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La especialista asegura qué mantiene la neuroplasticidad a medida que envejecemos

Albert Einstein solía decir que “la ...

La especialista asegura qué mantiene la neuroplasticidad a medida que envejecemos

Albert Einstein solía decir que “la ...

Albert Einstein solía decir que “la mente es como el paracaídas. Solo funciona si la tenemos abierta”. Esto han hecho los avances científicos en términos de desarrollo cognitivo y neurociencias. En los últimos años, los especialistas han confirmado que el envejecimiento no significa necesariamente declive mental, que es evitable que las personas mayores sufran demencia, que la plasticidad cerebral permite seguir aprendiendo toda la vida, que la función cerebral puede cambiar con la edad, pero no necesariamente de forma negativa.

Coral Sanfeliu Pujol, formada en biología, se concentró desde el inicio de su carrera en el cerebro. Hoy dirige el Grupo de Neurodegeneración y Envejecimiento en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona. Entre sus últimas áreas de estudio, se ha concentrado en analizar el valor del movimiento para el cerebro. Sus investigaciones desasnan sobre algunos mitos sobre ejercicio y cerebro. “En estas dos décadas hemos vivido una explosión de conocimientos en la estructura molecular y funcional de cerebro y de cómo evoluciona a lo largo de la vida. Un factor decisivo ha sido la aparición de nuevas tecnologías de análisis molecular y de neuroimagen que han permitido estudiar la actividad de las neuronas y los circuitos neuronales en condiciones de salud y de enfermedad en humanos y en modelos animales”, relata en exclusiva.

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–¿Qué más ha cambiado?

–Se ha profundizado el estudio del envejecimiento celular y se han definido los principales procesos que llevan a la pérdida de funciones de los órganos y tejidos. Esto ha sido posible por nuevas tecnologías en el estudio de genes, proteínas, orgánulos celulares, comunicación entre las células, etc. También hay más conocimiento de los problemas de salud que aumentan el riesgo de este envejecimiento patológico.

–¿Cuáles son los mitos que se mantienen?

–Uno de los más arraigados es que solo usamos el 10% del cerebro. Esta idea errónea se asocia a la posibilidad de tener una superinteligencia o poderes psíquicos paranormales si se consiguiera activar el 100% del cerebro. Ciertamente, hay áreas con circuitos neuronales especializados en las diversas funciones como memoria, emociones, visón, movimiento, ingesta de comida, etc., que se activan adecuadamente, pero todo el cerebro está conectado y actúa conjuntamente las 24 horas del día. Otro mito es que usamos un hemisferio cerebral más que el otro. Y sigue con la creencia falsa de que la personalidad lógica y metódica deriva del uso del hemisferio izquierdo, y la creativa y artística del uso del derecho. Estas pretendidas distinciones también se han relacionado con diferencias entre el cerebro de hombres y mujeres. Los dos hemisferios están fuertemente conectados por los haces de fibras del cuerpo calloso y actúan conjuntamente. No hay diferencias anatómicas ni funcionales destacables entre el cerebro de hombres y mujeres. Los estudios con resonancia magnética funcional han demostrado la falsedad de estos mitos sobre el funcionamiento del cerebro.

–¿Qué me dice del “efecto Mozart”?

–Es muy loable que queramos que nuestros hijos desarrollen al máximo sus capacidades cognitivas. Un estudio inicial con estudiantes de secundaria describía un mejor razonamiento espacial transitorio pasados 10 minutos de escuchar una sonata de este músico. Esto impulsó la idea de que escuchar a Mozart te hace listo, lo que no se ha confirmado posteriormente. La realidad es que ya sea en bebés o en escolares, no hay evidencias de que escuchar música clásica favorezca el desarrollo de su inteligencia. En cambio, aprender a tocar un instrumento si les va a proporcionar beneficios cognitivos.

–¿La idea de que los tres primeros años de vida son cruciales para el desarrollo de las funciones cognitivas es cierta?

–Sí es verdad que el establecimiento de conexiones neuronales y remodelación de circuitos en respuesta a los estímulos externos, lo que conocemos como plasticidad neuronal, es mayor en los primeros años. Sin embargo, el pensamiento abstracto todavía no está formado y hay que dejar a los bebés explorar el mundo a través del afecto, el juego y la realidad sensorial.

–¿Es real que entre los 20 y los 30 años comienza la pérdida progresiva de neuronas?

