¿Le preocupa a Milei que Whirlpool cierre?
¿Está Javier Milei preocupado porque hay empresas que cierran? Es probable que no. No sólo porque, a la par, abren otras en los sectores que pueden competir -no las suficientes aún, según núm...
¿Está Javier Milei preocupado porque hay empresas que cierran? Es probable que no. No sólo porque, a la par, abren otras en los sectores que pueden competir -no las suficientes aún, según números oficiales-, sino porque esas novedades son las esquirlas de una transformación que impulsa el libertario y que tiene como marco una depuración de las distorsiones que el Estado produjo en el pasado en la economía. Esa es la lanza secreta que agarró el Presidente.
Días atrás, el cierre de la planta de Whirlpool dejó en la calle a 220 trabajadores. Hubo otras firmas que acusaron problemas de ventas o que apostarán a importar. Para citar tres casos, Essen -que hacía ollas y sartenes- echó a 29 trabajadores y redefinió su negocio, Cramaco -que producía en Santa Fe generadores y alternadores eléctricos- despidió a 35 y traerá todo de China, y Tres Arroyos, con problemas financieros, cerró una planta en Entre Ríos -concentrará su plantilla en otra- afectada por la merma de exportaciones.
Desde que asumió el gobierno libertario hace 15 meses, según datos oficiales, sólo dos sectores, la Intermediación Financiera y, Hoteles y restaurantes pudieron crear más empresas que las que se destruyeron. En todos los demás, el saldo fue negativo. Es parte del freno de actividad que generó la normalización de la macro, pero es también una reconversión lenta y silenciosa -hasta ahora- que se produce tras bambalinas. Es un cambio que los libertarios operan desde el día uno en el tejido productivo.
De hecho, desde que la Libertad Avanza tomó las riendas de la economía hay 17.323 firmas menos, según datos sobre Dinámica del empleo y rotación de empresas del SIPA. Como contó LA NACION la semana pasada, los Procesos Preventivos de Crisis (PPC) están en el punto más alto desde 2018, cuando comenzó la corrida cambiaria en tiempos de Mauricio Macri. Los PPC son pedidos de “convenios de crisis” que hacen las grandes empresas. En lo que va de este año, hasta octubre, se hicieron 143, según Capital Humano.
Estos números chocaron tan de frente con el Estimador Mensual de la Actividad Argentina (EMAE) de septiembre que se conoció la semana pasada -y que marcó un crecimiento interanual del 5%, mensual del 0,5% y el mejor nivel desde junio de 2022-, que el Indec tuvo que salir a explicar la cifra y sus más que habituales reajustes de los desestacionalizados. Un paréntesis. En los últimos días, el organismo ya había tenido problemas con los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) -tuvo que retirar planillas mal elaboradas y hacer una errata-. Ahora, además enfrenta del desafío de reemplazar a Sandra Duclós, la directora de esa sensible área donde se calcula la pobreza. A Duclós, una técnica respetada, le acaba de salir la jubilación. Sus funciones quedarían, por ahora, bajo la supervisión de Alejandra Clemente, contaron.
En el Gobierno, donde la macro es la única Biblia para ordenar -no hay política sectorial- y no se confía en la gradualidad planteada por un Plan Productivo Nacional o una secretaría de Transformación Productiva, como buscó el macrismo, creen que casos como los de Whirlpool estaban llamados a suceder. “Es natural. Iba a crujir”, dijeron.
Qué ven en Casa RosadaNadie lo va a repetir mucho en voz alta, pero allí estiman que hay sectores que hay que dejar de lado, como hacen otros países, a la hora de pensar en el entramado productivo. Muchos de ellos vinculados al consumo masivo. Suelen hablar, por caso, del calzado o los textiles. No son los únicos. Otros fabricantes deberán -ya lo hacen- hacer todo lo que hacían para fabricar sólo lo que no convenga traer de afuera porque puede producirse eficientemente en el país. Para los fabricantes de insumos básicos, un objetivo: que los precios sean los de los países vecinos. Del otro lado, los industriales piden que los impuestos y las regulaciones laborales sean también las mismas que rigen en esos países. No hay empresario -muchos en pymes- que no se haya sentido muy cercano al drama que la semana pasada vivió el dueño de Piegari, Alberto Chinkies. El restaurante de La Recova está en vilo por un juicio laboral de un empleado -denuncia que fueron 24 años de antigüedad con parte del sueldo en negro- que no quiso trabajar en pandemia -pese a ser “esencial”-. Ahora, el empresario debe pagar $200 millones, y, si cierra, dejará más de 100 personas en la calle.
