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La pequeña localidad que crece sin perder su esencia rural

Los caballos dudan unos instantes, pero terminan obedeciendo: Jonathan les marca el camino y ya estamos cruzando el río Carrileufú en su desembocadura sobre el lago Rivadavia. En medio de la part...

La pequeña localidad que crece sin perder su esencia rural

Los caballos dudan unos instantes, pero terminan obedeciendo: Jonathan les marca el camino y ya estamos cruzando el río Carrileufú en su desembocadura sobre el lago Rivadavia. En medio de la part...

Los caballos dudan unos instantes, pero terminan obedeciendo: Jonathan les marca el camino y ya estamos cruzando el río Carrileufú en su desembocadura sobre el lago Rivadavia. En medio de la particular cabalgata, a pocos kilómetros de la localidad de Cholila, es imposible no pensar en los legendarios bandoleros Butch Cassidy y Sundance Kid, que a principios del siglo XX anduvieron por estas tierras chubutenses. El ruido de las patas de los caballos, entrando y saliendo del agua, le aporta cierto dramatismo a la travesía que, unos minutos después, transcurre por la playa, en la cabecera del lago y luego se acerca hacia las montañas.

La sensación de estar en un lugar inexplorado desaparece al descubrir que los animales conocen perfectamente el rumbo. Avanzamos por un lecho seco de río y, después, cruzamos un riacho pedregoso. Más adelante, un alambrado marca el inicio de una caminata por el bosque. Los caballos se quedan disfrutando de los dulces frutos de la rosa mosqueta, mientras el grupo se acerca más y más a una cascada que surge de la roca en un entorno mágico. Entre la exuberancia húmeda, regresa la impresión de presenciar un escenario secreto.

Al desandar el camino y tras volver a cruzar el río a caballo, el grito de un ternero llamando a su madre parece revelar la esencia de Cholila y sus alrededores. Lo cierto es que el alma de esta joya patagónica, ubicada en el extremo sur de la Comarca Andina del Paralelo 42, parece aún esquiva. A diferencia de lo que ocurre con sus vecinas El Bolsón, Lago Puelo, Epuyén y El Hoyo –con improntas más reconocibles ante los ojos de los viajeros–, Cholila está definiendo su identidad turística. Quizás pueda encontrarla justamente en esa mezcla entre lo rural, lo recóndito y lo prístino. Y, sin dudas, en su gente.

Jonathan Coronado tiene 35 años y es un verdadero baqueano. Es de los personajes que vale la pena escuchar para entender mejor el crisol de ideas y culturas que están en el ADN de Cholila. Su familia fue una de las primeras en llegar a esta tierra de altas áreas boscosas y grandes valles, luego de la denominada Campaña del Desierto. Mientras lidera la cabalgata, cuenta que su bisabuelo Mateo arribó desde Chile y llegó a conocer esta geografía como la palma de su mano. Dio incluso nombre a un cerro y a un arroyo de la zona. Además, Jonathan tiene ancestros noruegos: su abuela era de apellido Andersen. Jony comenzó hace más de diez años a ofrecer cabalgatas que permiten conocer diferentes rincones y maravillarse con los relatos del guía.

Como él, son muchas las personas jóvenes que hoy hilvanan y le dan sentido a la historia de Cholila. Ailín Feü es la coordinadora de turismo local, pero su aporte va más allá de un cargo. Formada en el Instituto de Investigaciones Geográficas de la Patagonia, de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Ailín cuenta que “al cholilero no le gusta que se lo reconozca por unos ladrones de bancos”. Se refiere a los bandoleros norteamericanos a los que la localidad está asociada en el imaginario colectivo. Con falsas identidades, Cassidy, Kid y Etta Place llegaron a Cholila como ganaderos en 1903.

Dos años antes habían desembarcado en Buenos Aires y, tras contactarse con figuras de la comunidad estadounidense como George y Ralph Newbery, rumbearon hacia el valle del río Blanco, en Cholila, donde construyeron una cabaña de troncos de cuatro ambientes. El 9 de mayo de 1905, el trío vendió sus tierras y bienes (llegaron a tener 300 vacunos, 1.500 ovinos y 28 caballos) a la Compañía Cochamó y abandonó Cholila rumbo a Chile. Sabían que existía una orden de arresto contra ellos y habían sido señalados como responsables del asalto al Banco de Tarapacá y Argentina en Río Gallegos, ocurrido tres meses antes.

