Fue una de las artistas más queridas y 25 años después revelaron sus últimas palabras antes de su trágico final
A 25 años de su trágica muerte en un accidente náutico en México, la memoria de la recordada Kirsty MacColl, figura emblemática de la música británica con éxitos como “...
A 25 años de su trágica muerte en un accidente náutico en México, la memoria de la recordada Kirsty MacColl, figura emblemática de la música británica con éxitos como “Fairytale of New York”, volvió a resonar a través del conmovedor testimonio de su hijo menor, Louis Lillywhite. El joven, que tenía apenas 13 años en aquel fatídico diciembre de 2000, reveló las últimas palabras que su madre pronunció, un grito desesperado que evidenció su instinto maternal en el momento final.
Kirsty MacColl, de 41 años, perdió la vida el 18 de diciembre de 2000, durante lo que debía ser un viaje familiar de buceo en las aguas de Cozumel, México. La cantante se encontraba en el famoso arrecife de Chankanaab, un área donde el acceso de embarcaciones suele estar restringido, junto a sus hijos Jamie y Louis, y su pareja, James Knight. Fue Louis, ahora un adulto, quien rompió el silencio sobre el trauma que lo acompaña desde entonces y compartió con el Daily Express los dolorosos flashbacks de aquel día. “De repente gritó ‘¡Cuidado!’ e intentó apartarnos. El barco ya estaba sobre nosotros; podía ver las hélices en el agua”, recordó Louis sobre el momento exacto.
Según el desgarrador relato de su hijo, Kirsty no dudó en empujar valientemente a Jamie para sacarlo de la trayectoria de la lancha. Este acto de sacrificio permitió que Jamie sufriera solo heridas leves, ya que su tanque de oxígeno recibió la mayor parte del impacto de la hélice, por lo que absorbió la fuerza del golpe. Sin embargo, Kirsty no corrió con la misma fortuna. La embarcación la alcanzó de lleno, provocándole heridas catastróficas en la cabeza y el pecho que le causaron la muerte de forma casi instantánea. Louis, un niño entonces, presenció la terrible escena y describió que se nadó “en la sangre de mamá” y, en medio del caos y el pánico, gritó a su hermano que nadara hacia el otro lado y no mirara atrás.
El conductor de la lancha, José Cen Yam, rompió su silencio de un cuarto de siglo para ofrecer su versión de los hechos. El exmarinero insistió al Daily Mail que siempre había dicho “la verdad” sobre lo ocurrido. Afirmó que en ese momento viajaba “a unas cinco millas por hora” y que “no vio a nadie en el agua” mientras maniobraba su embarcación. Pese a que el área de Chankanaab era conocida por tener el acceso de barcos restringido, Cen Yam insistió en que el incidente fue “un accidente” y concluyó: “No siento que haya sido mi culpa”.
El exmarinero detalló el momento en que se percató del impacto: “Escuché una hélice hacer un ruido muy extraño. Fue realmente extraño, un zumbido como si algo lo hubiera golpeado. No hubo ningún golpe en el bote, solo el ruido de una hélice haciendo algo extraño. Pensé ‘he pasado por algo’”. Tras reducir la velocidad y dirigirse a la popa de la embarcación, la encontró: “Estaba definitivamente muerta. No pude hacer nada para salvarle la vida”.
La tragedia dejó una profunda e indeleble cicatriz en Louis, quien, aunque gran parte de lo sucedido “todavía está borroso” en su memoria, tuvo que someterse a “mucha terapia” para procesar el traumático incidente. En su adolescencia, le resultaba extremadamente difícil “hablar con un extraño sobre lo peor que le había pasado”, pero encontró consuelo y ayuda profesional en la terapia al alcanzar la adultez.
“Más adelante, cuando tenía veintitantos, empecé a observar patrones de comportamiento en mí mismo y decidí intentarlo. Desde entonces he recibido mucha terapia y me ha ayudado”, explicó Louis. La experiencia le generó un miedo profundo a nadar, bucear y a los barcos, pero, con gran esfuerzo, logró superarlo, con el objetivo de honrar la memoria de su madre. “Incluso he vuelto a hacer snorkel y a conducir un barco”, afirmó. Con una reflexión emotiva, concluyó: “A mi madre le encantaba el mar y se habría sentido destrozada si me perdía algo tan bonito”.