Industria láctea: pese a la media docena de empresas en problemas, no hay una crisis generalizada en el sector
CÓRDOBA.- Las quiebras de las lácteas ARSA y Lácteos Conosur SA (que operaba bajo el nombre comercial La Suipachense) y los graves problemas que atraviesan SanCor, La Lácteo y Lácteos Verónic...
CÓRDOBA.- Las quiebras de las lácteas ARSA y Lácteos Conosur SA (que operaba bajo el nombre comercial La Suipachense) y los graves problemas que atraviesan SanCor, La Lácteo y Lácteos Verónica se producen en un contexto donde el sector no está en una crisis generalizada. Los expertos subrayan que, salvo excepciones, son inconvenientes que se producen en compañías que venían arrastrándolos hace años y que la baja del consumo terminó de profundizarlos.
El titular del Centro de la Industria Lechera (CIL) y de la cooperativa láctea Manfrey, Ércole Felippa, explicó a LA NACION que el sector en cifras no presenta señales de crisis. La producción primaria, sino llega al récord histórico, estará “muy cerca”, con niveles de alrededor de 11.500 millones de litros, con un alza interanual del 10%. Lo mismo sucede con la exportación tanto en volúmenes como en ingreso de dólares (“por mayor precio y cambio en el mix de productos”).
Respecto del consumo interno, el empresario planteó que el sector “no es ajeno” a la caída de consumo masivo: “Comparado con el 2024 creció, pero esa base de comparación es muy baja. Es decir, se recuperó parte de lo que se cayó”. En quesos, por ejemplo, las ventas internas siguen muy atrasadas.
Desde el Ieral, de la Fundación Mediterránea, indicaron a este diario que, si bien el escenario de precios no es el mejor para el productor, “no puede hablarse de una crisis generalizada” en el sector lácteo. El tambo atraviesa un deterioro evidente en sus ingresos, en octubre pasado el precio real se ubicó en $479 por litro, 15% por debajo en la comparación interanual y 10% inferior al promedio histórico para ese mes. En dólares constantes, la caída es aún más marcada, 30% interanual y 15% respecto del promedio.
Además, la participación del productor en el precio final de los lácteos cayó a 24,6%, el valor más bajo desde mediados de 2018, producto de que los precios al consumidor retrocedieron bastante menos —en términos reales— que el valor de la leche cruda.
Felippa señaló que los precios que cobran el productor “se deterioraron porque aumentaron menos que la inflación”, pero advirtió que la base de comparación es “alta” y que en términos relativos sigue siendo favorable la relación entre insumos y producción. Algo similar sucede con los precios de exportación, cayeron pero la tonelada de leche en polvo a US$3.600 con un tipo de cambio superior a los $1.400 “hace que no sean negativos”.
“Tengo 40 años de trayectoria en la lechería -agregó el empresario- pero no hablaría de crisis. El gran desafío que tenemos es que se recupere la macro para que mejore el consumo interno a niveles previos al 2024. Se abrirían así posibilidades para el sector que es dinámico y muy competitivo”.
En ese contexto, el Ieral sostuvo que la rentabilidad del tambo promedio no estaría comprometida. Según cálculos del OCLA se ubicó en 1,6% en agosto, un nivel bajo pero todavía muy próximo al promedio de los últimos ocho años (1,9%) y prácticamente en línea con el promedio histórico de los meses de agosto (1,7%).
Coincidieron los economistas en que, cuando se observa el comportamiento de los volúmenes y de la cadena en su conjunto, se encuentra que entre enero y octubre, la producción de leche cruda creció 10% interanual y se ubicó 6% por encima del promedio de los últimos 20 años. La oferta interna aumentó 8% respecto de 2024 y se mantiene en torno a su media histórica y las exportaciones avanzaron 8% interanual y se posicionaron 30% por encima del promedio de largo plazo.
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“Es decir, la actividad en su conjunto no muestra señales de crisis sectorial. Por el contrario, combina niveles elevados de producción y exportación aun a pesar de que el escenario de precios no es el mejor para el productor”, resumen desde el instituto.
SanCor continúa en concurso preventivo de crisis; procesa entre 50.000 y 60.000 litros de leche por día y perdió 500 empleos en un año. El pasivo estimado de la empresa ronda los US$400 millones.
Hace unos días, la Justicia declaró la quiebra de Alimentos Refrigerados Sociedad Anónima (ARSA). Con accionistas de Vicentin Family Group y gerenciada por la venezolana Maralac, supo producir postres muy reconocidos en el mercado. Unos 550 trabajadores se quedarán sin empleo. Estaba en concurso desde marzo de 2024, con un pasivo reconocido de $49.700 millones y $67.300 millones en garantías por la compra de activos a SanCor.
El mismo destino tuvo la láctea que producía la marca La Suipachense, también en manos de Maralac. La semana pasada el juez Leandro Julio Enríquez dispuso abrir directamente la etapa de liquidación, poniendo fin a un proceso que se había iniciado meses atrás bajo concurso preventivo. Emplea a 140 personas.
Lácteos Verónica, con tres plantas en Santa Fe y trabajadores que vienen cobrando salarios en cuotas está en un procedimiento preventivo de crisis. Acumuló cheques rechazados por unos $10.000 millones, según datos del sector.
La crisis de la cordobesa La Lácteo lleva más de un año, con plantas paradas, produce larga vida cuando consigue leche para comprar. La planta de Ferreyra lleva más de tres meses parada, los pocos empleados que quedan están es sus casa sin cobrar sueldo desde abril.