Es argentino y trabaja en un proyecto revolucionario en medicina en Francia
El doctor Luciano Vidal propone un desafío científico que puede cambiar el presente y el futuro: la regeneración tisular, la reconstrucción mamaria y la bioimpresión en 3D de tejidos y ...
El doctor Luciano Vidal propone un desafío científico que puede cambiar el presente y el futuro: la regeneración tisular, la reconstrucción mamaria y la bioimpresión en 3D de tejidos y órganos vitales como la piel, el corazón y el intestino.
“No, no estoy loco, solo soy un cirujano y un investigador que está aquí para explicarles cómo es posible”, advierte.
Es argentino y reside en Nantes. Su curriculum dice que obtuvo su diploma de médico en 2002 en la Argentina. Y, a partir de allí, realizó dos programas de especialización, uno en la Universidad de Buenos Aires, obteniendo el título de cirujano general, y el segundo en la Universidad del Salvador, que le dio el diploma de cirujano plástico y cirujano reconstructivo. Luego completó un fellowship en cirugía plástica y reconstructiva en el MD Anderson Cancer Center en Madrid, España.
Además ganó el premio del Collège des Hôpitaux de Paris en 2014 y trabajó en el Departamento de Cirugía Plástica y Reconstructiva del Hospital Henri Mondor. Logró su tesis científica y doctorado en biotecnología, biomateriales, biología y medicina regenerativa de la Universidad de Nantes, Francia.
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Sus títulos, experiencias y capacitaciones en la materia continúan, pero se destaca la manera en que cuenta cada tema de manera tan sencilla como apasionada en una charla TED que brindó en 2022: “Me hubiera encantado venir a hablar con ustedes sobre fútbol, pero mi experiencia es la bioimpresión 3D. ¿Qué es? Consiste en hacer tejidos y órganos con una impresora. Soy un cirujano y un investigador que está aquí para contarles cómo es posible. Dos encuentros me guiaron hacia esta especialización. El primero fue con mi profesor de cirugía en 2002 cuya especialidad era la reconstrucción de oreja, un órgano muy complejo. Solo el oído externo consiste en ocho partes y dos cartílagos. Me hice la pregunta: ‘¿Cómo podemos hacer orejas?’. En el segundo encuentro me dirigía a la pileta de un gran hotel, cuando me crucé con un colega que me dio una revista. Nunca llegué a la piscina, porque me quedé fascinado con un artículo científico que explicaba cómo podíamos usar células grasas para fabricar un hueso. Estos dos encuentros marcarían mi vida como investigador en el mundo de la bioimpresión 3D”.
Vidal además trabajó como investigador en el INSERM (Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale) y co-dirigió la plataforma de Biofabricación (fabricación aditiva, impresión 3D, bio impresión) en la escuela de ingeniería Central Nantes.
Describe con un estilo muy llano cómo funciona nuestro cuerpo y cuándo necesita una ayuda extra: “Es una máquina maravillosa que se autocura naturalmente. Nos caemos, nos quemamos y el cuerpo se compromete a un proceso de curación. Pero como toda máquina, tiene sus límites. Por ejemplo, no tenemos la capacidad de la salamandra, que, cuando pierde su cola, sabemos que se regenera. Lo llamamos autorregeneración de miembros. Si la quemadura es demasiado profunda o si uno de los órganos funciona mal, ahí, nuestra máquina necesita una mano. Ese es el objetivo de la medicina regenerativa", explica. Cuenta que el primer trasplante de órganos se hizo en 1950: “En ese tiempo era un mito hecho realidad. Ese evento realmente cambió la práctica de la medicina e hizo surgir la necesidad de donar órganos. El progreso científico es magnífico y nos acompaña. Los campos de investigación son prometedores, pero cuando pensamos en la necesidad de donar órganos y en el número de donantes, es una catástrofe. En Francia, 20.000 personas esperan 6.000 trasplantes cada año. Eso es un promedio de más de tres años de espera. Da tiempo a morirse varias veces. Con mis equipos, dedico gran parte de mi tiempo a tratar de imprimir tejidos y órganos vitales como la piel, el corazón, los vasos sanguíneos, el intestino. Hoy es una realidad. Podemos imprimir tejido en los laboratorios para reemplazar tejido dañado. Lo llamamos ingeniería de tejidos”, aclara.
-¿Cómo se lleva a la práctica esa ingeniería de tejidos?
