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Las razones del despido a Christian Horner, que construyó un imperio, y el futuro de Max Verstappen

El anuncio provocó estupor y resalta que en la Fórmula 1 todo puede suceder. Veinte años al frente del garaje, 405 grandes premios, 124 victorias, 287 podios, 107 pole positions, 100 vueltas má...

Las razones del despido a Christian Horner, que construyó un imperio, y el futuro de Max Verstappen

El anuncio provocó estupor y resalta que en la Fórmula 1 todo puede suceder. Veinte años al frente del garaje, 405 grandes premios, 124 victorias, 287 podios, 107 pole positions, 100 vueltas má...

El anuncio provocó estupor y resalta que en la Fórmula 1 todo puede suceder. Veinte años al frente del garaje, 405 grandes premios, 124 victorias, 287 podios, 107 pole positions, 100 vueltas más rápidas... Las estadísticas no blindaron el despido, de efecto inmediato, que ejecutó Red Bull Racing (RBR) con Christian Horner. El ingeniero que moldeó un imperio en Milton Keynes, ganador de ocho cetros de pilotos y seis de constructores, quedó cesante, tras un encadenamiento de episodios que hundieron al equipo: pasó de la gloria a disimular que pulsear por las coronas es una utopía, aunque resta desarrollarse la segunda mitad de esta temporada.

“Cuando llegué, hace 20 años, con menos canas, no sabía qué esperar, pero me recibieron y a partir de dos edificios deteriorados construimos lo que se convirtió en una potencia de la Fórmula 1. Formar parte de este equipo fue el mayor privilegio de mi vida”, relató Horner en el discurso de despedida. Se trata de un desplome que descubre múltiples razones: frentes internos que erosionaron su imagen y decisiones fallidas que apuraron el presente gris. En la salida también se esconde la búsqueda de reformular una estructura que necesita retener a la única estrella que todavía ilumina, con futuro incierto: Max Verstappen.

Con la venta simbólica de Jaguar, por el valor de un euro, Red Bull Racing tomó el control de la fábrica y el equipo de F. 1, que tenía el apoyo de Ford. Horner iniciaba así su recorrido en la escudería, que tuvo dos ciclos de dominio absoluto: entre 2010 y 2013, con Sebastian Vettel, y desde 2021 hasta 2024, con Verstappen. El inglés convenció al ingeniero y compatriota Adrian Newey –el mago de la aerodinámica– a unirse al proyecto, que desde afuera era observado con reticencia: el impulso del fabricante de la bebida energética le daba un tinte de marketing y de fiesta más que de competitividad. Horner, sin embargo, atrajo numerosos talentos y convirtió a una estructura decadente en una superpotencia.

Apenas 19 meses fueron tiempo suficiente para que la gloria del pasado desapareciera y una tormenta se desatara sobre el equipo y, principalmente, Horner. La acusación, por parte de una empleada, de comportamiento hecha en enero del año pasado fue el inicio del derrumbe de un grupo que era una guía en la Fórmula 1: en 2023, RBR ganó 21 de los 22 grandes premios; 19 llevaron la firma de Verstappen y una decena de triunfos se dio de modo consecutivo, un récord.

El equipo abrió una investigación interna por la denuncia y exculpó al jefe, aunque la sospecha siguió en pie y eclipsó la presentación de los autos para la temporada 2024. La aparición de un dossier de documentos enviados desde casillas de correo electrónico anónimas a personas de la F. 1, miembros de medios de comunicación y personal del resto de las escuderías reavivó el escándalo.

La parte austríaca, dueña de 49% del total de las acciones de Red Bull y liderada por Mark Mateschitz –hijo de Dietrich, el fundador, que promovió el ingreso a la categoría y murió en octubre de 2022–, solicitó la expulsión al británico y hasta tenía firmado el despido, pero el empresario tailandés Chlaeo Yoovidhya, tenedor del paquete mayoritario de la empresa, de 51%, desactivó la movida. No fue casualidad que el asiático se presentara en el primer gran premio del año, en Bahréin, junto a Horner: toda una muestra de apoyo. La división, la discrepancia en el enfoque, tuvo a otro actor, Jos Verstappen –el padre de Max–, que acusó al británico: “El equipo corre riesgo de desintegrarse. No puede seguir así: explotará. Se hace la víctima, cuando es él quien causa los problemas”, atacó el neerlandés.