La cabaña que habitaron puede visitarse en el ingreso al pueblo. Lo ideal es combinar esa visita con una parada en el almacén y museo La Legal, a sólo 500 metros. Allí, Nora Jalil y Carolina Ruiz –madre e hija– conservan buena parte de la historia de la pandilla, así como antigüedades y curiosidades. Jalil explica que los norteamericanos se asentaron en esa zona buscando cambiar de vida: se volvieron vecinos respetados, amables y muy queridos. En la rústica cabaña que aún se conserva, se organizaban reuniones por las que pasaron colonos galeses y familias pioneras. También se relacionaron con John “Commodore” Perry, un ex sheriff texano radicado en la región. Hasta el entonces gobernador Julio Lezana llegó a bailar con Etta en una velada social.

A su vez, en el lugar donde hoy se puede disfrutar de almuerzos o meriendas –así como del sonido ambiente que aportan los diálogos de Dos hombres y un destino, la película sobre los pistoleros protagonizada por Robert Redford y Paul Newman–, funcionó el primer almacén de ramos generales de Cholila, que perteneció a la familia Daher. Simón Daher inauguró ese espacio con bar, almacén, tienda, surtidor de nafta y sitio de esquila en noviembre de 1938. Funcionó como almacén hasta 1970 y permaneció cerrado durante muchos años hasta que se creó La Legal en diciembre de 2017.

Otro lugar que reúne la buena gastronomía y la historia local es la parrilla Butch Cassidy, en la avenida Soberanía y Los Notros, a una cuadra de la plaza principal del pueblo. Además de disfrutar del mejor asado al asador de la zona, que prepara José Villagrán –en Cholila se celebra cada febrero la Fiesta Nacional del Asado–, su esposa Mirta “Toti” Cea resulta un libro abierto. El abuelo de Mirta, Manuel José Cea, era vecino de los forajidos, y ella conserva todo el material (documentos, fotos y mapas) que le legó su padre, el historiador Raúl Víctor Cea, quien recopiló buena parte de la memoria oral de la región. Revisar viejos telegramas y descubrir los nombres “célebres” en cuadernos de almacenero con prolija caligrafía resulta el mejor plan para una sobremesa.

Junto con Trevelin, Corcovado y Río Pico, Cholila busca crear la Ruta de los Bandoleros, con la idea de poner en valor esa parte de la historia patagónica, que en buena parte se conserva en las páginas del libro Buscados en la Patagonia, del investigador Marcelo Gavirati. De todos modos, como muchos de los pobladores subrayan, esta localidad custodiada por los cerros La Momia y Tres Picos es mucho más que el lugar elegido por tres bandidos. Aunque muchos turistas sólo lo identifican como la puerta de entrada al Parque Nacional Los Alerces, este bello rincón desborda de bellos espejos de agua que conforman la cuenca del Futaleufú, formada por los lagos Cholila, Rivadavia, Verde, Futalaufquen, Lezana y Carlos Pellegrini (Mosquito), todos ellos interconectados por redes de arroyos y ríos.

Otro dato poco conocido es que Cholila se divide en cuatro valles de origen glaciario: Villa Lago Rivadavia (que muchos consideran una localidad aparte, aunque no lo es), Villa El Blanco, El Cajón y El Rincón. El primer valle, que linda con el parque nacional y concentra buena parte de los alojamientos de la zona, está bordeado por el río Carrileufú. Valle El Blanco, sobre la RP 71, es el que se halla más al norte y alberga varios sitios históricos, como la Escuela Nº 17, un molino harinero y la cabaña de Kid y Cassidy.

