La revancha del pádel: el deporte que volvió como industria
Treinta años después de aquel furor que llenó los barrios argentinos de canchas con paredes verdes, rejas tensadas y pelotas amarillas, el pádel vuelve a ser protagonista. Pero el regreso es di...
Treinta años después de aquel furor que llenó los barrios argentinos de canchas con paredes verdes, rejas tensadas y pelotas amarillas, el pádel vuelve a ser protagonista. Pero el regreso es diferente: detrás del nuevo auge hay inversión, estrategia, tecnología y comunidad. El deporte que fue símbolo de los ‘90 se transformó en una industria profesional con rentabilidad comprobada y proyección internacional.
Según el Global Padel Report 2025, elaborado por la plataforma Playtomic y PwC’s Strategy & Analysis, el año pasado se inauguraron 3282 clubes nuevos en todo el mundo -casi nueve por día- y se construyeron más de 7000 canchas, un 26% más que en 2023. Hoy existen más de 50.000 pistas activas en el planeta y la comunidad global supera los 25 millones de jugadores (se calcula 2 millones en la Argentina), con una tasa de retención del 92%, cifras que convierten al pádel en el deporte de mayor crecimiento mundial después del fútbol.
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“El pádel viene creciendo sostenidamente hace muchísimos años, pero su expansión se aceleró pre y pospandemia en muchas regiones del mundo: Medio Oriente, Europa -sobre todo Italia, Bélgica, Suecia y Portugal-, África, Oceanía, Rusia, Estados Unidos, México y varios países de América latina”, dice Clemente Vergara, uno de los comentaristas de la Premier Pádel -el mayor circuito profesional- en ESPN y Disney+. Y completa: “Argentina y España sostuvieron la actividad, pero en nuestro país esta nueva ola tiene que ver con la memoria colectiva por el deporte, que es lo que ayudó a que mucha gente se reencuentre con esta disciplina décadas después del primer furor. Además, es un fenómeno social y deportivo, que atrae a mucha gente, la conquista, la seduce y la cautiva por su alto nivel de fidelización”.
De moda a industria globalEspaña sigue siendo el epicentro, pero la expansión ya es planetaria: el Reino Unido se consolidó como el tercer mercado mundial por ingresos; Brasil construye tres canchas por día; y Estados Unidos -donde el pádel convive con la nueva disciplina del pickleball- suma polos en Miami, Texas y California. En Asia, Indonesia e India lideran la expansión, y este último país multiplicó por cuatro su número de pistas desde 2020.
El estudio también revela el cambio en el modelo de negocio: el sistema de membresías cerradas fue reemplazado por el esquema pay to play (pago por turno), lo que abrió el deporte a nuevos públicos. Las reservas online, las academias personalizadas y los eventos sociales son ahora parte del modelo.
“El pádel dejó de ser un entretenimiento de elite para transformarse en un ecosistema profesional y digitalizado”, sostiene el informe. Y agrega: “Las canchas ya no son solo un espacio deportivo, sino centros de experiencia que mezclan juego, comunidad y bienestar”.
La expansión y profesionalización también se sienten en el país. En el último año se inauguraron más de una decena de complejos en la zona metropolitana con infraestructura de alto nivel, y la tendencia se extiende al resto de las provincias. En cada caso, el denominador común es la apuesta por la experiencia integral: canchas techadas, iluminación LED, áreas de entrenamiento, bares y tiendas especializadas.
Expansión internacionalLa historia de Lisandro Borges, CEO de World Padel Center, resume el cambio de época. Empresario, organizador del Argentina Premier Pádel y pionero en la expansión global del deporte, Borges apostó hace cuatro años a un formato distinto de club, con un diseño sensorial y una marca registrada.
“Vimos una oportunidad en Nordelta y quisimos construir una franquicia distinta, donde la gente viva una experiencia y no solo vaya a jugar”, explica. “Creamos un club moderno, con estética negra y luces azules -una marca registrada a nivel mundial- porque entendimos que jugar en ese entorno bajo techo es más placentero al ojo humano.”
Hoy la franquicia tiene 23 clubes operativos en América y Europa, y proyecta alcanzar las 100 sedes en 2026. “En todos los clubes tenemos pantallas digitales, tótems de alta definición y el sistema Padel Rec, que permite grabar los partidos y subirlos a la nube. Los jugadores pueden revisar sus jugadas, compartir clips y mejorar su técnica. Además, cada espacio incorpora gimnasios, áreas de wellness, salas de masajes y espacios de cowork. Vendemos una experiencia integral, no un turno de cancha.”
