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La infiltrada funciona bien como thriller, pero omite parte de la historia en la que está inspirada

La infiltrada (España/2024): Dirección: Arantxa Echevarría. Guion: Amèlia Mora, Arantxa Echevarría. Fotografía: Javier G. Salmones. Edición: Victoria Lammers. Elenco: Carolina Yuste, Luis To...

La infiltrada funciona bien como thriller, pero omite parte de la historia en la que está inspirada

La infiltrada (España/2024): Dirección: Arantxa Echevarría. Guion: Amèlia Mora, Arantxa Echevarría. Fotografía: Javier G. Salmones. Edición: Victoria Lammers. Elenco: Carolina Yuste, Luis To...

La infiltrada (España/2024): Dirección: Arantxa Echevarría. Guion: Amèlia Mora, Arantxa Echevarría. Fotografía: Javier G. Salmones. Edición: Victoria Lammers. Elenco: Carolina Yuste, Luis Tosar, Iñigo Gastesi, Diego Anido, Víctor Clavijo Nausicaa Bonnín, Pepe Ocio, Jorge Rueda, Carlos Troya, Pedro Casablanc y Asier Hernández. Duración: 118 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: buena.

La infiltrada llega a la Argentina un año después de su estreno comercial en España y con el imán de dos premios Goya -Mejor película (compartido con El 47- y Mejor actriz protagonista, Carolina Yuste)- y un gran rendimiento en taquilla en ese país que también puede funcionar como anzuelo en otros, en especial los de habla hispana (la vieron más de un millón de espectadores, recaudó cerca de 9 millones de euros, casi el doble de lo que costó). Es, al margen de esos datos, una película que admite varias lecturas.

Por un lado, está su eficacia como thriller, un terreno donde funciona bien: la atmósfera de tensión de esa época en la vida cotidiana en España no cede en las casi dos horas del largometraje. En los años 90, Euskadi Ta Askatasuna (la temible ETA, organización terrorista vasca que se definía como nacionalista, independentista, revolucionaria y socialista) estaba activa y en un momento crucial.

La infiltración que es el nudo de la película -basada en el caso real de la agente nacida en Logroño Elena Tejada, enmascarada tras la falsa identidad de Arantzazu Berradre- permitió desarticular un comando importante de San Sebastián justo en una etapa en la que la organización vasca se había inclinado por declarar falsas treguas.

Ese estado permanente de amenaza y paranoia que sufrió durante años la sociedad española (ETA mató, según cifras oficiales del Ministerio del Interior de España, a 853 personas) se respira en una narración dinámica y atrapante que equilibra bien acción y climas conspirativos con crisis existenciales e historias de fidelidades, traiciones y posibles redenciones.

Por otro lado, está la línea feminista del relato, introducida con inteligencia y sobriedad. Para la protagonista hay algo que es igual aunque cruce la frontera hacia cualquiera de los dos destinos del inestable mapa en el que se mueve: tanto militantes de la ETA como la propia policía para la que trabaja le confirman con muchas de sus actitudes que vive encerrada en un sistema profundamente patriarcal. Es la heroína de esta ficción por un trabajo profesional en el que entrega cuerpo y alma, pero también por su rebelión ante los embates del machismo.

Y luego está la faceta ideológica, la que generó más polémica en España, especialmente por la pintura de un personaje, el policía encarnado por Luis Tosar, ambiguo ya por definición (se llama Ángel, lo apodan “El Inhumano” y no justamente por ser un ente espiritual). El comisario que lo inspiró es Fernando Sainz Merino, señalado por ordenar sistemáticas prácticas de tortura a independentistas vascos y catalanes.

La bilbaína Arantxa Echevarría -la misma de Carmen y Lola, ópera prima con la que se convirtió, en 2018, en la primera directora seleccionada para la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes- recurre a algunos estereotipos para simplificar esta trágica historia y hacerla algo más “digerible” en función de la corrección política.

La quijotesca policía que Yuste interpreta con solvencia hipoteca casi diez años de su vida en una misión específica que fue importante, pero no decisiva: su infiltración ocurrió entre 1998 (cuando tenía apenas 22 años) y 2006, pero la ETA cesó la actividad armada en 2011 y recién se disolvió en 2018. Además de coraje y temperamento, el personaje deja adivinar debilidades y heridas que se pueden inducir, más que comprobar. Su inmolación no es solamente un acto de valentía. Es también el objeto de deseo de dos hombres que están en veredas opuestas, el militante de la ETA Kepa Etxebarria (Íñigo Gastesi) y el comisario al que reporta (Tosar).

La película presenta a dos tipos de militantes de la organización vasca: el joven con sensibilidad que queda atrapado por las circunstancias, más que movido por sus convicciones, y una versión descarnada y cruel que personifica Diego Anido (de gran trabajo en As Bestas) en el rol del terrorista Sergio Polo Cabases. Los dos son objetivos de caza para el jefe del operativo que los va cercando de a poco, a lo largo de ocho años. Él es el otro gran protagonista de La infiltrada, un policía enérgico y concentrado full time en su tarea explicado por el propio actor que lo recreó con una curiosa justificación de su apelativo, “El Inhumano”: Tosar aseguró que “le decían así porque despertaba a los agentes a horas intempestivas y era muy activo”. Y lo cierto es que “El Inhumano” de la película responde a ese perfil, aunque hay muchas razones para sospechar que el apodo tiene un trasfondo mucho más oscuro que el film deliberadamente omite, como señalaron muchos medios vascos en días cercanos al estreno. Un blanqueo como mínimo inoportuno.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/la-infiltrada-funciona-bien-como-thriller-pero-omite-parte-de-la-historia-en-la-que-esta-inspirada-nid27112025/

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