It: bienvenidos a Derry, los orígenes de Pennywise se convierten en el alma oscura de una nueva serie
El universo imaginado por Stephen King ya es parte de las postales de nuestro pasado. Incluso para aquellos que no se han acercado a su literatura más allá de mirarla de reojo en las estanterías...
El universo imaginado por Stephen King ya es parte de las postales de nuestro pasado. Incluso para aquellos que no se han acercado a su literatura más allá de mirarla de reojo en las estanterías de alguna librería -u hoy en las listas de descarga de alguna biblioteca virtual-, nombres como Carrie o Jack Torrance, villanos como Pennywise o el perro Cujo o títulos como Cementerio de animales o Misery, son parte de una cultura popular compartida, de un vocabulario propio de esa entrada inaugural en el terror en la adolescencia. Y sobre esa estela se concentra It: bienvenidos a Derry, precuela de las dos películas inspiradas en la novela It y dirigidas por el argentino Andy Muschietti, creada por su propia iniciativa, junto a su hermana Bárbara y su coequiper Jason Fuchs, trío que comparte tareas de dirección, guion y producción para alumbrar el origen de aquel payaso maldito que nutrió todas las pesadillas de nuestro pasado.
Esa quizás sea la más clara ambición de la nueva serie: el guiño a una adolescencia compartida, que atraviesa las épocas y las generaciones y que, como ocurre hoy en día, va en busca de los fundamentos del miedo, de los cimientos de la gestación de ese horror, de ese origen del Mal que a menudo resulta indescifrable. Ya Muschietti había hecho un gesto audaz al apropiarse el mundo de King asociado con sus lecturas de infancia, a su cinefilia juvenil: en la novela de King, el presente eran los años 80 -década en la que escribe y publica It-, y el pasado, los años 50, cuando ocurre la muerte inaugural del pequeño George en un encuentro con el malvado payaso en la mítica escena de las alcantarillas (que tuvo su primera expresión en la miniserie It: el payaso asesino de los 90, con Tim Curry como Pennywise); en It (2017), es el año 1989 cuando ocurren los eventos espeluznantes, un tiempo recreado por el director e inspirado en su experiencia de leer a King, de entender el impacto en sus propios miedos. En It: Capítulo 2 (2019), el presente llega a nuestros días y aquellos niños aterrorizados por Pennywise son adultos que intentan encontrar las respuestas posibles en una memoria signada por el trauma.
It: bienvenidos a Derry está ambientada en el año 1962, exactamente 27 años antes de la primera It de Muschietti, lapso que marca el hiato de hibernación del malvado Pennywise en el corazón de Derry. Y Derry es nuevamente el escenario, un pequeño pueblo ficticio de la región de Maine, estado de la infancia de Stephen King y reinvención propia de su imaginario geográfico, como lo fuera Yoknapatawpha County en la literatura de William Faulkner. Es que el autor de Mientras agonizo es una de las inspiraciones de King, junto con H.P. Lovecraft y Edgar Allan Poe en las filas del horror, todos escritores que han explorado los miedos de su época, al mismo tiempo que han creado universos propios, estilos inconfundibles, legados imborrables. Para King, el prestigio y el reconocimiento académico -que podría traerle un Nobel, por ejemplo- sigue siendo esquivo aún hoy, pero las astronómicas cifras de venta de su literatura y la devoción de sus fanáticos han compensado con creces esa deuda. El trabajo de los Muschietti es prueba de ello.
El espeluznante payasoIt, la novela publicada en 1986, comenzaba con la desaparición de George Denbrough durante una tormenta en Derry en el año 1957. Era la primera aparición de Pennywise, un espeluznante payaso que -descubrimos después- es la manifestación de una entidad maléfica de origen incierto que habita en las profundidades de la ciudad. Un año después, nuevas desapariciones de niños alborotaban la ciudad y propagaban el miedo, que resulta el más preciado alimento del inefable clown. Ese tiempo se cerraba con la aparición del Club de los Perdedores, unos niños resilientes que enfrentan al monstruo y prometen regresar a la ciudad cuando Pennywise despierte de su hibernación. En It: bienvenidos a Derry, el inicio evoca el trauma original de King: un niño solitario asiste a una función de Vendedor de ilusiones, el musical con Robert Preston, mientras el acomodador lo expulsa de la sala por no pagar la entrada. Asediado por el maltrato familiar y el desprecio escolar, Matty (Miles Ekhardt) sale a la calle en una noche invernal y es recogido por una familia en la ruta. “A cualquier lado menos a Derry”, masculla como anhelado destino. Pero el desenlace de ese viaje ofrece la espeluznante aparición de “Eso”, ahora en la forma de un bebé mutante, mezcla de criatura alada y animal vampírico, que resulta la más terrorífica de las bienvenidas para el espectador.
“Es un ciclo anterior, lo cual es muy especial para nosotros, porque 1962 se acerca más a 1958”, explicaba Andy Muschietti en una entrevista desde la Comic Con de Nueva York recogida por The Hollywood Reporter, donde acentuaba cómo las películas cambiaron la línea temporal de la narrativa de los años 50 a los 80. “Así que lo que no pudimos hacer en la película en cuanto a la época, lo estamos haciendo ahora. Siento que esta primera temporada se acerca más en espíritu, texturas y atmósfera a lo que era el libro, aunque no sean los mismos personajes. Algunos de ellos tienen ancestros, linajes y muchas cosas que podrían ser conexiones significativas”.
