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Nicolás Ajzenman: “Para crecer en serio, el país necesita mucho más que estabilizar y bajar la inflación”

“Para crecer en serio necesitás mucho más que esto. No alcanza con estabilizar”, dice el economista Nicolás Ajzenman, al analizar el programa implementado por Javier Milei. El investigador d...

Nicolás Ajzenman: “Para crecer en serio, el país necesita mucho más que estabilizar y bajar la inflación”

“Para crecer en serio necesitás mucho más que esto. No alcanza con estabilizar”, dice el economista Nicolás Ajzenman, al analizar el programa implementado por Javier Milei. El investigador d...

“Para crecer en serio necesitás mucho más que esto. No alcanza con estabilizar”, dice el economista Nicolás Ajzenman, al analizar el programa implementado por Javier Milei. El investigador de la McGill University (Canadá) destaca la baja de la inflación pero advierte que el desarrollo económico demandará un plan con reformas impositivas, laborales y previsionales. “Hasta ahora de eso no hay nada. Y no me queda claro que tanto apoyo político tiene para hacerlo. Y por ahí viene la clave”, plantea en diálogo con LA NACION el académico, que publica periódicamente su newsletter “Esto no es economía”, que dio origen al libro Esto también es economía (Siglo XXI), publicado recientemente.

-¿Qué análisis hace del cambio económico y la gestión de Javier Milei?

-Cuando hizo campaña, mencionó un montón de cosas que no terminó haciendo, como la dolarización, y creo que eso fue una gran noticia, porque las cosas que sí terminó haciendo, a grandes rasgos, fue una política económica relativamente normal. No hizo nada disruptivo y eso es bueno. Había algunos problemas, como el déficit fiscal, y se enfocó en eso. Está bajando el gasto, que es lo que tenía que hacer, en toda esa primera parte, y me da la impresión de que tampoco tenía mucha opción, dado el contexto. Pero me da la sensación de su principal activo político era el apoyo de la gente, y en algún momento las políticas económicas empezaron a ser insuficientes.

-¿En qué sentido?

-La base de apoyo del Gobierno era que la gente que lo votó estuviera contenta. Pasaron unos meses donde hizo lo que pudo, le fue bien económicamente y se dio lo esperable, hubo menor inflación, lo hizo pagando un costo más bajo de lo que se esperaba en términos de actividad y le alcanzó para que su principal activo político y su principal sostén, que es el apoyo popular, lo siguiera bancando. Pero eso empezó a ser insuficiente. En parte supongo que es natural, porque la inflación tarda bastante en bajar, y porque también, en 2023 era el principal problema, y cuando eso empieza a no ser tan problemático empiezan a surgir otras demandas, vinculadas con la actividad o el empleo. Y creo que ahí le está costando matchear. Está en un punto donde tiene que seguir bajando la inflación, en el medio hay gente que está demandado más actividad y crecimiento, y le toca ahora en la elección. Es un balance delicado que no sé cómo terminará saliendo. En cosas más finas, de si atrasó el tipo de cambio o no, se puede discutir, pero son cosas clásicas del país en elecciones. Me da la sensación de que si le va bien y se ve en el largo plazo, en algún momento va a tener que cambiar el chip a un plan económico que va más allá de bajar la inflación. Además de la estabilización, la demanda va a ser ¿y ahora qué? Para crecer en serio necesitás mucho más que esto. No alcanza con estabilizar. No me refiero a política industrial. Es la reforma impositiva, previsional, laboral. Hasta ahora de eso no hay nada, y no me queda claro que tanto apoyo político tiene para hacerlo. Y por ahí viene la clave.

-También estudia el vínculo entre instituciones y economía. ¿Cómo es esa relación?

-Lo que me interesa hace varios años es entender las causas y las consecuencias de este nuevo tipo de gobierno que ha surgido, de outsiders, en algunos casos populistas con una narrativa antipolítica, anti-elite, de estos líderes que se presentan como representantes del pueblo casi directos. Y me interesa entender cómo surgen, porque al final, todos estos son gobiernos electos, no son dictaduras. La gente los busca, y hay que entender las preferencias de este tipo de gobiernos, los motivos y las consecuencias. En un paper con Daron Acemoglu (Premio Nobel de Economía 2024) mostramos que a las democracias que les va bien materialmente, cuando hace un buen delivery económico y crece, se termina generando su propio apoyo, cuando a la gente que vive en democracias a las que les va bien. Y si no les va bien, no terminan eligiendo más democracia. Entonces, hay que entender por qué elegimos gobierno que tienen algunas características que no son del típico caso de la democracia liberal, cuando la evidencia muestra que a los países con gobiernos democráticos suele irles mejor en términos económicos.

-¿Por qué se da esa elección?

-Una hipótesis es que la típica democracia liberal, que venía avanzando fuertemente en todo el mundo después de la caída del muro de Berlin, tal vez por algún motivo no hizo delivery material para cierta gente, que es lo que le haría generar su propio apoyo. La frase histórica de Alfonsín de ‘Con la democracia se come, se cura y se educa’ son un poco esas promesas y no fueron las respuestas. La gente no está contenta con ese delivery necesariamente y esa falta termina generando la idea de que tal vez algunas de esas características de un gobierno democrático no son las necesarias para crecer. No es cierto que haya un trade off entre democracia y crecimiento y que haya que estar dispuestos a ceder libertad para crecer más, porque la evidencia muestra que eso no es así. Pero a nada te impide que pienses que eso es así. Cuando hay algo que no te da el delivery, no sabes cuál es el contrafactual, no importa lo que pase, es posible que te lleve a pensar que te habría ido mejor con un gobierno menos liberal. Y el caso argentino muestra esa idea. Estoy trabajando en un paper sobre eso de que mucha gente piensa que los gobiernos un poquito menos institucionales, con menos división de poderes o con un poco más de líderes fuertes crecen más, lo cual no es cierto, la evidencia dice que no es verdad. Pero hay mucha gente que piensa así. Y si esa es la percepción, y te importa crecer, no es raro que elijas o pruebes con algo diferente. No es cierto que el trade off exista, pero alcanza con esa percepción.

