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La hija del “rey de las ballenas”: su padre fue pionero del avistaje en Puerto Pirámides y ella sigue su legado

El sol brilla fuerte sobre Puerto Pirámides y Florencia van Gelderen sonríe satisfecha. Acabamos de participar de un avistaje que empezó complicado, pero terminó bien. Después de una hora en e...

La hija del “rey de las ballenas”: su padre fue pionero del avistaje en Puerto Pirámides y ella sigue su legado

El sol brilla fuerte sobre Puerto Pirámides y Florencia van Gelderen sonríe satisfecha. Acabamos de participar de un avistaje que empezó complicado, pero terminó bien. Después de una hora en e...

El sol brilla fuerte sobre Puerto Pirámides y Florencia van Gelderen sonríe satisfecha. Acabamos de participar de un avistaje que empezó complicado, pero terminó bien. Después de una hora en el agua, finalmente pudo encontrar y que veamos una ballena franca austral con su cría. Nos damos por hechos. Corre la última semana de noviembre y la temporada ballenas está llegando a su fin. El boom fue entre julio y septiembre. Las que quedan son las rezagadas: las últimas en parir que todavía entrenan a sus crías para dejar el Golfo Nuevo y salir mar abierto, en dirección a la Antártida. Volverán el invierno que viene, para copular o parir en este refugio de aguas calmas que, año a año, convoca a más turistas.

De esto sabe mucho Florencia van Gelderen. Es la hija menor de Mariano van Gelderen, El Gordo, pionero en el avistaje de ballenas en nuestro país y todo un referente del turismo de la Patagonia. Florencia es, además, mi prima tercera; nuestros bisabuelos eran hermanos. La acabo de conocer y nos guió en un avistaje compartido con turistas. Vi cómo lideró la salida con muchas ganas y convicción (por la escasez de ballenas a esta altura del año). Y me conmoví cuando se presentó ante el grupo con nombre y apellido. Faltan unos días para que se cumplan diez años de la muerte de su papá y nos tomamos un café en la recepción de Hydro Sport, la empresa que fundó “El Rey de las Ballenas”.

-¿Qué te acordás de los avistajes con tu papá?

-Lo viví poco en el agua… Mi papá era diabético, tenía problemas del corazón y obesidad. Sin embargo, hay un avistaje que me marcó mucho. Me lo acuerdo sentadito al borde de la lancha, en una esquina, rodeado de ballenas. Eran seis madres con sus crías que saltaban y se mantenían donde él estaba. Nunca volví a ver una cosa así... Me impactó. Mi papá tenía un vínculo especial con las ballenas. Yo no lo viví tanto, pero muchos me lo cuentan.

-Por algo “El Rey de las Ballenas”… ¿Cómo surgió ese título?

-Por una película francesa de 1887 que se llama “Le roi des baleines”. Habla de su vida y de su vínculo con las ballenas. Era un gigante gordo y barbudo. Parecía fusión de humano y cetáceo. Había toda una mística entorno a él.

-¿Cómo llegó a Valdés?

-La historia que me contó es que viajaba mucho por la Patagonia porque vendía yerba con un tío y hacía base en Trelew. Mi abuela, que era Morixe, tenía molinos y producían alimentos. El Gordo (N. de R.: así le dice a su papá, como mucha gente) era un aventurero… Y jugaba al rugby en la Primera División del CASI. Parece que por eso conoció a unos chicos del club de rugby de Trelew y que ellos lo invitaron a pasar un día de verano en la playa. Así conoció Puerto Pirámides, el 4 de enero del 70.

-Sabés la fecha exacta…

-Sí. Es que se enamoró perdidamente de este lugar, que en ese entonces tenía 60 habitantes. Se vino a vivir a una casilla rudimentaria y hacía changas en Puerto Madryn para subsistir. Así conoció a Jorge Schmid, que también era de Buenos Aires. Un tiempo vivieron juntos en el Hotel Petit y se les ocurrió asociarse para traer gente a Pirámides a pescar y bucear.

-Tu papá y Schmid fueron unos pioneros totales...

-Sí, pero además, ese año al Golfo Nuevo llegó Roger Payne, un americano que quería estudiar las ballenas. Peke Sosa, otro de los pioneros del turismo en la península, fue quien lo ayudó. Y dos años más tarde, en 1972, llegó Jaques Cousteau. Parece que mi papá lo escuchó hablar francés en un bar de Pirámides y se le acercó para ofrecerse como guía. El Gordo había ido a varios colegios y había dejado la carrera de sociología, pero sabía idiomas. Hablaba inglés, francés y alemán. La cosa es que se subió a un helicóptero con Cousteau y con él vio ballenas por primera vez. Aprendió muchísimo de él. Así fue como, en 1973, con Dogor (Jorge Schmid), ofrecieron los primeros avistajes de ballena franca austral. A fines de los 80 ya eran más los que los ofrecían. Claro que, en ese entonces, no había tantas ballenas como ahora.

-¿Así nació Hydro Sport?

