Julia Calvo: de sus diferencias con Martitegui a su relación con la China Suárez y qué piensa de Wanda Nara
...
Julia Calvo es la última eliminada de MasterChef Celebrity, el exitoso programa de Telefe. LA NACION conversó con la actriz sobre el desafío de sumarse a un reality, el primero en su extensa carrera. Contó que no sabe cocinar, pero que aprendió muchos tips y dio detalles de su relación con los tres jurados, Donato de Santis, Damián Betular y Germán Martitegui. Además, confesó que le sorprendió conocer a Wanda Nara y tener buen feeling porque Calvo trabajó varias veces con la China Suárez, la vio crecer y la quiere mucho. Y reveló que lo más difícil fue hacer de ella y no componer un personaje.
La despedida de Julia Calvo de MasterChef Celebrity-¿Cómo te resultó la experiencia de MasterChef?
-Por un lado, fue una experiencia muy maravillosa y por el otro lado, me encontré con lo que no soy. Y como no soy chef fue un papel complicado de afrontar porque en mi carrera tuve personajes difíciles, pero el hacer de mí todos los días es todo un tema .
-¿Cocinás en tu casa?
-Me cocino para comer, pero no me hago los detalles. Pollo con puré, pollo con ensalada, pollo con... Simple. A veces te inspirás y le ponés alguna cosita, pero no es algo de todos los días como en el reality. Como dicen los chefs, ¿qué twist le podés hacer para que no sea un plato común? Además, nunca había estado en un reality donde tenés que ser vos y no un personaje, y yo no sé mucho hacer de mí, la verdad. Saco de mí un montón para los personajes, como saco de todo mi entorno, pero no sé hacer de mí. Y en el momento lo vas transitando y pensás, ¿qué sirve más de vos, Julia? ¿La mala, la buena, la simpática, la antipática? No sé, voy siendo.
-¿Fue lo más difícil hacer de vos porque un actor se esconde detrás de un personaje?
-Un actor se viste con un personaje, entonces te sentís abrigado, cobijado. Y no te sentís desnuda. En el reality te sentís en el medio de la ruta. De todas maneras, fue un buen tránsito. Me hubiera gustado insistir con que reciclen los plásticos, con que junten los restos de comida para hacer algún compost. Me hubiera encantado inculcar más. Se armó un grupo bárbaro y lo disfruté un montón. Y después me enfrenté con esto de la crítica.
-¿La pasaste mal con la crítica?
-No por la crítica, pero sí por las formas. Hay que entrenar todos los días el tema de las formas porque con una palabra podés debilitar al otro. No significa que lo hacés menos fuerte, sino que lo herís en su proyección. En un momento se me ocurrió decir que no me llevaba bien con ellos y se armó una bola tremenda y tampoco estoy acostumbrada a eso.
-¿Cómo te llevaste con cada uno de los tres jurados?
-Me pasaron cosas diferentes y en diferentes momentos. Me gusta muchísimo el Tano Donato porque en mi casa éramos muy consumidores de sus programas, nos divertíamos mucho porque no hablaba muy bien y se hacía entender como podía. Tiene una forma que te arregla todo a lo tano y te tira un condimento que no sabés qué le puso. Yo hubiera necesitado más su costado docente que es fantástico. Quizá por el mismo show, no puede generar eso. Con él no hemos tenido reveses, aunque me ponía muy nerviosa cuando me decía que tenía que empezar a “masterchefearme”, o no sé qué palabra inventó. No sé qué significaba eso: ser más fino, ser más gourmet, ser más quilombera... Yo tenía puesta la camiseta de programa, como me pongo la de cualquier trabajo que hago porque es una decisión y te tocó en suerte jugar de ese lado del partido. Entonces me pongo esa camiseta y la peleo.
-¿Y con el resto?
-Después con Betular me pasa algo muy especial porque se está metiendo ahora en mi mundo y lo comprendo. Me parece que va a estar bárbaro en Hairspray. Me sale la docente en este caso y quiero que lo disfrute porque es un camino arduo, hermoso.
