Marcos Novaro: “Cuando se habla del riesgo kuka no es todo un invento”
El Gobierno espera que las elecciones legislativas del 26 de octubre actúen como una bisagra. Que quede atrás el tiempo de las internas palaciegas, las denuncias de corrupción y los problemas de...
El Gobierno espera que las elecciones legislativas del 26 de octubre actúen como una bisagra. Que quede atrás el tiempo de las internas palaciegas, las denuncias de corrupción y los problemas de gobernabilidad. Y que comience una etapa de crecimiento y acaso de consensos, como ha sugerido la administración de Donald Trump a la hora de colaborar con dólares para calmar la incertidumbre financiera. “Está a la vista que es un gobierno muy precario que va a estar todo el tiempo caminando al borde del abismo”, señala el sociólogo y doctor en filosofía Marcos Novaro. “Va a necesitar mucha ayuda externa e interna, porque ambas ayudas van de la mano”.
Novaro se anima a proyectar lo que se viene para la Argentina y para el presidente Javier Milei, a quien considera un “populista atractivo y simpático” que, en esta última etapa, ha hecho bien en “abrazarse a los moderados”. Cree que, con viento a favor, el Gobierno podrá sostener el plan de estabilización y aprobar el presupuesto. Es más escéptico en cambio respecto de metas más ambiciosas: “Habrá que postergar el sueño de las reformas estructurales”.
Novaro acaba de presentar el libro Lo bueno, lo malo y lo feo. Dos años con Milei, publicado por Edhasa. Allí analiza la gestión libertaria y la irrupción de Milei, resultado -dice- de la acumulación de fracasos anteriores. También, la forma en que el Presidente combina ideología y pragmatismo, y el modo en que su desprecio a quienes piensan distinto conspiró contra la posibilidad de avanzar en demandas de cambio potencialmente positivas. Pero en esta entrevista no se remite solo al gobierno libertario: también analiza, dentro de la escena política actual, las figuras de Axel Kicillof y Cristina Kirchner, así como el papel de los gobernadores.
“El hecho de que el Gobierno esté llegando bastante mal a las elecciones es complicado para la gobernabilidad -dice Novaro-. Tiene muy poca base legislativa, poco control del proceso institucional y no tiene respaldo de la opinión pública. Sin embargo, Milei funciona mejor cuando tiene restricciones, porque cuando tiene libertad de acción, mete la pata. A Milei la libertad le hace mal”.
Según Novaro, al comienzo de su mandato Milei tenía fuertes restricciones y estaba en duda que pudiera hacer pie y lograr que su plan funcionara. “Por otro lado, también estaba en duda que encontraría la forma de combinar su desborde ideológico con algo de pragmatismo, y lo logró mejor de lo esperado”.
Milei es esas tres cosas a la vez. Lo vimos en el acto del Movistar Arena. El tipo hace todo un show, es un desorbitado. Pero es un populista atractivo y simpático que trata de salir del formato político
- ¿Y qué pasó después?
-Parecía que tenía todo bajo control, a los gobernadores, al Congreso, al programa económico, que tenía de su lado a la opinión pública, pero después metió la pata a fondo. Desde fines de 2024 fue una seguidilla, con el tema del Presupuesto, con Ariel Lijo, con los casos de corrupción y cómo reaccionó frente a eso, con el manejo de la salida del cepo. Hay una cantidad de errores. Principalmente, en cómo armó la supuesta alianza con Pro, deglutiéndoselo, y la pretensión de pintar a todo el mundo de violeta. Eso alejó a los votantes moderados. Creo que si uno aplica este criterio de que con restricciones Milei puede funcionar y con libertad no, no estaría mal que ahora haga una elección mediocre. Si hace una elección pésima va a tener problemas de gobernabilidad, pero si hace una elección mediocre va a estar en una situación parecida a la de 2024. Eso es lo mejor que nos puede pasar a todos y también al Gobierno. Si uno tira del hilo, puede ver que este gobierno tiene más chances de que los dos próximos años sean más parecidos a 2024 que a 2025.