A seis kilómetros de allí, El Cajón es un valle bordeado por el lago Carlos Pellegrini y posee una población más dispersa que el resto de los valles. Se destaca el emprendimiento Domos Ollagua, que, además de alojamiento con vista al lago, ofrece deliciosas meriendas caseras. Los anfitriones Vanina y Federico aseguran que Cholila “es tan único” que lo eligieron para casarse, tras 12 años de noviazgo. En El Cajón también llama la atención Brisa del Lago, el proyecto con el que Laura Bronstein y Luis Itxassa, oriundos de Rada Tilly, cultivan azafrán. “Empezamos con 170 bulbos como una prueba para ver si se daba bien y, sorprendentemente, tuvimos un rendimiento del 500%. La producción es muy artesanal. Las tres hebras que forman los pistilos arman como una horqueta y tienen un cabo común. Eso no se puede cortar porque le quita calidad al producto, por eso hay que cortar la flor de forma que ese cabo no se rompa”, explica Laura. La experiencia de turismo rural permite conocer la plantación, presenciar (en otoño) la cosecha de las delicadas flores de intensos tonos violáceos y degustar infusiones y blends de té artesanales.

Finalmente, El Rincón es el valle más poblado y el más céntrico: en los alrededores de la plaza se encuentran el correo, la comisaría, la municipalidad, el juzgado, el hospital, la terminal de ómnibus, escuelas y la estación de servicio. En El Rincón sorprenden algunos detalles, como la colección con 200 bonsáis (todos árboles exóticos) que Pedro, el ferretero, cobija en su jardín, así como el negocio de Wanda, que es a la vez kiosco, despacho de minutas y, cada 15 días, espacio para la práctica de taichí, con un maestro que viaja desde Bariloche. En el corazón urbano de Cholila también se ubica la repostería artesanal de Maru, sobre la calle Los Lupinos, un spot obligado en cualquier visita.

Cada una de las personas con las que el recién llegado se topa en Cholila va narrando la historia más actual del lugar. Porque, además de la impronta tehuelche y mapuche, así como de la llegada de diversos inmigrantes europeos (que se dedicaron mayormente a la producción ganadera, al tiempo que instalaron fábricas de cerveza y molinos harineros), esta zona recibió en las últimas décadas el aporte de diversas familias que se enamoraron de los paisajes y apostaron por esa tierra.

Unos que tuvieron un flechazo con Cholila fueron “los Santiagos”, como se los conoce en el pueblo. Oriundos de Córdoba, sus apodos son Meke y Oso: Santiago Rozadas (42) y Santiago Peñaloza (36) se conocen desde la infancia, porque sus padres eran muy amigos. Amantes de la pesca y el trekking, en una de sus decenas de vacaciones por la Patagonia se aventuraron en 2020 por el lago Cholila hacia el oeste y llegaron de casualidad a una suerte de oasis en el valle del río Tigre. “Aquí mismo dormí una siesta histórica, no me la olvido más, fue la mejor de mi vida. Quizás soñé con este lugar”, recuerda Oso.

Monte del Tigre es hoy un lodge de aventura que va por su segunda temporada. El proyecto es, además, un excelente punto de partida para conocer, a través de caminatas de diferente duración y dificultad, glaciares, lagunas de altura, cascadas, bosques de alerces gigantes y cerros con fósiles marinos en sus cimas. En un campo aledaño se conserva incluso un corral que utilizaron Butch Cassidy y Sundance Kid para su ganado. La historia vuelve a aparecer a cada paso, en esta zona que antes se conocía como Monte de los Gringos.

Los personajes del pasado se entrelazan con los del presente en un relato que Cholila sigue construyendo día a día. Lejos de ser un lugar de paso, se trata de un destino para explorar a fondo, dedicándole como mínimo una semana; cada uno de sus valles, cada uno de sus espejos de agua, bosques y montañas cobijan paisajes de ensueño con múltiples matices.

DATOS ÚTILES

Las propuestas de alojamiento no abundan. Si va en temporada alta, vaya con reservas aseguradas.