-¿Y cuál es la evidencia?

-Cada caso en cada país es diferente, pero hay dos papers famosos. Uno de Acemoglu, que muestra que las democracias crecen más que las no democracias. En dos países, uno democrático y en otro no, crece más el democrático. Por supuesto, me podés decir ‘Depende’ y hablarme del caso de China. Después, hay otro paper donde trabajan una definición de retórica populista, y lo que encuentran es que a los gobiernos no populistas, que tienen una retórica de democracia liberal, les va mejor que a los populistas, sean de derecha o de izquierda. Los que crecen más son los no populistas, la evidencia va para ese lado. No es necesario que necesites un gobierno menos liberal en términos políticos clásicos para crecer más.

-¿Qué pasó en el país? ¿Por qué el desempeño económico con democracia fue así?

-Es una respuesta larga, y no creo que este fracaso sea algo atribuible a que hubo democracia. Si no la hubiéramos tenido tal vez nos hubiera ido peor. No hay ningún motivo para pensar que cualquier otra cosa era mejor. Sobre por qué le fue mal, lo pensaría por capas. Si uno se fija la política económica de Argentina en los últimos años, la verdad que fue mala. Prefiero evaluar los procesos por políticas más que por resultados, y cuando uno mira por tipos de política, la monetaria, la fiscal, la dominancia fiscal tremenda que hubo, la interdependencia entre el Ejecutivo y la autoridad monetaria, la política cambiaria, la falta de apertura… Hay una serie de políticas que no me extraña que a la economía le haya ido mal. Eso es claro. La pregunta es por qué se hizo todo mal y qué es lo que hace que algunos países adopten políticas más razonables que otras.

-¿Y qué analiza?

-No tengo una respuesta de por qué Argentina hace esto, o por qué le cuesta adoptar políticas más razonables económicamente. Tiendo a pensar que hay algo no tal fáciles de resolver en términos de esta disciplina que es la que es la political economy, que es pensar cómo se distribuye el poder o se pelea por la distribución de poder en la sociedad. Hay muchas demandas de muchos sectores difíciles de conciliar, y terminan generando un equilibrio donde el Gobierno termina gastando de más. Es muy difícil regular ciertas cosas, porque hay grupos de interés que no te dejan, y esa pelea distributiva en cierto sentido termina resolviéndose de una manera que es perjudicial para la economía. No tengo claro por qué algunos países lograron resolver más armónicamente esos conflictos entre sectores y a Argentina le cuesta más. Pero el problema me parece que en su origen es mucho más político que económico. Y las políticas evidentemente fueron malas. Y si le preguntas a un cierto consenso de economistas de qué hay que hacer, no hay tanta duda. Esa no es la parte complicada, sino lo que viene atrás, cómo hacemos para conciliar distintos intereses y generar una política donde el equilibrio sea atractivo para el país entero y no para algunos sectores. No tengo la respuesta.

-Muchas veces se menciona a Argentina como un caso distinto, donde la economía funcionara de forma diferente al de otros países del mundo. ¿Está de acuerdo?

-Definitivamente no creo para nada que sea un caso especial, en el sentido de que no es que en Argentina no funciona lo que funcionó en otros lados. Si hacés las cosas que hay que hacer, la economía reacciona como en otros lados. Llevará más tiempo, tal vez, pero no hay ninguna especificidad. Lo que no tengo claro es por qué cuesta tanto llegar a esos consensos, porque llegar a eso implica ganadores y perdedores. Eso es claro. Olvidémonos de Argentina. Cuando uno implementa un paquete económico, y eso implica cambios, hay gente que gana y gente que pierde, y en esa negociación de poder se termina llegando a un consenso, y acá fueron simplemente políticas equivocadas. Y ese consenso es lo que hace más complicado. Tiendo a creer que no es algo inamovible. Lo que resuelva esto, va a venir más desde la política que desde el policy económico en sí mismo.

-El último libro cuenta conexiones entre la economía y otras áreas. ¿Cómo se da ese proceso? ¿Cuál es la propuesta?

-Muchas veces cuando abrís el diario, lo que ves es coyuntura, y es interesante porque no necesariamente es así en todos lados. Eso es así porque en Argentina la coyuntura termina siendo algo demasiado saliente y relevante, porque cambia mucho. En Canadá no tiene tanto sentido hacer una nota diaria de cómo está el dólar, porque no es algo que cambia tanto, entonces hay espacio para notas de más largo plazo o temas que son un poco menos coyunturales. Y un poco lo que digo en el libro es que la economía por supuesto tiene un objeto de estudio, intentamos responder ciertas preguntas y entender fenómenos, pero también es una caja de herramientas que te permite entender comportamientos. Y la usamos para entender por qué la gente compra tal cosa o tal otra, por qué sube o baja el dólar, pero también se pueden usar para responder preguntas que a priori no parecen de economía. Ese mismo paradigma se puede usar para entender por qué un chico decide estudiar una carrera, por qué votamos de una manera de otra, qué factores inciden a la hora de votar. Las herramientas metodológicas son más o menos las mismas, para tratar de entender cómo las personas toman decisiones o responder preguntas que van más allá del dólar, la tasa de interés o el empleo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/nicolas-ajzenman-para-crecer-en-serio-el-pais-necesita-mucho-mas-que-estabilizar-y-bajar-la-nid26102025/

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