-Con Martitegui chocaste más…
-En las primeras emisiones, yo decía: “Esta persona es genial”. Porque me parece un ser muy sensible, pero no tiene buenos modos. Lo veo en programas como Tierra y me encanta lo que hace, que va y prueba y charla con los cosechadores. En ese caso es una persona que está abierta a recibir, pero cuando se cierra no entrás en su mundo y es una lástima porque los personajes se componen con el otro; si componés solo es un embole. Si sos malo, yo te hago de la que recibe toda esa maldad, pero lo hago hasta el final. El día que hice de su asistente fue un gran jefe porque yo era su gran súbdita. Si hubiera dicho “a mí no me mandes”, dibujo el personaje del otro.
-Y con Wanda, ¿cómo fue ese ida y vuelta?
-Con Wanda tuvimos un feeling fantástico desde el primer día. Yo recordaba que habíamos trabajado juntas en Golpe al corazón porque ella hizo una participación. Es una persona que me es afín y justamente por eso ayer en la despedida le tuve que confesar que yo conozco a alguien que ella no quiere mucho... Y que además la conozco, la quiero, porque la vi crecer.
-A la China Suárez. Trabajaste mucho con ella...
-Claro y es una compañera maravillosa. Y de repente dije, “Uy, voy a entrar al MasterChef y está Wanda, qué onda, qué pasará”.
-¿Y qué pasó?
-Me encontré con un ser genial que la tiene clarísima, que conduce perfecto, que saca conejos de la galera con una tranquilidad, que maneja situaciones como la de Maxi (López) con una alegría que es genial.
-Ahora conocés a las dos personas enfrentadas mediáticamente.
-Exacto, tengo mi parecer de cada una y las dos son geniales. Con la China no hablo todos los días ni mucho menos, pero con todo el grupo de Casi Ángeles somos como familia. De hecho, me dicen tía, y nos vemos y nos abrazamos con un cariño genuino y te querés poner al día de todo. En el reality estuve con Agustín (Sierra) y fue muy lindo.
-¿Volverías con el repechaje?
-No lo sé porque ya se viene el estreno de Ellas son tango, en el Teatro Astral, el 9 de enero. Es un espectáculo teatral con Andrea Ghiodone, Anita Martínez y Marisol Otero. Vamos a resurgir un personaje que hice durante mucho tiempo con Jorge Suárez en Manzi y es Nelly Omar. Es un homenaje a cuatro grandes mujeres de nuestra historia del tango que se encuentran en un especio y comparten, cantan y bailan. Y está el Chino Laborde que canta hermoso y es el dueño de un bar que nos une.
-Siendo actriz, ¿por qué aceptaste el desafío de un reality y qué aprendiste?
-Cuando me llamaron avisé que no cocino, pero me dijeron que no importaba, que querían que fuera yo en el programa. No me gusta hacer de mí, pero me animé a probar. A veces salió bien y otras no tanto. Y en cuanto a la parte técnica, aprendí un montón de cosas. La gente me manda recetas y en el mercado me preguntan qué lechuga es mejor para tal ensalada o me dan consejos.
-¿Y cambiaste un poco tu menú gracias a MasterChef?
-No, no lo cambié, pero sí a mi menú ahora le doy un “twist”, como dicen los jurados. Le doy una vuelta de tuerca. Es un mundo maravilloso que, como espectadora, me encanta. Cuando salió El Gourmet era mi canal de cabecera. Me encantan los programas donde viajan y ven cómo cocinan en otros países. Le pongo el corazón a lo que hago y traté de explicárselo a los jurados porque te reciben el plato como si los fueras a envenenar. Y no es la idea si cocino para ellos... Eso lo entendió el Tano.
-¿Tenés otros proyectos?
-Sí, para la segunda mitad del año, quiero tomarme un par de semanitas para descansar porque, haciendo un pequeño balance, me di cuenta de que empecé el año haciendo el homenaje a Mirtha (el espectáculo se llamaba Mirtha el mito y estaba dirigido por José María Muscari) a vender la casa de mis padres -que era mi casa- y que fue muy movilizante; a ir Montevideo cinco meses a grabar Margarita, ganarme un Martín Fierro, que además de la emoción y el agradecimiento, fue un estrés pensar en qué iba a ponerme... Y al día siguiente del Martín Fierro empecé a grabar MasterChef. De la gloria al fuego del infierno en dos segundos... . Y ese fuego del infierno se fue transformando en un fuego creador.