De hecho, lo que sigue, apenas cuatro meses después, es la presentación de dos líneas narrativas que conviven en el mismo tiempo y espacio: en Derry, y en 1962, durante la álgida era nuclear, agitada por la Guerra Fría y la carrera espacial, signada por las tensiones raciales de los años de la presidencia de John F. Kennedy y el aura de confort y tranquilidad que parece definir a los suburbios alejados de las grandes metrópolis. Eso es Derry, un pueblito en apariencia tranquilo y amigable, al que llega el mayor Leroy Hanlon (Jovan Adepo), destinado a una misión secreta en la base militar de la Fuerza Aérea, ubicada en las afueras de la ciudad. Hanlon arriba junto con su familia, su esposa Charlotte (Taylour Paige) y su hijo Will (Blake Cameron James), quienes experimentan el revés de la vecindad debido a su condición de afrodescendientes. Los rostros amables se tornan esquivos y secretamente agresivos, tanto para Will en el colegio como para Charlotte en las compras por el centro. El racismo es un malestar que King ha trabajado en gran parte de su literatura y que Muschietti explora como un Mal tan enquistado en los cimientos de la ciudad como el propio Pennywise.
“Es una historia oculta, una historia que no se cuenta hacia adelante, sino hacia atrás, y tiene una conclusión: los eventos en los que Eso se convierte en Pennywise”, agrega Muschietti. Y es a partir del joven Will que se diseña la segunda línea argumental, que recoge el espíritu del Club de Perdedores del libro de King: un grupo de niños marginados que resultan destinatarios de los tormentos del payaso en tanto reciben el destrato de los populares del colegio, y la indiferencia o el castigo de las autoridades. Ellos son los amigos Phil (Jack Molloy Legault) y Terry (Mikkal Karim Fidler) -quienes tendrán un destino incierto en un cine durante el primer episodio-, Lilly (Clara Stack), asediada por la reciente muerte de su padre y una estancia traumática en el manicomio Juniper Hill de la ciudad, la joven Ronnie (Amanda Christine), hija del proyectorista del cine y perseguida por fantasmas de culpa y castigo, el enamoradizo Rich (Arian S. Cartaya), y el joven Hanlon, fanático de la ciencia y el espacio, cuyo saber será la clave para encontrar el origen de Pennywise.
Recordemos que Hanlon es uno de los apellidos del Club de Perdedores de la novela: el Mike Hanlon literario es el hijo de Will Hanlon, a quien conocemos aquí en su infancia (por ende, Leroy es el abuelo de Mike, y el poseedor de un don muy especial). Este apócrifo club de niños rechazados será en blanco de las apariciones de esa entidad malvada (que no asume aquí la forma del payaso al que diera vida Bill Skarsgård en las versiones fílmicas), asumiendo las múltiples formas de la pesadilla, desde una madre parturienta hasta un pepinillo avinagrado que blande su venganza desde un frasco de vidrio.
Mientras tanto, en la base militar, el General Shaw (James Remar) encabeza la insistente búsqueda de un arma secreta para ganar la pulseada con los soviéticos. Perforaciones en las áreas boscosas alejadas de la ciudad, militares que ingresan encapuchados en la habitación del mayor recién llegado para ponerlo a prueba, oficinas clandestinas destinadas a monitorear actividad subterránea. ¿Cuál es el arma secreta que puede terminar con la guerra entre potencias? Allí se remonta el origen de Pennywise y el eje de la serie ideada por los hermanos Muschietti y por Fuchs, concentrada en definir el esquivo macroverso de Stephen King y en detallar la tercera dimensión de donde habría llegado un meteorito alienígena. También asoman los territorios indígenas sagrados, y la errática presencia de Dick Hallorann (Chris Chalk), nombre que remite a El resplandor y al hombre que enseñaba los poderes sobrenaturales al pequeño Danny. King enlaza sus múltiples obras literarias como un multiverso donde los cruces y contagios no son la excepción sino la regla.
Es innegable la inspiración que It: bienvenidos a Derry recoge del éxito Stranger Things, de Netflix, serie no solo inspirada en el universo de Stephen King sino en el hábitat de los años 80, desde una clara mirada de transición entre la infancia y la adolescencia. La clave de la serie es un relato que despliega misterios y personajes, que elige a las apariciones de Pennywise como set pieces del horror, y que explora los efectos del mundo adulto sobre la cosmovisión de los niños, aún seres en formación. “Los fans saben que Pennywise lleva décadas aterrorizando a los niños y familias de este pequeño pueblo de Maine. Pero la respuesta a qué trajo a la Tierra a una entidad de luz capaz de viajar a cualquier lugar, y que lo hace regresar a Derry una y otra vez como su territorio de caza, es lo que queremos responder”, concluye Muschietti, director de todos los episodios.
Cada era ha parido sus miedos y ansiedades, y si los años 60 son el termómetro del pavor nuclear y la tensión racial, esos efectos persisten en nuevas apariciones tras el paso del tiempo, dejando heridas perdurables y difíciles de cerrar. La carrera espacial de antaño se ha convertido en el talismán de la Inteligencia Artificial del presente, y la metáfora del “arma secreta” que tiene como contrapartida el despertar del payaso es quizás su mejor expresión. Andy y Bárbara Muschietti junto con Jason Fuchs miran esos años a la distancia, evocando la experiencia infantil al igual que el impacto de las narrativas de Stephen King en la comprensión de los miedos inexplicables, y persiguen episodio tras episodio un comienzo esquivo: el origen de un Mal que a menudo está más cerca de lo que imaginamos.
It: bienvenidos a Derry estrena el 26 de octubre en HBO, con nuevos episodios todos los domingos.