-Sí, empezó en la otra bajada, dónde ahora sigue estando Punta Ballena, la actual empresa de Jorge Schmid. Pero era mucho más que avistaje de ballenas… Tenían un restaurante y un boliche, que era –según muchos– el mejor de la Patagonia. Manejaron todo juntos hasta 1993, que se separaron y repartieron todo mitad y mitad. Mi papá se quedó con el nombre y algunas lanchas. Durante un tiempo dejó la actividad. Hasta que en 1995 se asoció a Ernesto March y Rafael Benegas. Hoy Hydro Sport sigue siendo una empresa March – van Gelderen.

-¿Cuándo llegás vos y tu hermana a su vida?

-Mi papá la tuvo a Lucía, mi hermana, en 1985, cuando tenía 40 años. Parece que recibía a todo el mundo en Puerto Pirámides y, en una de esas, llegó mi mamá, que era de Buenos Aires y viajaba como mochilera. Alguien le dijo que fuera a lo de El Gordo y se enamoraron. Se casaron, mi mamá se quedó a vivir acá y lo ayudó mucho. Fue toda una aventura, porque en ese entonces no tenían luz, ni agua en Pirámides. Se separaron tres años después y mi mamá se fue de Pirámides embarazada de mí. Por eso yo crecí en Buenos Aires. De todas maneras, mi mamá hizo mucho para que el vínculo siguiera y pasábamos los veranos, inviernos y fines de semana largos con mi papá. Me fascinaba ver cómo se entendía con las ballenas. Él me sugirió que viniera a estudiar biología a Madryn y eso hice en el 2008.

-¿Qué te dice la gente que lo conoce desde la década del ‘70?

-Que era una persona especial y que fue quien mejor entendió esta actividad. Con Dogor se dieron cuenta muy rápido que acá había algo muy lindo para comunicar. Además, era un tipo muy sociable. Se levantaba temprano y ya estaba con el teléfono, hablando con alguien. Tenía mucho don de gentes. Todos los años viene alguien que vino en los ‘80 y lo recuerda. Se enteran que soy la hija y se emocionan. Lo que habrá sido su presencia... Me hacen cuentos geniales. Como que en medio del avistaje los dejaba a la deriva y se tiraba al agua a nadar un rato. O se quedaba dormido cinco minutos y se despertaba como si nada. Era un extravagante. Amaba este pueblo y no se quería ir por nada del mundo. Solo dos años volvió a Buenos Aires y también vivió en una chacra en Trelew. Pero siempre quería volver a Pirámides. Dormía en la oficina de Hydro Sport y luego se fue mudando. Recién al final tuvo su casa.

-¿Se ocupaba de su salud?

-Se inyectaba insulina y tomaba la medicación, pero fumaba, tomaba alcohol, comía mucho y no hacía actividad física. Estuvo muy enfermo los últimos años. En 2003 lo operaron del corazón y le pusieron una válvula de titanio con duración de diez años. Tuvo dos más de changüí. En 2012 estuvo un año internado y le puso garra para salir adelante, pero al toque decayó. Al final estaba muy reacio… No me dejaba ayudarlo. Fue muy difícil... Mi hermana vino a darme una mano para internarlo. Murió el 29 de diciembre del 2015. Tenía 70 años.

-¿Cómo fue para ustedes tomar la posta de Hydro Sport?

-Difícil. Nos tuvimos que acomodar todos… Es loco porque con mi papá habíamos hablado bastante de que Hydro Sport iba a ser su legado, pero yo pensaba en mi carrera de Biología y nada más. Cuando murió heredamos su parte de la empresa y se convirtió en una gran responsabilidad. Yo tenía 25 años. Me tuve que construir para estar dónde estoy. Me formé como patrón y guía ballenera. Y me pone contenta lo que logramos en diez años. Rearmamos la empresa con mucho entendimiento. Ahora estoy en la operatividad y las salidas en lancha. Mi hermana Luchi es parte del equipo, aunque no esté físicamente porque vive en Buenos Aires, se dedica al cine y tiene una hija que cumple dos años en marzo. Y los March siguen siendo nuestros socios, como hace 30 años. Ellos están en la gerencia y comercialización. Somos una gran sociedad.

-Y te quedaste viviendo en su pueblo…

-Sí. ¡Y en su casa! Al principio me costó habitar su espacio. Tardé un año en volver a entrar. La hice hospedaje un tiempo. Pero finalmente la convertí en mi casa. Y estoy acá instalada desde 2018.

-Todo suena muy en paz.

-Sí, tuvimos una relación difícil en los últimos años, pero pude sanar. Las cosas que más valoro de mi vida y que más me gustan de mí, las aprendí de él. Hablo de la generosidad y del amor por las ballenas. Mi papá me enseñó que la naturaleza es mucho más importante que cualquier “producto turístico” y las ventas. Eso me da orgullo.

Datos útiles

Hydro Sport. De junio a noviembre ofrecen avistajes de ballenas franca austral que duran 1 hora y media. También tienen paseos para ver delfines. T: (280) 472-2614 / (280) 4634678. IG: @hydrosportavistajes

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-lugares/la-hija-de-el-rey-de-las-ballenas-su-padre-fue-pionero-del-avistaje-en-puerto-piramides-y-ella-sigue-nid19122025/

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