El cuidado de las plantas en el hogar es fundamental no solo para el aspecto de los espacios, sino también para la salud de las personas, ya que estos seres fotosintéticos se encargan de purificar el aire a través de la liberación de oxígeno y la absorción de contaminantes.
Sin embargo, para este tipo de mantenimiento no es recomendable exponer el cuerpo a pesticidas y fertilizantes químicos tóxicos; por el contrario, lo mejor es optar por métodos orgánicos que resultan más saludables.
Uno de los ingredientes naturales más populares es el pistacho, específicamente su cubierta externa, la cual cuenta con propiedades nutricionales que se convierten en una herramienta de jardinería útil.
La cáscara de esta semilla también se caracteriza por mejorar el drenaje de las plantas en las macetas, ya que al colocar el producto al fondo del recipiente evita los encharcamientos que pueden pudrir las raíces.
Otro de los beneficios de este sencillo truco es que, al tardar cierto tiempo en descomponerse, se mezcla con el sustrato de las matas, por lo que aporta una textura más fina para el abono.
Por si fuera poco, ayuda a ahuyentar ciertas plagas, gracias a que la capa externa del pistacho permite crear una barrera física contra babosas, caracoles y los insectos que se dedican a atacar las plantas.
Así se pueden usar las cáscaras de pistachoPara utilizar las cáscaras de esta semilla como aditivo en las plantas, es importante limpiarlas y sumergirlas en un recipiente con agua para retirarles la sal y los restos de suciedad.
Después, se debe extender cada una sobre un paño o papel de cocina que absorba el exceso de humedad. Si deseas acelerar el proceso, lo mejor es exponerlas a la luz solar.
Cuando el agua haya desaparecido, con ayuda de una batidora de vaso, trituralas hasta convertirlas en polvo. En caso de que el artefacto no las procese correctamente, procurá colocar primero una capa y luego otra.
Una vez adquieran la textura fina, podés colocar un poco al fondo de las macetas o utilizar el producto como una cobertura superficial para reducir la necesidad de riego frecuente.
Por Stephany Guzman Ayala