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La reforma que convirtió un PH en un oasis urbano lleno de luz y verde

“Este PH nace a partir del reciclaje de lo existente, recuperando su valor espacial y material, y reinterpretándolo para adaptarlo a nuevas formas de habitar”, nos dijeron las arquitectas Iara...

La reforma que convirtió un PH en un oasis urbano lleno de luz y verde

“Este PH nace a partir del reciclaje de lo existente, recuperando su valor espacial y material, y reinterpretándolo para adaptarlo a nuevas formas de habitar”, nos dijeron las arquitectas Iara...

“Este PH nace a partir del reciclaje de lo existente, recuperando su valor espacial y material, y reinterpretándolo para adaptarlo a nuevas formas de habitar”, nos dijeron las arquitectas Iara Martins y Ailén Perfecto (MP Arquitectura), a cargo del proyecto de reforma de una vivienda de 100 m2 para una pareja en el centro de Rosario, Santa Fe.

El PH, que supo ser una residencia estudiantil con varias habitaciones y dos escaleras, había sido remodelado y se encontraba en buen estado; sin embargo, su distribución no resultaba favorable. “Antes, el jardín no ocupaba un lugar central; por eso, en esta reforma buscamos darle protagonismo y una identidad propia”, explicaron.

La puerta de ingreso originalmente estaba en otro sector, y la desplazaron hacia un costado para generar mayor amplitud. Ahora, al entrar al PH, lo primero que se aprecia es el jardín. “En cuanto al piso, en un principio pensamos en adoquines, pero finalmente optamos por ladrillos de demolición, y el resultado quedó excelente”.

“El living era muy acotado, la cocina antigua y no había comedor. Entonces, parte de nuestra propuesta fue generar una planta baja libre, muy social con un toilette y una galería que articula el jardín y la cocina”, agregaron.

“Nuestro objetivo era transformar el patio central en un verdadero pulmón verde, incorporando una pileta como núcleo visual y climático, capaz de conectar los diferentes espacios”.

La casa, ubicada en el microcentro rosarino —una zona caótica—, es silenciosa ya que no da directamente a la calle. “Crear un oasis verde, con agua y luz natural, fue fundamental para transformar el espacio”.

Con esta casa, los dueños querían revivir el encuentro con los suyos: los asados y las largas charlas al aire libre. “Ambos vienen de un pueblo, y al mudarse a la ciudad lo que más extrañan es el jardín. Antes, la galería estaba cubierta y funcionaba como cocina, lo que hacía que el patio fuera aún más pequeño. Ahora, que tengan la posibilidad de llegar del trabajo y meterse un rato en la pileta es un lujo, sobre todo con las altas temperaturas del verano”.

La elección de materiales refuerza la idea de recuperación. Se conservaron los pisos originales de pinotea y se completaron con piezas similares adquiridas en comercios de demolición, al igual que puertas, ventanas y los pisos de la planta alta. También, se mantuvieron los techos de ladrillo y las vigas de madera, cuya expresividad aporta carácter y reafirma la identidad del conjunto.

“En la planta baja, por ejemplo, el living y la cocina tenían pisos de pinotea hasta la mitad, así que jugamos con las piezas para que la transición no se notara”, confesaron. En la planta alta, en cambio, todo proviene de demolición. Incluso la puerta del baño y la de la guardilla eran antiguas aberturas de la cocina. Así, las arquitectas fueron resolviendo con los recursos que íban encontrando durante el proceso.

Una cocina integrada

El proyecto se orientó a potenciar la vida social y cotidiana. Este ambiente se concibe como un espacio de encuentro, donde una amplia barra se integra con la mesa del comedor y el área semicubierta que conecta con el exterior, generando una transición fluida para cocinar, conversar y recibir invitados.

La luz natural se optimiza mediante nuevas aberturas hacia el norte y el este, lo que mejora el confort térmico en invierno y refuerza la conexión con el exterior. “Cada vez que los dueños organizan encuentros, la isla de la cocina se convierte en el punto de reunión. Al abrir las ventanas, todo se conecta: quien prepara el asado, los que disfrutan en la galería y quienes están dentro de la casa”.

En los baños, apostaron por colocar granito en los pisos, mismo material que se repite en la mesada de la cocina. “Es un material noble y encontramos un proveedor que lo hace de manera artesanal”.

“El enfoque que aplicamos se transformó en un recurso estético: nos permitió dar escala a la doble altura y aprovechar las características originales y la riqueza edilicia de la propiedad, incorporándolas como elementos de diseño”, contaron las arquitectas.

El dormitorio

Para este ambiente, los dueños no querían límites rígidos, es por esto que decidieron no independizarla por completo.

“Querían una pared ciega hacia la doble altura. Para resolverlo, aprovechamos hierros sobrantes de obra y creamos pequeñas aberturas (paneles) que se abren hacia la doble altura, con vidrio traslúcido para aportar luz pero a la vez mantener la privacidad”.

“Es una casa cómoda y muy vivible. Como el espacio es reducido, buscamos optimizar cada metro cuadrado y evitar que la isla de la cocina segmentara demasiado los ambientes. La idea era lograr proporciones equilibradas sin que nada resultara chocante”.

“Desde el inicio nos propusimos que la luz natural fuera protagonista, evitando la necesidad de encender luces durante el día. Por eso, su búsqueda fue una prioridad en el diseño”.

Ailén y Iara nunca imaginaron la repercusión que tendría la reforma. “Todo el mundo quería comprar la casa, nos preguntaban mucho por ella. Por suerte, solemos tener clientes que nos dan libertad para crear, y eso nos permite ponerle mucho cuerpo a cada proyecto”, concluyeron.

           

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-living/la-reforma-que-convirtio-un-ph-en-un-oasis-urbano-lleno-de-luz-y-verde-nid23122025/

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