-¿Qué cree que pesará más en el electorado a la hora de evaluar este primer tramo en las urnas? ¿Lo bueno, lo malo o lo feo de la gestión Milei?
-Va a haber una combinación de cosas. Milei es esas tres cosas a la vez. Lo vimos en el acto del Movistar Arena. El tipo hace todo un show, es un desorbitado. Pero es un populista atractivo y simpático que trata de salir del formato político. Para su público y para mucha gente, seguramente eso es atractivo. Después la clase media, culta y formal, sale a decir que es vulgar, y él celebra porque es lo mejor que le pueden decir; es bien populista en eso. Milei es Milei siempre. Ahora vamos a ver qué combinación ofrece en este momento. Por ahora creo que lo más importante que está haciendo es abrazarse a los moderados.
Macri en 2024 era una cosa, hoy es otra. En gran medida, por culpa de Macri, y no por lo que hizo Milei con Macri
-El reencuentro con Macri y la apuesta por Santilli dan la pauta de que llegó el tiempo de los moderados. ¿Esto es uno más de los matrimonios por conveniencia de la política? Porque la realidad es que con ellos fue muy ingrato.
-Si fuera por Milei, esto no estaría pasando. Él estaría tratando de pintar todo el país de violeta y seguiría gobernando solo. Pero, claramente, combustible para eso no tiene. En realidad nunca lo tuvo. El riesgo mayor siempre fue el desgobierno, y ahora ese problema está a la luz. Se ha roto la magia de esa sobrevaloración de sí mismo. Va a seguir cultivándola, pero con poca eficacia. Está a la vista que es un gobierno muy precario que va a estar todo el tiempo caminando al borde del abismo. Va a necesitar mucha ayuda externa e interna, porque en realidad ambas ayudas van de la mano. Es lo que le dicen los norteamericanos: “Necesitas más base política, necesitas aliados”. Algunas de las cosas que le reclaman, Milei ya pensaba hacerlas, como las reformas estructurales. En cuanto a los aliados que necesita Milei, siempre estuvieron en el centro. Con ellos debió haber formado una coalición real desde el inicio. Ahora le toca hacerlo en condiciones más precarias para los dos, para él y para los moderados. Ambos son más débiles y creo que eso es parte del problema.
-¿Por qué “los moderados” son más débiles, si tienen este poder que les está dando un Presidente que los necesita?
-Porque están más desarticulados y también más deslegitimados. Macri en 2024 era una cosa, hoy es otra. En gran medida, por culpa de Macri, y no por lo que hizo Milei con Macri. Él se debilitó a sí mismo cuando, después de competir en la Ciudad de Buenos Aires, decide rendirse y se rinde en todo el país. La situación sería muy distinta si Macri hoy tuviera sus propias listas, porque el Gobierno no sacaría muchos menos votos, pero el centro sí sacaría más votos. Ahora el centro ya no está coordinado por el Pro. Vamos a ver si lo logra coordinar Provincias Unidas. De ahí sí puede salir una oposición constructiva, una fuerza que tendría dos funciones esenciales que cumplir los próximos dos años: una es competir con Milei para ofrecer una alternativa no pendular, y otra es, al mismo tiempo, sostener a Milei. Porque si no hay una oposición que abra un horizonte de que este esfuerzo estabilizador puede seguir, la estabilización no va a funcionar estos dos años restantes.
-¿Está hablando de Provincias Unidas como de la tercera opción?
-Sí, pero estoy hablando en general de que necesitamos una oposición colaborativa que compita como oposición frente a Milei, y que al mismo tiempo pueda abrir un horizonte donde la salida no sea pendular. Que no sea “vamos para atrás y dejamos de pagarle la deuda del Fondo”, como dice Kicillof.
¿Quién de esos gobernadores tiene un líder nacional? Ni siquiera Kicillof, nadie tiene un jefe nacional, nadie le pone un pie por encima de los gobernadores
- ¿Hay chances de ponerle fin a la polarización?
