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En la era del adoctrinamiento, Verón rompe el pasillo que el fútbol le regala a Tapia

Tenía que ser Estudiantes. El club que sacudiera el estado general de aceptación de las normas y las formas tenía que ser uno históricamente cómodo en ir contra la corriente. Tenía que ser el...

En la era del adoctrinamiento, Verón rompe el pasillo que el fútbol le regala a Tapia

Tenía que ser Estudiantes. El club que sacudiera el estado general de aceptación de las normas y las formas tenía que ser uno históricamente cómodo en ir contra la corriente. Tenía que ser el...

Tenía que ser Estudiantes. El club que sacudiera el estado general de aceptación de las normas y las formas tenía que ser uno históricamente cómodo en ir contra la corriente. Tenía que ser el presidente que actualmente se enfrenta con la conducción de la AFA quien promoviera o avalara con gusto el mensaje de rebeldía. Y debía ser alguien con espalda para moverse en un fútbol de reprimendas. Dado el contexto, sólo Juan Sebastián Verón y el club que preside podían encabezar una protesta. También dado el contexto, estaba claro que nadie los acompañaría. Por convencimiento, sumisión o temor, no hay quien se aparte de la fila de adoctrinados.

Cada semana sucede algo fuera de lo común. Esta comenzó con un pasillo que fue más comentado que cualquiera de los partidos de octavos de final, tanto que trascendió las fronteras del fútbol y las del país, y terminó con un fallo del Tribunal de Disciplina polémico que vale la pena leer para (tratar de) explicar. En su escrito, el Tribunal recordó que tiene permitido tomar medidas contra aquel que adopte “una conducta que desprestigie al fútbol o a la AFA”. ¿Inventar un torneo luego de terminada la competencia no fue el primer acto de desprestigio? El fallo considera que los jugadores de Estudiantes negaron “la condición de par deportivo del otro, rehusaron el reconocimiento de su esfuerzo y de su triunfo”. ¿Regalar un título inesperado para casi todos no contradice la noción del triunfo como resultado del esfuerzo? El pasillo no es una causa. Fue la consecuencia.

Una de las lecturas posibles es que Claudio Tapia y Pablo Toviggino subieron al ring a Verón. Lo trataron no sólo como un rival actual sino como un enemigo a futuro. Pero el propio Verón aseguró públicamente lo que jura en la intimidad, que no quiere ser presidente de la AFA, lo que incluiría muchas actividades que no están dentro de lo que le interesa. Lo obligaría, además, a una rosca dirigencial que no podría tejer: es cierto que ni siquiera pisa el Comité Ejecutivo de los dirigentes de primera división. “Acá no pensamos en una revolución. Apenas queremos mejorar parte del fútbol”, se limitan a describir intenciones cerca de la Bruja. También dijo que están alertas. Y claro, desde el momento en el que Toviggino le anuncia “¡qué 2026 nos espera!”, cualquiera debería estar alerta.

Hay una estrategia muy clara por parte de la conducción de la AFA. Todo aquel que tenga un mensaje crítico pasa a ser un partidario de las sociedades anónimas en el fútbol. Es la realidad paralela que se crearon. El círculo rojo querrá caos para luego intervenir. Pero estar a disgusto con algunos manejos o simplemente cantar en contra en los estadios no puede ser sinónimo de pretender que los jeques árabes se apropien de los clubes. Verón sí es partidario de sumar inversiones privadas. Podría haber sido el faro que luego otros siguieran. A principios de año se acercó al empresario Foster Gillett con el objetivo de, inversión privada mediante, sentarse en la mesa de River y Boca. Pero Gillett demoró el desembolso y la asamblea de socios que permitiría su ingreso nunca se realizó.

El préstamo de 9,7 millones de dólares, otorgado por el empresario como carta de presentación para dicha asamblea, quedó en las cuentas a pagar del club. La dirigencia, con esa idea de salto institucional y creyendo que tendría el respaldo de Foster, firmó contratos muy altos con sus jugadores, que lo llevaron al peor balance económico de la última década. La próxima temporada, en consecuencia, tendrá que ser de austeridad. Y cuando sea transferido Cristian Medina, el jugador acercado por Gillett, el dinero irá a las cuentas del empresario, no a la caja fuerte del club. El fracaso de la gestión postergó la irrupción de las SAD. Podría haber sido suficiente triunfo para la AFA en el duelo contra Verón. Pero siempre va por más.

Apenas Estudiantes publicó que el título de Rosario Central no había sido sometido a votación, se orquestó la obligación del pasillo que no habían realizado los rivales de los anteriores campeones. En La Plata reconocían que ponerse de espaldas había sido una idea compartida. Que los futbolistas también habían querido expresar su disconformidad. En el descargo, seguramente para no dejar atados a una fuerte sanción a los jugadores, descargaron la responsabilidad en el presidente. De eso se tomó el Tribunal de Disciplina para sancionar por seis meses a Verón. Fue una decisión amparada en su Código Disciplinario. Pero, más que cualquier otra cosa, fue un mensaje. Otro más. El último dirigente sancionado había sido Andrés Fassi, de Talleres. Antes de que se disciplinara.

Verón jura que no tiene relación en el día a día con Javier Milei. Pero este duelo ya ingresó en la madre de las batallas: la de un Gobierno que incluyó las SAD entre las necesidades y urgencias iniciales contra una conducción del fútbol que jugó y juega abiertamente en la política. Las apariciones de Federico Sturzenegger, Patricia Bullrich y el propio Javier Milei lo confirman. Esto beneficia más al Gobierno que a Estudiantes. “La próxima respuesta no tendrá que ser con los contactos”, se escuchó por estas horas cerca de Verón, “sino con las leyes en la mano y con altura”. Seguramente el club apelará y probablemente se les retirarán las sanciones a los futbolistas. Estudia, también, realizar una presentación sobre el boletín supuestamente armado el domingo y no en febrero (¿a quién se le pudo haber ocurrido que un pasillo tiene que reglamentarse?). Porque si bien la agenda de un fútbol caótico tapa un tema con otro, cabría recordar que en estos días se descubrió una presunta mentira de un documento por parte de la AFA. Una semana antes, se había visto la mentira de un par de penales. Y días antes, la mentira del Tribunal de Ética de la AFA, que sancionó a un entrenador por una declaración que nunca existió. Mentira, mentira, mentira. Lo único que no se sabe es cuál será la próxima.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/en-la-era-del-adoctrinamiento-veron-rompe-el-pasillo-que-el-futbol-le-regala-a-tapia-nid28112025/

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