La historia de los gigantes de la Patagonia en la tierra del jazz
En 1904, una delegación de indios tehuelches fue llevada desde la reserva de Camusü Aike (Territorio de Santa Cruz) a la Feria Universal de Saint Louis. El Comercio de Punta Arenas, en su edició...
En 1904, una delegación de indios tehuelches fue llevada desde la reserva de Camusü Aike (Territorio de Santa Cruz) a la Feria Universal de Saint Louis. El Comercio de Punta Arenas, en su edición del 24 de marzo de 1904 daba mayores precisiones de ese viaje: “Patagones a Europa. Por el vapor Panamá ocho indios patagónicos fueron embarcados con destino a Liverpool (Inglaterra). Forman parte de un grupo de seis hombres y dos mujeres que serán exhibidos en la Exposición de San Luis. Llevan consigo sus trajes, chozas y utensilios de uso a fin de exhibirlos con sus propias costumbres”. Decía, además, que algunos eran civilizados y usaban la ropa de campesinos argentinos, pero que “sus facciones y lenguaje denuncian la pureza de la raza patagónica que ya tiende a desaparecer”.
En 1904, con motivo de la celebración de los cien años del tratado internacional por el cual había incorporado (previa compra a Francia) a su jurisdicción el territorio de Louisiana, se organizó en los Estados Unidos un doble festejo. La realización de los Terceros Juegos Olímpicos de la era moderna y el montaje de una espectacular muestra de ciencia, arte e industria, que incluía una exhibición antropológica de “pueblos primitivos”.
El grupo de aónikenk (tehuelches meridionales) embarcados en el puerto de Punta Arenas, Chile, con escalas en Liverpool y Nueva York debió recorrer 10.000 millas para participar en un torneo de habilidades y destreza en lazo, lanzo, salto y lanzamiento de bolas, con esquimales, sioux, navajos, sirios de Beyrouth, y otros “ejemplares nativos” de África y Filipinas.
Durante los 184 días que duró la feria, los tehuelches fueron retratados con pigmeos y ainus japoneses, conocieron a Gerónimo, el legendario cacique apache de la tribu chiricahuas (también expuesto como símbolo de la domesticación blanca) y al presidente norteamericano Theodore Roosevelt en la inauguración de la magna exposición.
Fueron premiados por su destreza en el manejo del lazo y en los concursos de rodeo que organizaba el dueño del show del Salvaje Oeste. A pesar de desconocer “las monturas a las que no estaban acostumbrados” resultaron ganadores en competiciones contra experimentados vaqueros de Estados Unidos y mexicanos.
En St. Louis, ante el acecho de los periodistas, Guéchico, el tehuelche mayor y referente de la delegación, casi estranguló a una máquina fotográfica con trípode, ante la sorpresa de los fotógrafos. No nos importaría tanto (fotografiarnos) expresó Aiwak: “pero el hombre blanco nos ha tratado mal. Muchos nos sacaron fotografías, tanto en Liverpool como en Nueva York, siempre nos las prometieron y nunca las hemos recibido”, dijo.
Otro incidente relatado en el libro La antropología se va a la feria – La Exposición de Venta de Louisiana de 1904, es que los tehuelches para desilusión de los organizadores y los visitantes, se compraban ropa de tipo occidental que utilizaban en la feria cuando no debían actuar.
En febrero de 1905, terminada la celebración por Lousiana, los integrantes de la delegación tehuelche regresaron a Buenos Aires. Antes de ser embarcados con destino al territorio de Santa Cruz, cinco de ellos fueron llevados al Museo de Ciencias Naturales de La Plata. En esa oportunidad, el antropólogo, musicólogo y etnógrafo alemán Robert Lehmann-Nitsche, los sometió a un examen antropométrico y al registro sonoro de voces y cantos.
No existen muchos datos acerca de cómo llegaron a su terruño natal, después de semejante travesía. Sí se sabe que Casimiro (Gíshgo) y Bonifacio (Aiwak) nunca regresaron a la Patagonia. Otro que no retornó fue el anciano Guéchico, fallecido en alta mar en el viaje de regreso entre Buenos Aires y la región austral. De la andanza por tierras extrañas solo Kolojo, Sinchel, Lorenza y su hija pudieron contar anécdotas a sus paisanos de Camüsu Aike.
Osvaldo L. Mondelo es periodista diplomado (UNLP), ex docente universitario y autor del reciente libro Mulato (Chümjaluwun).