Generales Escuchar artículo

Gabriel Yabar Cafa: “Los guiones de Oesterheld estaban tan bien explicados que uno veía a los personajes”

Nacido el 11 de noviembre de 1931 en Río IV, Córdoba, el dibujante Gabriel Yabar Cafa, conocido como Yabar, dibujó guiones de historietas, en su mayoría de temática bélica, del escritor ...

Gabriel Yabar Cafa: “Los guiones de Oesterheld estaban tan bien explicados que uno veía a los personajes”

Nacido el 11 de noviembre de 1931 en Río IV, Córdoba, el dibujante Gabriel Yabar Cafa, conocido como Yabar, dibujó guiones de historietas, en su mayoría de temática bélica, del escritor ...

Nacido el 11 de noviembre de 1931 en Río IV, Córdoba, el dibujante Gabriel Yabar Cafa, conocido como Yabar, dibujó guiones de historietas, en su mayoría de temática bélica, del escritor Héctor Germán Oesterheld, el creador de El Eternauta, en la revista Hora Cero. “Mi gran orgullo es ver las historietas que dicen guion de Oesterheld y dibujos de Yabar -sostiene el artista en diálogo con LA NACION-. Es como una carta de presentación. Hablás de él y estás hablando de la cumbre. Me hizo reconocido en el mundo de la historieta”.

El inquietante rol de los museos en un mundo atravesado por la IA: ¿dónde queda la figura del artista?

Yabar vivió toda su vida en la ciudad de Río IV. Su obra no se limita solo a la historieta, sino que también ha desarrollado una vasta obra pictórica que se expuso en galerías públicas y privadas de la ciudad cordobesa. En 2010, el Museo Municipal de Bellas Artes organizó una muestra de sus obras, al cuidado del artista Marcelo Babini, con quien también hizo una historieta.

En 1960, creó en la revista Puño Fuerte la historieta “Canadá Grey” y en 1961 colaboró en Batallas Inolvidables con historietas protagonizadas por patrullas de soldados. Su maestro (quien le presentó a Oesterheld) fue el dibujante riocuartense Víctor Hugo Arias. Yabar, que escribió algunos guiones, colaboró en la revista de historietas bélicas Casco de Acero, en los años 1960 y, en 1978, en Corto Maltés.

Uno de sus personajes favoritos es Charlot, el vagabundo gentil creado por el actor y director británico Charles Chaplin, al que retrató, a su estilo, en situaciones tragicómicas. Durante muchos años, dio clases de dibujo en un quiosco y actualmente reside en el barrio San Juan de la Cruz, en una casa “empapelada” de pinturas y dibujos.

“Desde chico las revistas de historietas ejercían en mí un magnetismo muy especial y decidí de entrada que iba a ser historietista, me fascinaba leer historietas, la creación de personajes, contar una historia de aventuras o social“, recuerda.

Conoció a Oesterheld a mediados de la década de 1950. “El gran gusto en mi vida fue conocer a Oesterheld, un genio reconocido mundialmente -dice-. A los veinticinco, veintiséis años, llegué a él por intermedio de Víctor Hugo Arias que había comenzado a hacer historietas con sus guiones. Le llevé una muestra, la observó y me dijo: ‘Están muy buenos los dibujos, muy publicables; dígame, ¿cuántos historietistas calcula usted que debe haber en Buenos Aires que dibujan a este nivel?’. Fui franco y le dije que miles. Se rio y me dio la razón, pero me dijo una cosa que me quedó grabada para toda la vida: ‘El mejor dibujante de historieta no es necesariamente el mejor dibujante. El mejor dibujante de historieta es el que mejor cuenta la historia‘. Esa frase no me la voy a borrar nunca. Hay que hacer eso: leer el guion hasta el fondo e interpretar de la mejor forma el motivo por el que el guionista lo escribió“.

“Con Oesterheld tuve el gusto de hacer doce o trece historietas. El 90% de las historietas que hicimos juntos fue de tema bélico. No es lo que más me gusta pero me apliqué completamente, y teníamos siempre a un pionero en ese tema que era el genio de Hugo Pratt”, reconoce.

