Este es el auto más rápido del mundo: velocidad máxima, precio y todo lo que hay que saber
En el universo automotor, hay una categoría que escapa a cualquier lógica funcional. Son máquinas concebidas no tanto para el tránsito urbano sino como para romper límites técnicos. Dentro de...
En el universo automotor, hay una categoría que escapa a cualquier lógica funcional. Son máquinas concebidas no tanto para el tránsito urbano sino como para romper límites técnicos. Dentro de ese selecto espacio, la búsqueda de la mayor velocidad posible se convirtió en un objetivo tan simbólico como desafiante para las marcas más prestigiosas del planeta. No es solo ir rápido, es respaldar esa característica con una capacidad técnica, de frenado y seguridad acorde a esos niveles.
Desde hace años, el podio de los autos más veloces del mundo está reservado a ejemplares que combinan materiales de última generación, ingeniería extrema y una potencia que supera con holgura los estándares convencionales. Lejos de representar una solución de movilidad, estos autos funcionan como vitrinas tecnológicas, exhibiciones móviles del know-how más avanzado que puede ofrecer la industria.
Entre ellos, el Bugatti Chiron Super Sport 300+ ocupa un lugar protagónico. Este modelo, presentado en 2019, logró alcanzar una velocidad máxima de 490,48 km/h en una pista de pruebas ubicada en Ehra-Lessien, Alemania, con el piloto ganador de Le Mans Andy Wallace a bordo del modelo.
Casi 70 segundos. Ese fue el tiempo que le tomó al vehículo quedar a unos pasos de los 500 km/h. Si bien el registro no fue homologado oficialmente por Guinness debido a que se realizó en una sola dirección —y con un prototipo ligeramente modificado respecto a la versión final—, se mantiene como la marca más alta conseguida por un auto de producción.
Obviamente no es un modelo de producción en masa dado que solo se fabricaron 30 unidades, todas vendidas antes de su lanzamiento a un precio que osciló entre los 3,5 y los 4 millones de euros, según la personalización elegida.
Cada ejemplar es una pieza única, con una configuración interior que combina cuero, Alcántara y fibra de carbono en tonalidades oscuras con detalles en naranja. El volante, la consola y los retrovisores tienen acabados anodizados en negro, reforzando el carácter exclusivo del modelo.
Desde lo técnico, el auto está impulsado por un motor W16 de 8.0 litros con cuatro turbocompresores, capaz de entregar 1600 CV y 1600 Nm de torque. Esta configuración le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 2,4 segundos, alcanzar los 200 km/h en 5,8 segundos y llegar a los 300 km/h en apenas 12,1 segundos. La transmisión es automática de doble embrague con siete marchas y tracción integral.
Uno de sus puntos clave es sin lugar a dudas su diseño aerodinámico. La carrocería tipo “longtail” —más alargada que la versión estándar— reduce en un 40% la resistencia al aire, lo que resulta determinante para alcanzar velocidades superiores a los 420 km/h de forma estable. Aun así, por razones de seguridad, la versión de producción fue limitada electrónicamente a 440 km/h. En conjunto con Michelin, Bugatti desarrolló neumáticos específicos para este modelo: los Pilot Sport Cup 2, capaces de soportar las cargas y temperaturas que implica rodar a esas velocidades.
Más allá del récord, lo que representa este tipo de autos va mucho más allá del número final del velocímetro. Son piezas exclusivas que sintetizan innovación, audacia y una visión de la movilidad centrada en el rendimiento extremo. En un contexto donde la industria avanza hacia la sustentabilidad, estas máquinas se erigen como una suerte de tributo al exceso, a lo artesanal y al legado mecánico en su máxima expresión.