-Por ahora esta posible alternativa va a tener un resultado mediocre. Y las otras fuerzas que quedan en el centro también se han debilitado mucho, el radicalismo, la Coalición Cívica, el peronismo federal. En general son expresiones muy deshilachadas, no está muy claro quién los coordina, quién reúne todas esas fuerzas.
-¿Fuerzas políticas deshilachadas y gobernadores en vías de empoderamiento?
-¿Quién de esos gobernadores tiene un líder nacional? Ni siquiera Kicillof, nadie tiene un jefe nacional, nadie le pone un pie por encima de los gobernadores. Entonces, tienen el campo abierto que no tuvieron durante estos 20 años. Porque los Kirchner, Macri o Milei son presidentes que en su entorno no logran generar una competencia de los segundos, de los sucesores, de los aspirantes a la sucesión. Macri no logró administrar esa competencia entre Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Los Kirchner nunca la toleraron, siempre generaron soldados alrededor, pero ninguno con chances reales de crecer. La decadencia de esos líderes un poquito tóxicos, y la falta total de territorio por parte de Milei, llevó a que haya un escenario abierto para que los gobernadores dieran un paso adelante.
-¿Cómo imagina al Gobierno negociando con estos gobernadores?
-Depende del resultado electoral, pero Milei va a seguir tratando de volver a las andadas en cuanto pueda. En lo inmediato se va a fortalecer el Pro o lo que queda del Pro macrista. Pero esa fuerza va a estar demasiado pegada a Milei como para poder ser competitiva al mismo tiempo. Me parece que estamos un poco obnubilados por la polarización y la verdad es que la política argentina nunca llegó a ser del todo polarizada. Siempre hubo un juego abierto, donde el centro político siempre estuvo. Incluso en la época de oro de los Kirchner, los tipos tenían que competir con Scioli a la cabeza y esconder a Bonafini. Milei está en condiciones mucho más precarias que eso, y entonces tiene que ingeniárselas.
-Volviendo a lo que plantea en su libro, en relación a que el Gobierno tuvo en este primer tramo dificultades para gobernar, y que por eso lo que hizo fue “trazo grueso”. ¿Hay margen político ahora para ir por la sintonía fina?
-Eso ya es mucho pedir al Gobierno, que con suerte va a sostener el plan de estabilización y por ahí aprobar un presupuesto. Aprobar reformas estructurales es muy difícil y ponerlas en marcha, más difícil aún. Este es un gobierno muy chico en todo sentido, muy reducido en su capacidad de gestión, de pensar, de desarrollar estrategias. No le pidamos peras al olmo. El de Milei es un gobierno de ultraminoría, y va a seguir siéndolo en condiciones de competencia, con una oposición enfrente que es básicamente antisistema en términos económicos. Quiere salir del planeta. Cuando se habla del riesgo kuka no es todo un invento. Ninguna izquierda latinoamericana, salvo la argentina y la venezolana -por lo menos de Sudamérica- es antisistema como el kirchnerismo. Lo dice Kicillof, que tiene una suerte bárbara de que nadie lo está escuchando. Le preguntan después de ganar las elecciones, y cuando uno cree que va a hacer un discurso responsable, él dice que el problema es que la deuda es impagable. Que es como decirle al FMI “no te vamos a pagar la deuda porque les prestaste de más”.
-¿Para pasar de la motosierra al bisturí qué habría que hacer?
-Milei tendría que haber agendado esas reformas inmediatamente después de aprobar la Ley Bases, y haber sostenido su estrategia de negociación con el Poder Legislativo, y atraído a más gobernadores a su red para que apostaran al éxito del programa y no al fracaso. Eso lo podría haber hecho, pero era costoso. Ahora le va a costar años privatizar una sola empresa. Eran chiquitos y se achicaron mucho más. Lo que se puede esperar de él es que en los próximos dos años logre aprobar presupuestos, eso sería un éxito, y dar continuidad a un plan de estabilización, que todavía tiene un montón de agujeros pero no tiene las dificultades que tuvo la convertibilidad.