Cómo moverseNahuel Huapi Rent a Car Las Américas 595, Dina Huapi. T: (294) 453-9693 Agencia de alquiler de autos, muy próxima al aeropuerto de Bariloche, con muy buenas tarifas y servicios. Dónde dormirHostería Ruca Kitai Villa Lago Rivadavia. T: (11) 5148-2816 Andrés, el hijo de Hilda y Daniel, recibe en 7 habitaciones sobre un jardín lindísimo, con restaurante, huerta orgánica y spa con hidromasaje, sauna, ducha escocesa, gimnasio y sala de relax. Desde u$s 250 la doble con desayuno; la cena u$s 60 por persona. La Pilarica River & Mountain Lodge Villa Lago Rivadavia. T: (294) 455-2979. Coqueto refugio de cinco habitaciones con vista a la cordillera de los Andes, restaurante y coordinación de actividades. Desde u$s 200 la doble con desayuno, u$s 280 con media pensión y u$s 340 con pensión completa. Ofrecen cabalgatas (u$s 80), flotadas de pesca guiadas (u$s 400 por balsa) y paseos en kayak, así como transfers in/out al aeropuerto. Monte del Tigre RP 71 s/n. T: (294) 4642840. Junto a la cara sur del cerro Tres Picos, son cinco cabañas para dos, tres y cuatro personas. Desde u$s 260 por persona en base doble. Incluye la cabaña (de 20 o 40 m2), pensión completa, actividades (trekking y packraft) y transfer in/out desde el lago Cholila. También ofrecen actividades extras como fly fishing, u$s 350 para dos personas; masajes, u$s 65; cabalgata, u$s 75 y otros programas alternativos. El Pedregoso T: (294) 569-2696. IG:@elpedregosocholila Hostería pionera que fue concebida por su primer anfitrión Pedro Torres, continuada luego por Chela Ruiz, hoy está en manos de Pablo Massaccese y Marisi. Allí tienen nueve habitaciones, que se suman a la propuesta de una casa El Pedregoso Flight & Lodge. Desde u$s 400 la doble con pensión completa. Ofrecen trekking, paseos en lancha, bicicleta, cabalgata, bajadas en kayak y pesca guiada. Domos Ollagua RP 15 s/n. T: (223) 436-6462. Glamping junto al lago Pellegrini. Desde $130.000 la doble y $150.000, para tres personas con desayuno. Hay descuentos para estadías de varias noches. Hostel Piuke Mapu Av. Soberanía 200. T: (2945) 65-2877 Habitaciones privadas y compartidas, cabaña para 6 personas. Desde $30.000, la compartida; doble con baño compartido, $62.000; doble con baño privado, $68.000; cabaña para 2 personas, $70.000; para 3 o 4 personas, $98.000; para 5 o 6, $180.000. Incluye ropa blanca y hay parrilla. También se pueden contratar guías de sitio, de montaña, de pesca, de trekking y de escalada deportiva. Dónde comerDonde Maru Los Lupinos 641. Repostería y cafetería. De martes a domingos, de 16 a 20 horas. Paseos y excursiones Oficina de Turismo de Cholila Plaza Vicente Calderón. T: (294) 413-7451. De lunes a domingo, de 8 a 21.Museo Bar La Legal RP 71 Km 18,5. T: (11) 5325-1764 En Villa El Blanco, todos los días, salvo los martes, de 10 a 19 horas. Desde $5.000. Ofrece almuerzos, meriendas, picadas, cervezas y, ocasionalmente, eventos nocturnos.Cabaña Butch Cassidy RP 71 s/n. Todos los días, de 9 a 20 horas. Entrada libre, aunque la tranquera de ingreso permanece cerrada por los animales de los vecinos de Villa El Blanco. Brisa del Lago RP 15 s/n. T: (297) 412-4398. Proyecto agrícola de plantación de azafrán en lago Pellegrini. Visitas guiadas y degustaciones todo el año, de martes a domingo. La mejor época es entre el 25 de marzo y el 10 de mayo, entre las 10 y las 12, y entre las 16 y las 18 horas, cuando los visitantes disfrutan de la floración y pueden participar del proceso de desbrin.Cabalgatas 7 leguas T: (294) 565-7043. Jonathan Coronado coordina cabalgatas de 3 o 4 horas, así como de 2, 3 o 4 días. Descuentos para grupos. Pasto Miel T: (11) 6976-5339. Iván Miguens es parte de una comunidad autogestionada de pobladores de Cholila amantes del senderismo y el entorno. Ofrecen salidas guiadas.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-lugares/la-pequena-localidad-que-crece-sin-perder-su-esencia-rural-nid18102025/

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