Yabar destaca que El Eternauta fue un boom desde el momento de su publicación. “Fue fantástica, muy bien dibujada por Francisco Solano López; el modo en que ambientó todo y la creación de personajes me pareció genial, así que lo hemos seguido con mucho interés, número a número -evoca con entusiasmo-. La serie me gustó, pero al principio me chocaba un poco que los personajes fueran tan distintos de lo que habíamos visto. Me fui aplicando y la seguí hasta el último episodio, me parece una obra maestra. Al final me convenció y me encantó“.

Aún no se publicaron libros con su obra. “El único testimonio de mi paso por la historieta fue cuando trabajé para Oesterheld y en otras revistas -señala-. Conocerlo y trabajar para él fue lo más sublime. Un tema aparte era su personalidad, con una voz tan suave y tan calma, me sentía como en familia. En esa época, apenas entregaba una historieta, la cobraba y me daban el nuevo guion. Los guiones de Oesterheld estaban tan bien explicados que uno veía a los personajes“.

“Para que tenga éxito una historieta se necesita un buen dibujo para que lector pueda interpretar las expresiones -afirma-. Cada cuadro tiene que expresar algo y la capacidad del buen historietista es captar qué es lo quiere transmitir el guionista que escribe una historia para llegar al público".

De chico, aprendió solo a dibujar. “Soy autodidacta totalmente, nunca tuve a un profesor, pero a los cinco o seis años, me ponía a dibujar todo lo que encontraba en diarios y revistas -cuenta-. Mi padre compraba el diario y yo me quedaba con la primera y la última página; él leía el resto mientras yo copiaba los dibujos“.

Sigue trabajando en su casa. “Tengo 93 años, cualquiera dice este viejito está todo el día en una rueca leyendo el diario con un anteojo puesto al revés, pero no es así -bromea-. No paro un minuto, me levanto y dibujo, pinto, doy clases y tengo la casa empapelada de obras, con más de cuatro mil dibujos. Mi casa es un taller ahora: pinturas y dibujos; vivo rodeado de las cosas que me gusta hacer y de una familia que me apoya mucho: me saqué un primer premio con la familia". Colabora en diarios locales y en la revista de humor gráfico Río Revuelto. Hizo ilustraciones para libros y sigue haciendo, por encargo, “caricaturas sociales”.

En su opinión, la historieta argentina es una de las mejores del mundo. “Creo que en ningún lado ha habido como en la Argentina tantos grandes historietistas, locales y los que han venido de afuera, Pratt, los Breccia, Juan Giménez. Tuve la suerte de estar metido entre ellos, todos de una calidad tremenda. Antes había muchas revistas de historietas; ahora uno se para en un quiosco de diarios y solo ve mujeres con poca ropa y políticos, nada más, salvo las historietas japonesas, que son para un público selecto. Hay pocas revistas nuestras“.

“Me dediqué mucho a la enseñanza y tengo un grupo muy grande de historietistas muy buenos, pero todos trabajan para el extranjero; son nuestros pero trabajan para revistas de afuera, con impresiones muy buenas. Me han dicho que soy un hacedor de dibujantes, y es un orgullo. Pongo lo que tengo: pasión”, asegura.

Por último, revela una clave para convertirse en un buen dibujante de historietas. “Se basa en el arte de observar, aplicando incluso la capacidad psicológica para identificar a los personajes -concluye-. Encontré mi forma de hacer las cosas; si tenía que dibujar a un héroe, a lo mejor me basaba en una persona como Brad Pitt y me imaginaba la forma de conducirse. Cuando voy por el centro y veo a las personas, pienso este hombre es banquero, esa mujer es maestra y aquel otro, un visitador médico. La gente está mimetizada con sus tareas. Observar, observar, y sobre todo poder expresarlo con el dibujo”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/gabriel-yabar-cafa-los-guiones-de-oesterheld-estaban-tan-bien-explicados-que-uno-veia-a-los-nid14052025/

Volver arriba