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Los tres apodos que usan las parejas condenadas al fracaso

Aunque los apodos cariñosos pueden parecer un gesto de ternura entre las parejas, algunos especialistas advierten que ...

Los tres apodos que usan las parejas condenadas al fracaso

Aunque los apodos cariñosos pueden parecer un gesto de ternura entre las parejas, algunos especialistas advierten que ...

Aunque los apodos cariñosos pueden parecer un gesto de ternura entre las parejas, algunos especialistas advierten que ciertos nombres afectuosos podrían ocultar dinámicas emocionales poco saludables. Según el psicólogo estadounidense Mark Travers, egresado de la Universidad de Cornell y la Universidad de Colorado en Boulder, hay tres apodos en particular que podrían estar relacionados con vínculos destinados a fracasar si se utilizan como formas de evasión emocional.

En una entrevista al medio Psychology Today, el experto explicó que si bien el lenguaje afectivo fortalece los vínculos al liberar oxitocina, conocida como “la hormona del amor”, también puede generar una falsa sensación de cercanía emocional cuando no hay un compromiso real detrás. Entre los tres apodos más usados por este tipo de personas se encuentran: “bebé”, “cariño” y “ángel”.

“Bebé” o “nena”

El uso de términos como “bebé” o “nena” en las primeras etapas de una relación puede parecer dulce, pero podría estar simulando una intimidad que todavía no se construyó. “Este tipo de lenguaje activa mecanismos cerebrales de apego, lo que puede hacer que una persona se sienta emocionalmente unida a alguien que aún no ha demostrado solidez emocional o compromiso genuino”, explicó Mark Travers.

En este tipo de vínculos, el apodo puede dar la ilusión de cercanía sin que haya habido un desarrollo real de confianza, volviéndose un disfraz de la vulnerabilidad que no se sostiene a largo plazo.

“Cariño”

Aunque pueda sonar afectuoso, el uso del término “cariño” también puede operar como una forma sutil de desestimar las emociones del otro. “Frases como ‘no te preocupes por eso, cariño’ pueden parecer inofensivas, pero suelen utilizarse para evitar abordar temas incómodos o deslegitimar las preocupaciones de la pareja”, detalló el experto.

Este tipo de respuestas forman parte de lo que se conoce como infantilización emocional, que es tratar al otro como si fuera demasiado frágil o irracional para ser tomado en serio. Según Travers, esta dinámica puede deteriorar la salud mental de quien la padece, sobre todo si se repite con frecuencia en momentos de conflicto o necesidad de diálogo.

“Ángel”

Otro término común que puede esconder una trampa emocional es “ángel”. En muchos casos, este apodo aparece tras una discusión o situación incómoda, como forma de calmar el ambiente sin resolver el problema real. “Decir cosas como ‘mi ángel, no te enojes’ puede sonar tierno, pero en realidad evita enfrentar la raíz del conflicto”, advirtió el psicólogo.

A esta estrategia se la conoce como apaciguamiento emocional, y según el especialista, puede impedir el desarrollo de una intimidad auténtica. “Estas expresiones pueden aliviar momentáneamente, pero si se usan como reemplazo del trabajo emocional profundo, terminan desgastando la relación”, sostuvo.

¿Cómo saber si una relación ya llegó a su fin?

Además de las señales que pueden esconderse detrás del lenguaje afectivo, el profesor Kale Monk, de la Universidad de Missouri, sugiere prestar atención a las relaciones intermitentes, esas que se terminan y reanudan repetidamente. Según sus investigaciones, este tipo de vínculos tienden a presentar mayores índices de abuso, baja comunicación y escaso compromiso.

Monk ofrece cinco claves para evaluar si es momento de ponerle punto final a una relación:

Revisar los motivos de las rupturas anteriores: si los problemas se repiten, es probable que no haya un cambio real.Hablar de los conflictos pasados: identificarlos puede ayudar a prevenir futuras crisis, salvo que haya antecedentes de violencia, en cuyo caso se recomienda acudir a espacios seguros.Analizar las razones para seguir juntos: si se basan más en la costumbre o la conveniencia que en el amor y la voluntad de crecer, la relación podría no sostenerse.Priorizar el bienestar propio: reconocer cuándo una relación es tóxica y tomar distancia sin culpa también es un acto de amor propio.Consultar con un terapeuta: no hace falta estar al borde de la separación para buscar ayuda profesional. Las sesiones pueden servir para fortalecer la conexión o gestionar cambios importantes en la dinámica del vínculo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/en-las-redes/los-tres-apodos-que-usan-las-parejas-condenadas-al-fracaso-nid05072025/

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