Borges también analiza el fenómeno desde una perspectiva económica: “El pádel fue furor en los ‘90, después desapareció de Capital y GBA, pero se mantuvo vivo en las provincias. El verdadero renacer llegó con el césped sintético: redujo el impacto físico, hizo el juego más amigable y multiplicó la práctica. Es inclusivo, social y se aprende rápido”.
La marca de un pioneroLa nueva era del pádel también convocó a legendarios protagonistas. Alejandro Lasaigues, exnúmero 1 del mundo y estrella de los años ‘90, regresó a la actividad desde otro lugar: el de empresario y desarrollador.
“En 2019, antes de la pandemia, un amigo -que hoy es mi socio- me convenció de volver al pádel después de veinte años de estar alejado. Todo comenzó con la idea de hacer un club para divertirnos, con mi marca personal. Empezamos con Lasaigues Pádel en El Abierto en Saavedra y luego con el Sheraton Retiro. Se fueron sumando sponsors y llegamos a 25 complejos, entre ellos uno en Miami y otro en Punta del Este. De un divertimento con amigos se transformó en una marca que se expandió por todos lados”.
Lasaigues identifica el segundo gran renacer del deporte: “En la Argentina comenzó alrededor de 2015, y el efecto post pandemia aceleró todo. El pádel y el tenis fueron los primeros deportes habilitados, y la gente descubrió las canchas de vidrio y alfombra sintética, que hacen el juego más lento y accesible. Es un deporte divertido y sin lesiones. En los ‘90 el furor fue sobre cemento: había 15.000 canchas y 5 millones de jugadores, pero muchos no estaban físicamente preparados y las lesiones los alejaron. Hoy el escenario es completamente distinto.”
Su mirada también revela cómo evolucionó el modelo de negocio. “El público del pádel busca entretenimiento. Hay que tener una buena confitería, un espacio de socialización más allá del deporte. Si las dimensiones lo permiten, es ideal tener un gimnasio o un área para entrar en calor. En nuestro complejo de Canning tenemos servicio de kinesiología, un parque cervecero, restaurante y la tienda oficial Adidas, la marca que me acompañó toda la vida”.
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La segunda ola argentinaPara Julián Vairo, director general de Vairo Padel Center, la clave está en esa combinación de innovación y pertenencia.
“Estamos frente a una verdadera revolución del pádel moderno: clubes con servicios integrales, academias, tiendas, gastronomía y eventos, que transforman la práctica en una experiencia social y tecnológica. El público busca más que un partido: busca pertenecer a una comunidad.”
La marca argentina, con más de tres décadas de trayectoria, abrió en 2024 su tercer centro premium en Benavídez, que se suma a los de Nordelta y Avellaneda.
“Queríamos crear un espacio que combine el alto rendimiento con el espíritu de club”, agrega Vairo. “Cada centro ofrece no solo canchas, sino también proshops exclusivos, programas de formación y actividades sociales. Nuestra idea es que los jugadores vivan la marca en 360°”.
Comunidad y networkingMientras las grandes cadenas expanden su modelo de franquicia, en Buenos Aires también florecen proyectos independientes. Pádel House, fundado por Tomás Novoa, Diego Lucero, Juan Capponi, Pablo Dellacasa y Francisco Olivero, abrió hace pocos meses en Martínez y combina deporte, gastronomía y vida social.
“Todos los socios practicábamos el deporte y nos enfrentábamos a la falta de buenas canchas -cuentan-. Era difícil encontrar disponibilidad y calidad. De ahí nació la idea de crear un club donde la gente quiera quedarse incluso después de jugar.”
El modelo sorprendió por su rápida adopción: “En pocas semanas vimos un crecimiento exponencial en clases, abonos y eventos. Queremos replicar este formato en distintos puntos de Buenos Aires, siempre fusionando el pádel como deporte y como punto de encuentro”, agregan.
La propuesta también incorpora un enfoque empresarial: “El pádel se transformó en una herramienta de networking. Muchos de nuestros clientes usan el club para cerrar acuerdos, generar vínculos o realizar eventos corporativos. Nuestro objetivo es ofrecer un servicio de excelencia que incluya academia, torneos, gastronomía y actividades sociales.”