- ¿La economía está en un estado manejable?
-Puede cambiar sin grandes crisis. Se habla mucho de la devaluación, de si el dólar tiene que estar a 1450 pesos o a 1600. Ese no es un gran problema, no es difícil de administrar. Pero tenés que ocuparte de eso y no de pintar el país de violeta. El sueño de las reformas estructurales en la Argentina se tendrá que postergar, porque hablábamos de los planes de estabilización, de sostener el rumbo, y además tenés que contar con una oposición colaborativa y hacer reformas donde las nuevas reglas queden establecidas. La realidad es que esas nuevas reglas van a tardar mucho en llegar.
- ¿Trump va por la reelección de Milei?
-Cuando dijo eso creo que fue porque no sabía qué se estaba votando en octubre. Creía que las elecciones eran presidenciales, ni siquiera leyó el memo informativo de sus colaboradores. Trump necesita que la única expresión de derecha que existe hoy en la región no se derrumbe, para que otras florezcan. Y es lo que va a pasar en la región. Va a haber un giro muy a favor de este clima, digamos trumpista, o por lo menos de no confrontar con Estados Unidos. Para los norteamericanos, la acción de asistencia a Argentina es de plata, pero también de política, y está bien que sea así. Tan torpes no están siendo en su intervención.
- ¿Y qué consecuencias políticas se derivan de que Cristina Kirchner esté presa por corrupción?
-En términos políticos, el principal beneficiario ha sido Axel Kicillof. No hubiese tenido la elección que tuvo en septiembre si Cristina hubiera estado suelta haciendo campaña, y tampoco si La Cámpora se salía con la suya y hacía campaña con la bandera de “Cristina libre”. Milei dice que sí, pero yo creo que no hizo absolutamente nada para que Cristina esté presa. Es una bravuconada tonta y poco creíble. Kicillof es beneficiario de esta situación, y vamos a ver cómo la aprovecha. Políticamente hablando, el gobernador representa un peronismo con votos, y eso es bueno para el sistema, porque es un peronismo que va a apostar a llegar al 2027. Cristina no está en esa situación y necesita un colapso, porque ella no va a volver a la calle si no es por medio de una crisis que suponga un shock de amnesia para los argentinos.
-¿Cristina tiene fuerza para forzar esa vía?
-Tiene pocos aliados en el peronismo, y creo que el principal aliado puede ser un Milei desorbitado, que genere encerronas cada vez más graves. Kicillof puede ser un delirante en términos económicos, pero en términos políticos, no. Si hasta entiende que el hecho de que Milei siga haciendo el ajuste y la estabilización no es malo. De todos modos, por ahora a Kicillof no lo están invitando a hacer campaña a ninguna provincia. Los gobernadores quieren que los votos sean propios. Por ahora no quieren un jefe.
UN ATENTO OBSERVADOR DE LA POLÍTICA
PERFIL: Marcos Novaro
Marcos Novaro nació en Buenos Aires en 1965. Investigador principal del Conicet, es sociólogo y doctor en filosofía. Dirige el Centro de Investigaciones Políticas (Cipol).
Se desempeña como profesor titular de la cátedra de Teoría política contemporánea en la carrera de Ciencias Políticas de la UBA.
Ha sido becario Fulbright en la George Washington University y Columbia University (2006) y becario Guggenheim entre 2008 y 2009. Obtuvo el premio Konex por esa labor en 2017.
Publicó más de una docena de libros y numerosos artículos en revistas académicas nacionales y extranjeras. Entre sus últimos libros se cuentan Historia de la Argentina 1955-2020 y Por qué es tan difícil gobernar Argentina (Fondo de Cultura Económica). Acaba de publicar Lo bueno, lo malo, lo feo. Dos años con Milei (Edhasa)