En busca de espacio para crecer, una arquitecta reformó esta casa de curvas racionalistas para vivir en familia.
“Fue entrar y saber que tenía todo lo que necesitábamos: espacio para crecer, jardín, cuatro dormitorios y la identidad intacta”, nos contó la arquitecta ...
“Fue entrar y saber que tenía todo lo que necesitábamos: espacio para crecer, jardín, cuatro dormitorios y la identidad intacta”, nos contó la arquitecta Cielo Pipkin, actual dueña de esta casa, donde vive con su marido y sus tres hijos.
Es que, veces, la casa perfecta para uno no se busca: se encuentra. Eso sintió Cielo cuando llegó a esta propiedad, que en su momento vio publicada con pocas fotos. (Y malas, dicho sea de paso). “La había construido una arquitecta para su familia y, por suerte, a pesar de los años, conservaba su estructura original”.
Me costó resolver la curva del acceso, hasta que entendí que ese lugar pedía una pausa breve. Sumé una consola con banquetas altas y se volvió un rincón de bienvenida perfecto.
Arq. Cielo Pipkin
Espacios integradosEl cambio más profundo que hizo Cielo, con el apoyo de sus dos arquitectos amigos Teresa Chiurazzi y Luis Díaz, fue en la planta baja, donde un patio partía los ambientes. “Si bien iluminaba, nos cortaba todo; así que, después de meditarlo mucho, decidí integrarlo”. De ese modo, lograron una planta libre donde living, comedor y cocina fluyen como uno.
“Además de ocultar columnas y caños, el mueble de madera une el living y el comedor resuelve el uso: es vajillero junto a la mesa, soporta la tele y guarda mantas para ver pelis en el sillón”.
“Demolí cielos rasos, taparrollos y dejé vigas al desnudo. Eso ordenó la casa y dejó ver la modulación del hormigón”.
Arq. Cielo Pipkin, dueña de casa
Cocina de chef“Queríamos una cocina como para un chef, toda en acero, técnica y funcional. Pero también algo social: por eso sumamos una isla con anafe y espacio para cocinar charlando”, contó Cielo.
Al tener tres hijos, este espacio puede resultar caótico, por lo que optaron por un diseño híbrido, donde se muestre una cocina “integrada y linda” pero con un espacio cerrado para esconder el lío cuando haga falta.
“El piso de la cocina fue lo primero que elegimos, y esas pintitas azules que tiene marcaron la paleta”.
Arq. Cielo Pipkin, dueña de casa.
La galería“Por la orientación de la casa, el techo de la galería no es para dar sombra, sino para proteger de la lluvia. Por eso usamos vidrio, que te permite ver el cielo. Me gusta esa cosa honesta de dejar la estructura a la vista. La casa es muy así, brutalista: te muestra las rejas, el hormigón”, explica Cielo, que tuvo que demoler el lavadero para generar este espacio.
Aunque pasa desapercibido por su revestimiento de madera y su techo verde, el volumen perpendicular a la galería contiene la sala de máquinas, el baño de la pileta y los servicios de la casa.
Cuarto y baño principal“Me costó mucho elegir el cubrecama para mi cuarto, todo lo que encontraba era tejido o más bien rústico. Como la casa tiene una paleta fría, sumé el marrón con un acolchado que compré en un viaje. Me gusta mucho el diseño nórdico, es de una marca finlandesa”, contó Cielo.
“Mi marido me sugirió que el baño principal fuera distinto del de los chicos, pero no quería sumar materiales solo para diferenciarlo. La vista al jardín y la conexión con la pileta hicieron que repetir la piedra verde fuera la elección natural”.
Cuarto de chicos“No quería pegarme a la curva; me resultaba importante soltarnos de esa forma que trae la casa”.
Arq. Cielo Pipkin, dueña de casa
“En este lugar, pusimos un escritorio recto que no compite con la vista a la plaza, solo la aprovecha”.
Arq. Cielo Pipkin, dueña de casa
En búsqueda de la luz“Era clave que la luz llegara hasta abajo. Con el herrero, hicimos un patrón de círculos perforados en la chapa de la baranda y los escalones de la escalera, que el sol atraviesa y dibuja sombras en la planta baja”.
Una escalera nueva conecta los dormitorios con el último piso, donde están los estudios y el flamante lavadero, mientras que la original, de hormigón, lleva del subsuelo a los cuartos.
El estudio“Proyectamos una planta nueva con un baño, el lavadero y dos estudios”, contó Cielo, que trabajó junto con sus arquitectos amigos, Chiurazzi y Díaz, que fueron su “segundo pensamiento” durante toda la obra.
Para su estudio, diseñó un mueble a medida que le permitiera tener bien a mano todas las muestras de los materiales.