20 years, countless memories. Thank you, Christian from all of us at Red Bull Racing 💙 pic.twitter.com/yp2z5vbMrF

— Oracle Red Bull Racing (@redbullracing) July 9, 2025

Las salidas de hombres de relieve en las dos últimas temporadas, de muchos años en RBR, como Newey con destino Aston Martin; el director deportivo Jonathan Weathley rumbo a Sauber; el director técnico de ingeniería y diseño Rob Marshall y el jefe de estrategia Will Courtenay a McLaren; el jefe de mecánicos y principal de Verstappen, Lee Stevenson, y el ingeniero aerodinámico Michael Broadhurst, que acordó con a Alpine, debilitaron a la escuadra y se sumaron a decisiones que causaron descontento.

La lista de insatisfacciones incluyó la renovación del contrato de Sergio “Checo” Pérez, firmado en junio de 2024, pero que terminó con el piloto mexicano dado baja de la segunda butaca seis meses más tarde y una millonaria indemnización; el ascenso de Liam Lawson, que apenas compitió en dos grandes premios en 2025, antes de regresar a Racing Bulls y dejarle el asiento a Yuki Tsunoda –otra apuesta que no ofreció un salto de jerarquía–, y el modelo RB21 que en cada carrera recibe nuevas críticas de Verstappen...

El combo de desaciertos hizo que los austríacos facturaran a Horner los errores. La concentración de poder que tenía el británico no era efectiva y la pista refleja que RBR ya no es quien marca el camino: después del GP en Silverstone, el equipo se posiciona en el cuarto escalón, a 38 puntos de Mercedes y a 288 del líder, McLaren.

Por la caída en el clasificador como equipo y sin Verstappen batallando cada fecha por triunfos –ganó dos de los 12 grandes premios en el año–, la popularidad de RBR se esfumó y eso afecta al negocio. La no identificación con una automotriz, cosa que sí tienen Ferrari, Mercedes, McLaren, Aston Martin, empuja a la inestabilidad de los seguidores, que toman los colores de la escudería de Milton Keynes en los pasajes en los que los autos son avasallantes y se desprenden de ellos en los momentos de crisis. Los resultados en los circuitos dieron señales negativas el año pasado, cuando RBR perdió el Mundial de Constructores, y ahora es una fantasía recuperar el terreno: sin rendimiento y sin rumbo, el escenario acorraló a Horner, y hasta el público le dio la espalda.

El descontento de Max Verstappen y la relación tirante que sostienen desde 2024 Horner y su padre se potenciaron y medios europeos apuntan que en Silverstone, después del quinto puesto que firmó el tetracampeón, existió un nuevo round entre el británico y el neerlandés, que reclamó mejoras. La insistencia de Mercedes en negociar con MadMax, que tiene contrato con RBR hasta 2028, genera turbulencias: el piloto es la única pieza que se sostiene en pie, pero sin un proyecto ambicioso en Milton Keynes en el que pueda exponer el liderazgo, la propuesta de mudarse a Brackley tomará forma.

El paddock apunta a que Mercedes marcará el camino en 2026, cuando la Fórmula 1 se renueve reglamentariamente en motores y cambios técnicos, y Verstappen es el sueño que desvela a Toto Wolff, que no logró sumarlo a las Flechas de Plata en 2014: el piloto deseará el mejor auto y para eso necesitaría un cambio de aire. Helmut Marko, un sostén de MadMax en el comienzo y quien dirige con mano de hierro la academia de pilotos, enmascaró las diferencias con Horner, pero es quien asalta con su lengua filosa puertas adentro y a los rivales. Los comentarios sobre su alejamiento no son nuevos, aunque cada vez suena con más fuerza el arribo de Sebastian Vettel para tomar algunas de las funciones del austríaco de 82 años.

En Milton Keynes tienen una tarea contrarreloj: el francés Laurent Mekies, promovido desde Racing Bulls, pero que trabajó en RBR en el pasado, será el jefe y el hombre que deberá liderar la nueva era. Devolverle competitividad al RB21 es el primer desafío, mientras se desarrolla el motor Ford, que reemplazará al Honda el próximo año. El regreso del fabricante estadounidense se produce en un momento de temblores: cuando se firmó el vínculo, en 2023, la posición dominante de Red Bull era prácticamente una garantía de éxitos, un escenario muy distinto al que impera en la actualidad.

El abrupto final del glorioso ciclo Horner en Red Bull Racing es el cierre de una novela que tuvo varios actores y múltiples capítulos.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/automovilismo/las-razones-del-despido-a-christian-horner-que-construyo-un-imperio-y-el-futuro-de-max-verstappen-nid09072025/

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