Matías Almeyda asume el desafío más importante de su carrera y deja a un costado las heridas que cuestan cicatrizar
Matías Almeyda se fue de River el 28 de noviembre de 2012, después de sufrir el descenso como jugador y de ser el entrenador del regreso a primera. Meses después, fue despedido por Daniel Passar...
Matías Almeyda se fue de River el 28 de noviembre de 2012, después de sufrir el descenso como jugador y de ser el entrenador del regreso a primera. Meses después, fue despedido por Daniel Passarella, el presidente de River, en una época traumática para el gigante, suerte de prólogo de los años más maravillosos.
El Pelado casi se quiebra en su despedida. “Me voy contento de haber devuelto a River a la A, de donde nunca debió haberse ido. Hoy me voy y River está afuera de la zona del descenso, sabiendo que tal vez tendríamos que tener unos puntos más, pero en algunos partidos no estuvimos a la altura, y no se logró. Me voy dolorido porque esto me ha costado mucho. En estos últimos seis meses me consumí, dejé parte de mi vida por esta camiseta, que es lo más importante. Ni Almeyda, ni Passarella, ni quien venga es más importante que este escudo. El que quiere a River tiene que hacer como yo: venir por amor y saber cuándo dar un paso al costado", transmitía en vivo la vorágine de esos días.
Antes del breve y exitoso regreso de Ramón Díaz, mucho antes de la era Gallardo, el Pelado pedía piedad. “Siempre pregoné la paz para este club, y ojalá desde mañana esa paz aparezca, aunque no creo ser yo el problema. No soy de esa gente que deja mierda y se va. Hoy dejo River y desde mañana voy a ser el hincha número uno, pero en River se tejen un montón de telas de araña. Y las arañas van comiendo y se van alimentando porque necesitan engordar. Yo no fui araña ni telaraña. Yo fui un tipo puro, con honor”.
A la distancia, River y Almeyda se miran con desconfianza. Símbolo del club de otro tiempo, su relación con Passarella, la conflictiva salida del Gordo Cavenaghi y Chori Domínguez y, sobre todo, haber sido un protagonista central de un recuerdo imposible, más de una vez astillaron su corazón. Y dijo que a River no vuelve nunca más.
“A River lo llevo en lo más profundo de mi corazón. Como hincha queda ese cariño, pero dirigirlo, no. Estuve en el momento que tuve que estar. No está dentro de mis posibilidades y mis ganas. Creo que hay un montón de nuevos entrenadores que van a poder llegar a una vez que Marcelo (Gallardo) decida irse. Lo viví muy lindo como jugador, con una etapa muy negra al final”, contó, años atrás, en una charla radial.
Crack del mediocampo, figura en Lazio (sobre todo), Parma y hasta en Inter, aquellas noches siguen despertándolo al amanecer. “No me pude retirar como jugador donde nací, viví y trabajé. Me tocó dirigir la etapa más oscura, ya está. Algunos estamos para estos sacrificios y otros para otras cosas importantes. Lo mío ya pasó”, llegó a decir.
Lo repitió más de una vez. River les abrió las puertas (se las sigue abriendo) a múltiples caras que pasaron con éxito por el Monumental. Jugadores y entrenadores. El Pelado prefiere ir al palco y muy de vez en cuando. Su carrera viajó por otros rumbos, más terrenales y en los que su vida personal, familiar, estuvo en el centro de la mesa.
Banfield, Chivas, San José Earthquakes, AEK Atenas. Más allá de su habitual propuesta ofensiva y los nueve títulos, como DT prefiere caminar del lado de la vereda de la sombra. “Pasé lo que pasé, me consumió siete años de vida el hecho de haber dirigido en esa presión y volver otra vez a ese castigo... porque sería una comparación. Tuve que estar en el momento que había que estar. Si había que darle amor al club, yo se lo di”, recordó, más de una vez.
Ahora, como flamante entrenador de Sevilla, siente que patea el tablero: se trata de una vuelta a las grandes ligas. No solo debe despertar a un grande dormido: es el desafío más importante de su carrera. “Nací futbolista y voy a morir futbolista. Lo que ustedes viven, yo lo viví. Va a ser un lindo reto; lo importantes es que estemos juntos con humildad”, manifestó, en la primera charla con un plantel huérfano de talento, con la motivación del Bambino Veira y los viejos libros.
Almeyda fue transferido por 9.360.000 dólares (1000 millones de pesetas, una locura para 1996), el pase más caro de la entidad española en ese tiempo y jugó 28 partidos en Sevilla durante la temporada 1996-97; luego voló rumbo a Lazio. Se trata del sexto argentino que dirige a Sevilla, después de Helenio Herrera, Roque Olsen, Carlos Bilardo, Jorge Sampaoli y Eduardo Berizzo.
🫡 Charla a la primera plantilla en el día 1 de la pretemporada 25/26 💪🏽❤️
🗣️ “Es momento de reconstrucción”.
🗣️ “Esto es el Sevilla”.
🗣️ “Elegí esto porque me gusta ganar”. pic.twitter.com/QacbitaPhv
“Les prometo que dejaré hasta la última gota de sudor por esta camiseta y por este club”, cuenta recientemente el Pelado, siempre con una sonrisa a mano, una imagen que desmiente el lógico transcurrir del tiempo y, sobre todo, antiguas angustias existenciales. Lo contó tiempo atrás en una profunda entrevista con LA NACION
“... Te preparan solo para jugar y rendir, como un producto, y ahí el fútbol es hipócrita. Y la gran mayoría de los jugadores, que no tienen una preparación de base, se creen que el fútbol es eterno… y sepan que no es eterno. No les mientan. Y también está el jugador que, porque le pega bien a la pelota, se cree que está tres escalones arriba de los mortales. Mentira. Cuando yo asumí como entrenador llevé a River a un biólogo muy reconocido mundialmente porque quería que analizara las mentes y les explicara a los jugadores el funcionamiento del cerebro. Yo dije muchas cosas que quedaron ahí… Es como todo. Si vos abrís cabezas en un país, ¿qué pasa?“...
-Puede ser peligroso para los intereses de determinado sector.
-En el fútbol es igual. No conviene formar ni educar. Así quedan jugadores tirados, campeones del mundo que piden plata a la salida de un restaurante ¿y dónde están los que te apoyaban? Lo estamos viviendo con el caso de ‘Ciri’ y yo así conozco a un montón, y también porque lo viví en carne propia. Pero mejor esconderlos. Hace años que digo esto y no fui escuchado nunca, fui minimizado. Y hablaba con profundidad porque me pasaba a mí y porque veía a un montón de compañeros con problemas anímicos. Estos temas se tocan solo cuando hay algún suicidio, y después, otra vez silencio. Todos los días se podría estar ayudando, y no solo con un psicólogo. Psicólogo ponen todos por obligación, pero sin convicción. Es más profunda la problemática. Hay que preparar de verdad al ser humano, no al jugador de fútbol, que es un rato.
La intensidad del @peladoalmeyda en su primer entrenamiento 💪🏽🥵 pic.twitter.com/DkK1WXu2PV
— Sevilla Fútbol Club (@SevillaFC) July 6, 2025Almeyda siempre pateó el tablero. Desde pequeño, en su Azul natal. En el Monumental, en la selección, en el mundo. Ahora lo cobija Sevilla y las heridas, del otro lado del océano.