La despedida de Milei ante el féretro, el pedido de perdón y un almuerzo con Meloni
ROMA.– Fue un viaje fugaz, pero intenso. Las 25 horas de Javier Milei en la Ciudad Eterna estuvieron atravesadas por la despedida del papa Francisco. Una gira presidencial histórica que quedará...
ROMA.– Fue un viaje fugaz, pero intenso. Las 25 horas de Javier Milei en la Ciudad Eterna estuvieron atravesadas por la despedida del papa Francisco. Una gira presidencial histórica que quedará en el recuerdo por los momentos emotivos que vivió en la Plaza de San Pedro, pero que no estuvo exenta de algún momento de tensión.
Sus primeras horas en Roma lo tuvieron enojado por los comentarios en medios y redes sociales sobre su ausencia en la capilla ardiente de Jorge Bergoglio, porque ya había cerrado cuando su vuelo presidencial aterrizó. Le cuestionaban que, horas antes de subirse al avión, el Presidente había estado en un programa de televisión y en un evento público con el economista español Jesús Huerta de Soto, a quien considera un maestro del anarcocapitalismo.
Milei se encargó de fustigar a sus detractores en X y, ya entrada la madrugada romana, ofreció una entrevista en Radio Mitre para responder a las críticas y aclarar que había sido invitado por el Vaticano para el sábado, no el viernes. “Me parece que raya en el mal gusto, propio de cerdos”, dijo.
En esa entrevista, además, el Presidente recordó cuando le pidió disculpas al papa Francisco por sus críticas. “Le pedí perdón cuando lo vi por primera vez. Yo no tenía orden de magnitudes en lo que implicaba ser el líder de una comunidad. Tengan en cuenta que yo filosóficamente soy anarcocapitalista. Esas figuras en mi cabeza no estaban, no existían”, dijo.
Según su relato, el Papa le dijo: “No te calentés, son errores de juventud”.
Lo más emotivo del viaje llegaría en la mañana. Milei ingresó a la Plaza de San Pedro 15 minutos antes del comienzo de la misa. Lo secundaron su hermana, Karina Milei; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el vocero presidencial, Manuel Adorni; el canciller, Gerardo Werthein; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; la ministra de Desarrollo Humano, Sandra Pettovello, y el secretario de Culto, Nahuel Sotelo.
Tanto Milei como muchos de los ministros que lo acompañaron al funeral habían mantenido discrepancias con Bergoglio hasta pocos meses antes de su muerte.
La más recordada fue la crítica del Papa en septiembre por el uso de gas pimienta como parte del protocolo antipiquete en una manifestación.
Los cuestionamientos del Pontífice fueron respondidos primero por Francos y, más tarde, por Adorni en una de sus habituales conferencias de prensa matutinas.
Milei se acomodó en la primera fila. Como presidente del país donde nació el papa Francisco, estuvo ubicado en un lugar privilegiado: era el mandatario que más cerca estaba del féretro de Bergoglio. Detrás de él estaba sentada la primera ministra Meloni.
El argentino y la italiana se saludaron con un fuerte abrazo, apenas una introducción del almuerzo informal que luego compartirían.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y su mujer, Brigitte, se acercaron al féretro y luego fueron a saludar a Milei, que conversó animadamente con el matrimonio. Ya los había recibido el año pasado en Buenos Aires, antes de la Cumbre del G-20 en Brasil.
Con sus manos tomadas por delante, el Presidente escuchó de pie el comienzo de la misa, ubicado justo frente al féretro, escoltado por su hermana, Karina Milei, en primera fila.
DespedidaLa emoción congeló a los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro en el final de la ceremonia. La Guardia Suiza cargaba en los hombros el féretro rumbo a su destino final y se detuvo unos segundos, justo enfrente del lugar asignado a Milei y la comitiva argentina. El Presidente aplaudió, con la mirada fija, casi sin pestañear.
Fue un momento dramático en una mañana cargada de sensaciones, en un escenario imponente, con 250.000 personas agolpadas para despedirse del papa argentino. Milei había tenido un lugar especial entre más de 50 jefes de Estado, diez monarcas y cientos de representantes oficiales de todo el mundo.
Una vez terminada la ceremonia, la puesta en escena se diluyó tan rápido que Milei ni siquiera pudo saludar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El norteamericano también tenía asignado su lugar en la primera fila, pero a bastante distancia; llegó más tarde y se fue antes que Milei de la Plaza de San Pedro.
Minutos después, Trump se reunió a solas con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, para hablar de la guerra con Rusia. Milei había viajado a Miami a principios de mes para fotografiarse con Trump en medio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, pero no logró el objetivo. Tampoco pudo en Roma porque al mediodía el mandatario ya estaba en vuelo de regreso a Estados Unidos.
Un almuerzo con MeloniEl viaje del Presidente no tuvo agenda oficial, pero Milei sorprendió en la entrevista radial al anunciar una improvisada reunión que él mismo había acordado con Meloni, una referente para la ultraderecha europea. “Lo arreglamos entre nosotros, después el canciller y los representantes de ella evaluarán qué tipo de formato. Hay temas de geopolítica internacional que son muy importantes”, había anticipado el Presidente.
La reunión, en realidad, fue “un almuerzo informal”, dijo Manuel Adorni a LA NACION. La cita se concretó en el hotel Ambasciatori, el palacio donde se alojó la comitiva argentina, indicaron fuentes italianas consultadas por la nacion. Es uno de los hoteles más exclusivo de la capital, ubicado sobre Via Veneto, el escenario de La Dolce Vita.
Los líderes se sentaron en el restaurante del hotel y ordenaron platos de la carta. Milei estuvo con su hermana, Karina, y Meloni, con dos colaboradores. Siguieron la sugerencia de la chef Julieta Viani y del gerente Samuel De Luca, según consignaron fuentes italianas citadas por el Corriere della Sera.
Les sirvieron carpaccio de carne de wagyu con hierbas aromáticas y alcauciles crujientes y una sopa fría de tomate con burrata, como entrada.
De plato principal, Milei eligió bife a la parrilla, mientras que Meloni prefirió pechuga de pollo cocinada tres veces. Cerraron la hora y media de charla informal con té (Milei) y café (Meloni).
Presidencia no comunicó los temas que se trataron durante el almuerzo, pero estos encuentros ya son habituales entre dirigentes con gran afinidad ideológica. Habían tenido tres reuniones bilaterales en Italia, de los cuales dos fueron invitaciones especiales de la primera ministra.
Ella, además, visitó Buenos Aires en noviembre. El Presidente fue su anfitrión en una cena en la quinta de Olivos.
Después del almuerzo, ya con el féretro del papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor, Roma estaba tomada por las sirenas y las caravanas de camionetas negras que llevaban a cientos de mandatarios internacionales hasta el aeropuerto.
Unas horas más tarde, a las 20.30 de Roma, el presidente Javier Milei también estaba en camino a Buenos Aires.