En el Ejecutivo afirman una obviedad: el trabajador argentino no está dispuesto a tener un salario de US$400 -como en los países asiáticos-. Acepta sí los actuales US$1000. Ahora la mira del Gobierno está puesta en que el consumidor no tenga que irse a comprar un celular a Chile, ropa en Brasil o llantas en Uruguay. El foco son los 47 millones de consumidores.
El problema, claro, puede ser el empleo. En los primeros cuatro trimestres de 2024, la destrucción de empresas dejó un saldo negativo neto para el mercado laboral de más de 20.000 empleos (siempre contemplando a las empresas privadas generadoras de puestos; tomando otros segmentos esa cifra crece). Sin embargo, en el primer trimestre de este año, aunque hay 2297 empresas menos, las firmas que abrieron generaron más empleo que destrucción las que cerraron. Son datos oficiales de SIPA masticados por la Secretaría de Trabajo de Julio Cordero.
La apertura comercial, y la baja de precios que trajo aparejado por competencia en medio de una tenue recuperación, provocó que el consumidor pague menos (achicó rentabilidades) por los bienes de consumo a los fabricantes locales. Pero, además, apareció una competencia intrasectorial -más oferta en todos los sectores de distintos bienes- por llevarse el aún magro ingreso disponible en los hogares, ese “puchito” que queda para consumir tras pagar los gastos fijos (aún por debajo de noviembre de 2023).
La UIA criticó en su reunión de junta el martes la apertura en el caso de los electrodomésticos -los empresarios de varios rubros cuestionan también el contrabando creciente-, donde aparecen algunos afectados, además de Whirlpool. “Desde el sector de electrodomésticos se planteó una creciente inquietud por el aumento exponencial en las importaciones, mayormente desde China. Los lavarropas automáticos pasaron de 51.000 unidades en 2023 a 916.000 en lo que va de 2025, y las heladeras de 76.000 en 2023 a 771.000 en los primeros 10 meses de 2025. Esto plantea una situación muy negativa para los productores locales, que compiten en desventaja debido a los costos estructurales -por ejemplo, tasas e impuestos- que tienen que afrontar en sus cadenas de valor”, precisaron en la entidad fabril.
En la UIA cuestionaron además los saldos a favor de Ingresos Brutos crecieron muy por encima de la inflación. Pero además comenzaron a sonar algunas alertas en ARCA. En el fisco comenzaron a aparecer voces que amenazan con sanciones penales a las empresas que actualizan sus quebrantos por inflación en debate con el organismo. “Ni el kichnerismo se atrevió a eso”, contó un abogado.
Reconversión obligadaEl Gobierno festejó el EMAE de septiembre, que puede volver a dar buenas noticias en octubre, según datos de los privados, como la consultora de Orlando Ferreres. Sin embargo, algunos analistas bucearon dentro del número para descubrir la reconversión que se está produciendo y que no alivia a todos. Según el economista Federico Machado, los sectores ganadores en la economía a 2025 si se compara contra el promedio de 2022 son Explotación de minas y canteras; Servicios profesionales e inmobiliarios; Agricultura, ganadería, caza y silvicultura; Intermediación financiera; y Hoteles y restaurantes. Los perdedores: Industria, Construcción y Comercio.
Ganadores y perdedores entre 2022 y 2025
Parece razonable decir que este modelo está un poco orientado a actividades primarias y servicios pic.twitter.com/2esGLNX5l7
“Se profundiza el modelo erróneo de Milei. Los datos del Indec demuestran que los sectores básicos de la economía- Comercio, Industria y Construcción- están retrasados respecto del promedio (EMAE) y el sector más favorecido es la Actividad Financiera. Los datos hablan por sí solos. No hace falta saber estadística para darse cuenta que la argentina productiva corre muy por debajo de la argentina financiera. Así no se hace un país”, cuestionó el economista de Chicago y exvice ministro de Economía, Carlos Rodríguez.
En los últimos 15 meses, como se mencionó, sólo la Intermediación financiera (sumó 103 compañías), y Hoteles y Restaurantes (592) mostraron un resultado positivo neto entre aperturas y cierres de empresas. Según datos oficiales, todos los sectores registraron cierres de firmas generadoras de empleos: Campo (-1290), Pesca (-1), Minería (0), Industria (-1091), Electricidad, gas y agua (-9), Construcción (-1630), Comercio (-1307), Transporte y almacenamiento (-2598), Actividades inmobiliarias y servicios (-4851), Enseñanza (-276), Servicios sociales y de salud (-1075) y Otras actividades (-2177).
