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Milei, en su mejor momento, ante su peor enemigo

La verdadera enemiga de Javier Milei no es la que sale al balcón para saludar a un cada vez más reducido grupo de seguidores. La mayor desafiante del Presidente se esconde en las malas noticias d...

Milei, en su mejor momento, ante su peor enemigo

La verdadera enemiga de Javier Milei no es la que sale al balcón para saludar a un cada vez más reducido grupo de seguidores. La mayor desafiante del Presidente se esconde en las malas noticias d...

La verdadera enemiga de Javier Milei no es la que sale al balcón para saludar a un cada vez más reducido grupo de seguidores. La mayor desafiante del Presidente se esconde en las malas noticias de la economía real. Se llama realidad.

Solo frente al espejo de la construcción de su propio crecimiento político vertical y continuado, Milei disfruta estas horas de enorme vitalidad política.

El Presidente no solo acaba de recibir una fuerte ratificación de confianza. Al mismo tiempo ha visto la autodestrucción política de sus rivales y, además, la decadencia de dirigentes que podían disputarle espacios con una cierta proximidad a su rotundo encuadre ideológico.

Nunca como ahora estuvo más solo para resolver los problemas y encarar el largo tránsito hacia el país que imagina. Los riesgos están en el camino antes que en el destino.

Luego de la generalizada derrota que sufrió en las elecciones parlamentarias del 26 de octubre, el viejo sistema político, lejos de reagruparse y recuperar fuerzas, expuso un extendido desconcierto.

El peronismo abandona a Cristina Kirchner pero no atreve a reemplazarla. Si finalmente la saca de la jefatura, tardará bastante en encontrar un reemplazo y resulta incierto si tendrá para entonces un nuevo discurso, distinto al que fue rechazado en octubre por obsoleto e inservible.

Entre Milei y el peronismo kirchnerista hay un desierto de hombres desorientados y restos de viejos partidos y alianzas

Lo único que puede mostrar hoy el peronismo es una guerra interna que empieza en la cárcel de la expresidenta, continúa con las complicaciones bonaerenses que afectan a Axel Kicillof y termina en un archipiélago infinito de dirigentes de todo el país, una parte de los cuales tienen más interés en conseguir un acuerdo circunstancial con Milei que en preocuparse por su partido.

El peronismo siguió perdiendo diputados y senadores después de ser derrotado en las elecciones y está lejos de garantizar una votación coordinada en ninguna de las cámaras. Perdió, al menos por ahora, su poder de bloqueo a las reformas libertarias.

Entre Milei y el peronismo kirchnerista hay un desierto de hombres desorientados y restos de viejos partidos y alianzas. Son formalmente reemplazados por el poder territorial de los gobernadores, que tienen en muchos senadores y diputados sus embajadores en Buenos Aires. La mayoría de ellos intentan canjear votos por algún que otro beneficio para los gobiernos provinciales.

Nunca como ahora estarán los diputados y senadores más dispuestos a cumplir los deseos del presidente libertario. Se abre una ventana de oportunidad de las que no suelen repetirse

Lo único que por ahora están consiguiendo del reforzado poder libertario son autorizaciones para seguir pidiendo créditos en el exterior. Una fiesta que el propio Estado nacional ya sabe cómo termina. En esos empréstitos tomados por varias provincias anidan conflictos y problemas que en algún momento serán crisis locales que terminarán en pedidos de ayuda a la Casa Rosada. Es historia repetida.

Sobre la confirmación de que su llegada a la presidencia, dos años atrás, había sido también un terremoto que derrumbó lo que quedaba de los viejos partidos, Milei está logrando sin mayor esfuerzo los votos que le faltan en el Congreso para aprobar las grandes reformas que se propone.

Nunca como ahora estarán los diputados y senadores más dispuestos a cumplir los deseos del presidente libertario. Se abre una ventana de oportunidad de las que no suelen repetirse. Los libertarios están frente a un cometa.

Es cada vez más corto el plazo en el que el país requiere de un préstamo enorme o un salvataje sin antecedentes

El Presidente tiene más armas parlamentarias y más poder para usarlas de lo que había imaginado. No es el primero en tener recursos para domar una realidad que, a juzgar por la decadencia social y económica de al menos seis décadas, siempre derrotó a los presidentes que intentaron cambiarla.

El ajuste fiscal de los primeros dos años terminó con un triunfo electoral y, conviene no olvidarlo, con un sobresalto cambiario que obligó a una inédita intervención de la Reserva Federal de los Estados Unidos en el mercado del dólar argentino.

Es cada vez más corto el plazo en el que el país requiere de un préstamo enorme o un salvataje sin antecedentes. Eliminar la desconfianza en la Argentina y su fama de incumplidora es un tema que el apogeo político no alcanza a ocultar.

Hay un tema todavía más complejo a resolver. Es la transición hacia una economía abierta y competitiva. Apenas vuelve a comenzar esta eterna discusión salpicada de hechos concretos y dolorosos.

Una economía en su mayor parte cerrada durante décadas tiene ahora enfrente a un presidente decidido a cumplir su mandato ideológico de abrirla a la competencia global.

Una guerra comercial que China viene ganando sobre los Estados Unidos, una revolución digital que quema etapas y pone en duda las formas de producción, trabajo y consumo, y una reacción proteccionista del gobierno republicano de Donald Trump que afecta a todo el mundo. Esos son apenas tres de los datos principales del contexto en el que la administración libertaria asoma a la Argentina.

El primer desafío para Milei es que esa realidad no sirva de excusa. El apuro por una reforma laboral es una respuesta que puede no alcanzar para compensar los reclamos empresarios que no hacen otra cosa que expresar una cultura que habla de la competencia pero defiende la protección en beneficio propio.

En el fondo y a lo largo del camino aparece un debate complejo y doloroso sobre lo que la Argentina está en condiciones de producir para poder competir y vender. Ya lo vimos cada vez que un gobierno insinuó un rumbo hacia los beneficios y la incomodidad de un régimen capitalista.

Coincide, para más datos, con la posibilidad de avanzar en simultáneo con acuerdos de comercio con la Unión Europea y con los Estados Unidos. El primero, largamente negociado, se puede firmar antes de fin de año. Con Washington, depende de la soga financiera que le tiró Trump a su amigo Milei.

El tránsito será largo y puede ser doloroso en términos de empresas que se perderán en la tormenta de los cambios y de los empleos que dejarán de existir con su correlato de crisis social.

El momento de mayor complejidad estructural asoma en el mejor momento político de Milei. Es difícil imaginar el resultado de la combinación de ambas circunstancias.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/milei-en-su-mejor-momento-ante-su-peor-enemigo-nid05122025/

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