Mariano Navone perdió ante Lorenzo Musetti y ya no hay singlistas argentinos en Roland Garros
PARÍS (Enviado especial).- Durante aproximadamente una hora y media, los miles de espectadores que poblaron el Suzanne-Lenglen, el segundo estadio en trascendencia de Roland Garros, construido en ...
PARÍS (Enviado especial).- Durante aproximadamente una hora y media, los miles de espectadores que poblaron el Suzanne-Lenglen, el segundo estadio en trascendencia de Roland Garros, construido en el corazón del predio, asistieron a una demostración de vivacidad y concentración de Mariano Navone. En su tarea más valiosa en Grand Slams, el tenista argentino se las ingenió para irritar y vulnerar a Lorenzo Musetti, el número 7 del ranking. Sin embargo, en desafíos de largo aliento como en los majors, hay tiempo para que todo pueda alterarse.
El italiano de revés a una mano, uno de los jugadores más confiables sobre polvo de ladrillo de la actualidad (finalista en Montecarlo, semifinalista en Madrid y Roma), triunfó por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-2, avanzando a los octavos de final, dejando el cuadro de singles sin argentinos (con Navone fueron nueve los de nuestro país en el main draw). Es la primera vez desde 2016 que ningún argentino avanza a la cuarta ronda en el Bois de Boulogne. El registro, negativo y frío, sacude, aunque es justo analizar cada caso: no hizo el mismo ruido, por ejemplo, la despedida de Francisco Cerúndolo en la primera ronda (por todo lo positivo en la súper elite que estaba logrando el 18°) que las caídas de Tomás Etcheverry y Sebastián Báez, que navegan aguas agitadas.
Navone llegó a París con mesura, en un ranking incómodo (97°) después de no haber podido defender los numerosos puntos logrados en el primer semestre de 2024. Las victorias ante el 28° preclasificado (Brandon Nakashima) y un gigante (Reilly Opelka) lo colocaron por primera vez en la tercera ronda de un grande; lo energizaron, le devolvieron el brillo en la mirada. Es verdad que el jugador entrenado por Andrés Dellatorre conocía la dificultad del desafío ante Musetti, pero contaba con un antecedente optimista: una victoria en la final del Challenger de Cagliari, en abril del año pasado. Así fue como en el primer turno de un día radiante (y con 24°), durante un set y medio, Navone no se amedrentó frente al derroche de elegancia técnica del jugador nacido en Carrara, la ciudad toscana mundialmente popular por su industria del mármol.
Concentrado, eléctrico de piernas, llegando a la pelota siempre con buen margen, lúcido para tomar decisiones, atento a cada detalle, sólido en el intercambio de reveses cruzados... Así se plantó Navone (24 años) ante un rival de alta jerarquía que pareció sentir el peso del favoritismo y que fue dubitativo con el saque. El jugador de 9 de Julio crispó el puño mirando hacia su equipo al adueñarse del primer set. Pero necesitaría seguir en la misma línea, durante dos horas más, si pretendía llegar a los octavos de final. En algún momento Musetti dejaría de errar y comenzaría a ajustar sus movimientos. Ello ocurrió en la mitad del segundo parcial, con cinco quiebres de servicio incluidos (tres de Musetti, dos de Navone). El europeo equilibró el juego, se llevó el segundo set y, a partir de ahí, más allá de las buenas intenciones que pudo exhibir Navone, el partido se inclinó definitivamente hacia el preclasificado.
El argentino, también observado por el capitán albiceleste de Copa Davis, Javier Frana, en la tribuna, entró en un viaje confuso, con ansiedad y nervios, cometiendo numerosos errores no forzados. Musetti aceleró sin dejar fisuras y todo se terminó. El año pasado, en Roland Garros, Navone hizo ruido encumbrándose como el primer jugador de la Era Abierta en ser cabeza de serie en su debut en el cuadro principal de un Grand Slam (fue 31° preclasificado): llegó a la segunda rueda. Esta vez, ante Musetti, anhelaba aprobar otro examen, derrotando por primera vez a un top 10, en su cuarto desafío ante un rival de esa jerarquía. Esta vez el combustible no le alcanzó para llegar a la próxima estación.. El Abierto de Francia, en tantas oportunidades una rueda de auxilio y una plataforma de despegue para los tenistas argentinos, esta vez no fue tal.