“La rotación empresarial -la dinámica de creación y destrucción de empresas- es un fenómeno crucial que, según la tesis de la ‘destrucción creativa’, actúa como un motor de la innovación y el crecimiento económico. El análisis comparativo entre la Argentina y Estados Unidos reveló una tasa de rotación significativamente menor en la Argentina en 2024. De este modo, la bibliografía sugiere que una menor rotación podría estar limitando el avance tecnológico y el incremento de la productividad en nuestro país”, dijeron en Trabajo.
“Son números en medio de un proceso de cambio”, explicó a LA NACION el exministro de Producción y Trabajo, Dante Sica. “Antes todos estaban produciendo en una economía cerrada, con brecha cambiaria y ganando plata sin ser competitivos. Hoy, cuando los precios relativos son otros, se cierran unidades de negocios o se readecuan. Todo es menos destructivo cuando más profundo es el sistema financiero. En un país normal estos procesos son continuos y no generan problemas porque los cambios se financian”, agregó. El crédito al sector privado en la Argentina es el 11% del PBI, según el director ejecutivo de la UIA, Diego Coatz. En Chile, llega al 103% del PBI; en Brasil, al 76% del producto. Para Sica, hay dos opciones a futuro: un esquema más pesimista en el que crecen sólo cuatro ecosistemas -los competitivos (agro, energía, minería y economía del conocimiento)- y no pueden trasladar ese avance al resto por un tema de expectativas o una variante más positiva en la que el proceso actual se consolida, se acelera y expande.
“Whirlpool ensamblaba lavarropas porque no le daban los dólares. Sólo se los daban si traía las partes y los ensamblaba acá”, dijo Sica. “A 10 kilómetros de Whirlpool, que fue una apuesta a una economía cerrada, Ford tomó a 300 tipos”, replicó un funcionario del Gobierno a LA NACION, que agregó que el sector automotor, por caso, ya no apostará por los autos, sino que se especializará en pick-ups, un ejemplo de que no se puede hacer todo. Ese mismo funcionario cree que Vaca Muerta y la minería crearán 200.000 puestos de trabajo, dijo que la industria ya no es mano intensiva -porque tiende a la automatización- como sí la economía del conocimiento, y que no siente que tras “esta depuración” un futuro gobierno -aunque sea peronista- apueste a ir para atrás con este formato.
En 2022 Whirlpool invirtió US$52 millones para construir “la planta más moderna de su tipo”. El economista Constantino Hevia remarcó que la firma cerro su planta y dio los dos motivos citados por la firma a la hora del anuncio: la pérdida de competitividad frente a Brasil, y que la baja de aranceles aumentó la importación de productos chinos.
“El tipo de cambio real de la Argentina, multilateral o bilateral con Brasil, está en el mismo nivel de 2022, cuando se construyó la planta”, afirmó el economista. La baja de aranceles del 35% al 20%, aclaró, “debería afectar solo a los 100.000 lavarropas que tenían pensado vender en el mercado interno. Si un plan de negocios no soporta una caída de aranceles moderada, no estuvo bien pensado”.
Hevia dijo que podría sumar algunas razones más, como salarios en dólares sumamente bajos (“alguna combinación entre oficial y paralelo”); las trabas para-arancelarias de “la economía massista” para frenar importaciones que hacían la protección efectiva muchísimo más alta que el 35% de arancel oficial, o perspectivas de que los salarios en dólares serían muy bajos y que no habría competencia externa por mucho tiempo. “Si la producción de lavarropas en la ‘planta más moderna de su tipo’ requiere de cualquiera de estos últimos tres puntos, lamento decir que no me molesta mucho que se cierre la planta. Ese no es un país en el que querríamos vivir”, afirmó el economista.
¿Está Javier Milei preocupado por el cierre de empresas? La escuela austríaca de Von Mises -que Milei adora- cree que las crisis responden a inversiones “mal orientadas en el pasado” por el Estado y terminan en “recesiones necesarias”. El Presidente destaca ese axioma siempre que puede en contraposición al de Keynes. El ministro de Economía, Luis Caputo, lo reafirmó, a su manera, en septiembre de este año en el streaming de Carajo, el oficialista. Allí dijo que las empresas que hayan sobrevivido gracias a las “distorsiones” del pasado son las que sufrirán en el actual modelo económico. Es lo que está pasando.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/le-preocupa-a-milei-que-whirlpool-cierre-nid01122025/