Boom interiorEl nuevo auge no se limita al AMBA. En Mendoza, se inauguró recientemente un complejo de 4300 m² llamado Indoor Mendoza Pádel Center con once canchas panorámicas, gimnasio y bar, considerado uno de los más grandes del país. El proyecto, según su fundador Francisco Moya, busca posicionar a la provincia como polo padelístico nacional y ya cuenta con más de 500 socios activos.
En Tres Arroyos, en tanto, se lanzó el centro “La Ola Pádel”, con tres canchas full glass, cantina y tienda especializada. “El deporte está recontra explotando, pero esta vez es para quedarse”, contó uno de los socios en la inauguración.
Y en Santiago del Estero, el nuevo predio del club local de rugby incorporó el Oma Pádel Center Norte con seis canchas techadas y un área de fisioterapia, impulsado por capitales locales y provinciales. Estos ejemplos muestran que el fenómeno trasciende Buenos Aires y se expande a mercados regionales, abriendo oportunidades de inversión en ciudades medianas con fuerte demanda latente.
Así se pueden contar decenas de complejos por cada una de las provincias del país en donde el pádel es mucho más que un fenómeno deportivo y cuya apertura de locales viene de la mano de gente que adoptó esta disciplina primero en el juego y luego en la gestión de proyectos.
Modelo de negocioEl informe de Playtomic confirma además que el modelo pay to play -reservas por aplicación y alta rotación de turnos- es el más rentable. En Europa, el valor mensual generado por cancha (GMV) creció un 74% en el Reino Unido y un 48% en Alemania. Los clubes con servicios adicionales -bares, gimnasios, wellness- logran hasta un 30 % más de facturación promedio.
“La construcción de una cancha al aire libre cuesta alrededor de 25 mil dólares, más la base, el piso -entre US$8000 y US$10.000-. Esto incluye los cristales, las estructuras metálicas, el césped sintético, el sistema de iluminación y el hormigón”, cuenta Vergara.
En la CABA, los precios por hora y media -el tiempo habitual para el pádel amateur- oscilan entre $40.000 y $100.000 (en otras provincias entre $ 25 y 60.000), según el complejo, la hora día y la condición de la cancha (in o outdoor), con una ocupación cercana al 80/85 por ciento. Embarcarse en la construcción de un complejo techado de cinco canchas puede insumir unos US$600.000, y el retorno de inversión se estima entre 24 y 36 meses, dependiendo del tamaño de la obra y la integración de servicios complementarios. “El secreto está en generar comunidad”, coincide Vairo. “Si la gente se siente parte del club, vuelve. Y cuando vuelve, el negocio se sostiene.”
La Argentina no solo mantiene una de las densidades de clubes más altas de la región, sino que también aporta talento: jugadores, entrenadores y marcas. Desde los históricos campeones de los ‘90 hasta las nuevas generaciones profesionales, el país sigue siendo referencia en innovación y estilo de juego.
La Federación Internacional de Pádel (FIP) ya reúne 87 federaciones nacionales y promueve la inclusión del deporte en los Juegos Olímpicos de Brisbane 2032. Además, el pádel femenino crece de manera sostenida y representa el 40% de las nuevas inscripciones a nivel mundial.
El futuro del pádel se escribe con inteligencia artificial, sensores y digitalización. Las grandes cadenas están incorporando sistemas de análisis de rendimiento y programas de bienestar. En Europa, grupos como Slazenger y Frasers Group ya lanzaron sus propias redes de clubes, consolidando al deporte como un nuevo vertical del negocio deportivo.
En la Argentina, el renacer se explica por una mezcla de nostalgia, comunidad y oportunidad. Los jugadores que alguna vez colgaron la paleta vuelven, esta vez acompañados de sus hijos; las marcas locales recuperan protagonismo; y los empresarios descubren un modelo escalable con identidad nacional.
“La FIP está trabajando para construir un deporte global, que se juegue en los cinco continentes y que sea olímpico. También ayuda que muchas celebridades lo practiquen y lo promuevan de una manera divertida en las redes sociales. Messi, Ronaldo, Neymar, Leclerc y hasta Federer y Nadal son grandes embajadores, además de las grandes estrellas de la actualidad en el circuito, concluye Vergara.