-Forma parte de la medicina regenerativa. Esta medicina trabaja en la regeneración celular y tisular, ciertamente, en la impresión de tejidos como los músculos y también en la creación de órganos vitales como la piel y el corazón gracias a la bioimpresión 3D. Con esa tecnología, necesitamos dos elementos para fabricar tejidos y órganos: una tinta biocompatible, como el colágeno y células sanas de un paciente. La asociación de estos dos elementos permitirá eliminar el riesgo de rechazo, al ser un tratamiento autólogo. La impresión 3D nos permite crear estructura capa por capa. Cuando comenzamos el proceso de impresión creamos nuestra primera capa de tejido, nuestra primera capa celular. Esa perspectiva es fascinante. Pero como acabo de decir, es solo la primera capa. Para hacer la piel, necesito 10 o más. Para hacer un corazón, más de 200 capas. Ese es el objetivo de utilizar la impresora 3D para imprimir como una milhojas de capas celulares hasta que mi estructura (futuro órgano) se vuelve compacta. ¡Te imaginás la inmensidad de posibilidades! Tomemos el ejemplo de alguien víctima de quemaduras. Actualmente trabajamos para imprimir directamente sobre la herida del paciente siendo guiados por un escaneo dentro del quirófano. En cinco años, la reparación anatómica podría ser del tamaño exacto de la herida, sin necesidad de un injerto adicional. Estas prácticas revolucionarias e innovadoras involucran tres factores clave.
-¿Cuáles son esos factores?
-El primero es nuestro material, nuestra tinta, que llamamos biomaterial, que permite organizar las células y darles un soporte. El segundo factor son las células. Para imprimir los tejidos, e imagínense para imprimir los órganos, necesitamos millones y millones y millones de células. Entonces, el principal objetivo es precisamente amplificar la cantidad de células necesarias a partir de una pequeña parte, de un tejido o de un órgano. El tercer factor es el más importante de esta fase, que es la más compleja, y es cómo le vamos a dar vida a esas impresiones. Según la ciencia, dar vida es asegurar que los órganos puedan procesar el oxígeno y los nutrientes necesarios para su desarrollo. Nuestros órganos presentan una red de vasos sanguíneos interconectados para estar completamente vascularizados y oxigenados. No basta con bioimprimir los tejidos, además hay que hacerlos funcionales. Y para ello, la interconexión entre millones de células es fundamental. Somos muchos en el mundo los que trabajamos en esas investigaciones. El tema es muy complejo. Todo va muy rápido. No será fácil. Hoy, imprimimos tejidos. Estoy convencido de que dentro de cinco años, sabremos cómo imprimir la piel con su sensibilidad y funcionalidad. Y dentro de 10 años podremos trasplantar órganos bioimpresos creados directamente en el quirófano. Para mí, es muy motivador, todos los días, poder decirme: “Mi futuro, es imprimir nuestro futuro”.
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-¿Qué logró desarrollar con relación a las mamas en las mujeres con el propósito de que no se usen más siliconas?
-La idea surgió en 2017/18. Fui a Las Vegas a presentar una idea que teníamos porque soy cofundador de Healshape, empresa de medicina regenerativa, que desarrolla una bioprótesis de regeneración tisular para la reconstrucción mamaria que está en dos ciudades en Francia. Trabajamos con biomateriales y lo que hacemos es lo siguiente: después de que a una mujer le quitan la mama por un cáncer, por ejemplo, en vez de ponerle implantes de silicona, nosotros desarrollamos una bioprótesis natural fabricada por impresión 3D que será combinada con la misma grasa del paciente. Este procedimiento utiliza la grasa del propio cuerpo (lipofilling) para aumentar el volumen. Eso permite que la misma paciente regenere su propio tejido sin tener que recurrir a un implante de silicona. Gracias al diseño asistido por computadora podemos desarrollar la forma de la mamá e imprimirla en 3D. Con el biomaterial (un gel) imitamos las propiedades mecánicas del tejido adiposo y de la glándula mamaria. Eso va a generar el implante, la bioprótesis. Cuando se realiza la intervención, a la paciente se le saca su volumen y se le coloca la grasa vía una lipoaspiración que será asociada y se va a adherir a nuestra bioprótesis, que va a funcionar de andamio para que se regenere el tejido adiposo y evitará la reabsorción del tejido. Una vez que ese volumen se recupera, esa prótesis va a ir desapareciendo (reabsorción). La gente hoy en día no quiere más cosas artificiales en su cuerpo, esto es un gran cambio.
-Antes definió a la bioimpresión 3D como la forma de hacer tejidos y órganos con una impresora, ¿cómo es en la práctica?
-Lo que hacemos con la bioimpresión 3D es copiar la naturaleza del cuerpo humano, cómo está creado, cómo es un órgano y lo imprimo. La estructura de un órgano se puede crear fácilmente gracias a la impresión 3D. El tema es cómo lo vascularizo, cómo hago funcionar órganos complejos. En el quirófano trabajamos en equipo hasta con ingenieros, estudiando, las propiedades mecánicas de los tejidos, con biólogos estudiando la mecanobiología entre otras cosas para poder desarrollar la ingeniería tisular. De esta manera se está empezando a fomentar una verdadera medicina multidisciplinaria. Hoy en día necesitás trabajar alineado con el investigador, con biólogos, con ingenieros que comparten y te aportan sus conocimientos y que entienden qué es lo que necesita el cirujano o el médico en sus aplicaciones clínicas. Como te decía, la ingeniería de tejidos es el futuro.