La muerte de Lanata: Caparrós habló sobre su amistad y del curioso regalo que le llegó 15 años después
A días de la muerte de Jorge Lanata, el escrito...
A días de la muerte de Jorge Lanata, el escritor y periodista Martín Caparrós se refirió a la gran amistad que los unía. Habló de su vínculo consolidado, de las anécdotas compartidas, de las discusiones que mantenían, de las veces en que se echabas para atrás para no pelear porque la amistad era más importante. Y también se refirió a una curiosa anécdota.
Hace poco más de un mes, cuando el periodista se encontraba internado en grave estado de salud en un centro de salud porteño, Caparrós recibió una imponente caja de madera en su casa en las afueras de la ciudad española de Madrid. Era una estatua ecuestre en la que quien montaba el caballo era él mismo, vestido con prendas de gladiador. Así, finalmente, Lanata había cumplido con una promesa que había hecho más de 15 años atrás.
Caparrós recordó aquella particular charla que se dio una vez, cuando él todavía vivía en Buenos Aires. “Jorge dijo que me iba a hacer una estatua ecuestre y que la iba a poner en el jardín, como tomándome el pelo. No sé qué habré dicho en ese momento”. Desde entonces, según contó el escritor de 67 años, Lanata no perdía oportunidad alguna para decirle: “No te creas que te salvaste de la estatua”.
En diálogo con Radio con Vos, Caparrós, desde España, explicó, tentado de risa, que ahí empezó ese chiste de viejos amigos. “Me amenazaba con que la iba a mandar a hacer”, indicó pese a que los años pasaban y no había noticias. Pero poco más de un mes atrás, él y su esposa, Marta Nebot, recibieron una caja de grandes dimensiones en su vivienda. No tenía remitente. Solo decía el nombre la mujer como la destinataria del envío. “Estaba muy bien hecha, tanto que tardamos un par de días en desatornillar la tapa”, recordó el escritor.
Apenas el matrimonio pudo abrir la caja detectó que había “un mar de cachitos de telgopor” dispersos en su interior. No se imaginaba lo que iban a hallar cuando los quitaran. “Lo primero que apareció fue una cara, una cabeza. Al principio no entendí. Luego, la volví a mirar y dije ‘la puta que lo parió, esa es mi cabeza’. Ahí entendí menos”, contó Caparrós.
“Saqué más telgopor y vi una cabeza de caballo. Ahí dije ‘no puede ser, hijo de puta, me mandó la estatua ecuestre”, siguió en su relato en medio de carcajadas. Efectivamente, lo que había ahí adentro era aquello que Lanata le había prometido. Tras ello reconoció: “Se ve que la hizo alguien muy ducho porque, lamentablemente para la estatua, mi cara está muy bien hecha”.
Caparrós entonces se comunicó con los allegados de Lanata que le confirmaron que el fundador de Página 12 la había mandado a hacer un tiempo antes de que lo internaran. “Parece que vino en barco hasta Génova, luego en camión. No sé. Es rarísimo todo”, agregó y dijo: “Lo que pasa es algo raro porque se convirtió en un estúpido monumento a Jorge, no sé cómo decirlo. Cada vez que la veo lo veo a Jorge. Es una cosa extraña”.