–Es falso. Aunque a partir de esa década, que es la de máxima plenitud del cerebro, existe una pérdida de neuronas en algunos circuitos, ello no afecta las funciones cerebrales. A los 90 años se calcula la pérdida de un 10% del total aproximado de 86 mil millones de neuronas que tenemos en nuestro cerebro, lo cual es insignificante. También falso es el mito de que las personas viejas no aprenden. Costará más porque la maquinaria cerebral no está optimizada en dinámica de neurotransmisores, flujo sanguíneo cerebrovascular, capacidades sensoriales, etc. Sin embrago, la plasticidad en las conexiones entre neuronas se mantiene en la vejez. Otro factor de plasticidad cerebral que se conserva es la neurogénesis adulta, aunque tenemos todavía muchos interrogantes sobre estas nuevas neuronas. Sabemos que se generan en poco número en algunas zonas del cerebro y están involucradas en funciones de aprendizaje, entre otras.

–Debemos hacer ejercicio, las compras, cocinarnos y, además, tenemos una jornada laboral de más de ocho horas… ¿Cómo hacemos para apostar por nuestra salud?

–Toda actividad física contribuye a mantener un cerebro sano, sobre todo si además requiere atención, coordinación y toma de decisiones. Hacer las compras, cocinar y otras tareas domésticas son actividades aeróbicas, y en algún momento de fuerza, de intensidad entre ligera y moderada que tienen su efecto positivo en la salud. En una jornada laboral que requiere estar sentado hay que intentar pararse cada dos o tres horas, moverse unos minutos y al final del día hacer una hora aproximada de actividad física. Esto puede involucrar las tareas domésticas diarias a ritmo un poco intenso, por encima del esfuerzo que supone un paseo. También se puede ir al trabajo caminando o en bicicleta y usar la escalera en lugar del ascensor. Todo suma si se hace en intervalos mínimos de 10 minutos e intensidad moderada.

–¿Y también deporte?

–Es recomendable practicar algún deporte una hora a la semana, con preferencia aeróbico, y combinar con ejercicios de fuerza. Cada uno potencia diferentes funciones cerebrales. Si la práctica es en equipo o compañía, se suma un plus de las relaciones sociales. Una buena noticia para los que pasamos gran parte de la jornada trabajando con una computadora: el sedentarismo cognitivamente activo no es tan perjudicial como el pasivo delante de una pantalla.

–Los relojes inteligentes nos han marcado el límite de los 10 mil pasos diarios y muchos nos hemos subido a esa marea. ¿Es correcto?

–Lo es porque ayuda a mantenerse activo, pero sin que se convierta en una obsesión. El ejercicio físico es la mejor terapia no farmacológica conocida para mantener la salud física y mental. Entre 8 y 10 mil pasos es una buena marca diaria. Los beneficios para el cerebro empiezan con actividades más bajas. En diversos estudios se ha demostrado que hay menor declive de la memoria y otras respuestas cognitivas con tan solo unos 4 mil pasos al día. Los beneficios aumentan progresivamente con más ejercicio. Sin embargo, cerca de los 10 mil pasos hay un punto de inflexión a partir del cual se pierden los beneficios cerebrales.

–¿A qué condición le prestamos poca atención, pero ofrece un impacto importante en el envejecimiento cerebral?

–El cerebro humano evolucionó durante miles de años haciendo ejercicio físico con la caza, viviendo en núcleos familiares para ayudarse a sobrevivir, y en estrecho contacto con la naturaleza. La vida moderna es muy distinta y nos lleva a un envejecimiento cerebral acelerado sin darnos cuenta. El sedentarismo aumenta el riesgo de sufrir un buen número de enfermedades y es la cuarta causa de muerte en el mundo. Sobre todo, hay que evitar largas horas sentados pasivamente frente al televisor. El entorno urbano es una fuente de estrés debido al exceso de ruido, superpoblación y contaminación ambiental. Se potencia el aislamiento social, sobre todo en los mayores que pueden tener problemas para desplazarse y hacer nuevas amistades. El estrés y el aislamiento causarán alteraciones mentales y deterioro cerebral.

–Cuando ya comenzó el proceso de deterioro, ¿se puede hacer algo para detenerlo?

–El deterioro cerebral del envejecimiento normal no es una enfermedad. En este caso, se trata de disfunciones leves. Seguir estilos de vida adecuados y añadir estimulación cognitiva, que puede ser cualquier afición que nos pida un esfuerzo mental, serán suficientes para enlentecer el declive. Sin embargo, cuando se desencadena una enfermedad neurodegenerativa, una muerte neuronal y pérdida de funciones cerebrales, el proceso es irreparable.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/salud/la-especialista-asegura-que-mantiene-la-neuroplasticidad-a-medida-que-envejecemos-nid27122025/

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