de este medio de transporte sustentable representa un hito en la estrategia provincial de desarrollo, contribuyendo a la descentralización del turismo, la dinamización económica y la promoción de un modelo más sostenible e inclusivo”, destaca el funcionario.

Diana Hanna es turista. Llegó con el tren. No conocía Jujuy. “Estoy impactada con tanta belleza”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-lugares/el-pueblito-que-amanece-multicolor-y-acaba-de-ser-distinguido-entre-los-mejores-para-el-turismo-nid18102025/

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